Hace apenas unos días se publicó en medios que un moderno avión B-737 de una importante aerolínea comercial de la India llevó a cabo un aterrizaje “a ciegas” en el aeropuerto de Kerala, después de haber efectuado seis (sí, seis) aproximaciones con sus respectivas idas al aire porque las severas condiciones de mal tiempo no permitieron a los pilotos tener la pista a la vista para poder completar el aterrizaje al alcanzar sus mínimos de descenso.
No se tiene registro anterior en ninguna parte del mundo de que el piloto de una aerolínea comercial haya decidido descontinuar seis aproximaciones para aterrizar, y después hacerlo temerariamente a ciegas en la séptima.
Un amigo que no es piloto me decía que al Capitán de ese avión habría que darle una medalla por haber hecho ese aterrizaje a ciegas y por haber “salvado a sus pasajeros”, y yo le contesté que si el mayor premio pudiera darse a la estupidez, ese aviador merece el premio Nobel porque puso en peligro la vida de decenas de sus pasajeros.
Todos los aviadores del mundo hemos tenido experiencias con mal tiempo, pero el chiste es reconocer el momento justo cuándo es necesario “huir” del área, si las condiciones meteorológicas se desarrollan fuera de límites.
Si el avión no tiene una falla importante, si tiene combustible suficiente en sus tanques, si la tripulación se encuentra en buenas condiciones, y tenemos aeropuertos alternos con buen tiempo, me pregunto ¿cuál puede ser una buena razón para tomar la decisión de llevar a cabo siete aproximaciones y un aterrizaje en un aeropuerto en donde las condiciones de mal tiempo son severas y con pronóstico a empeorar?
Los aterrizajes “a ciegas” técnicamente no existen, no hay procedimientos autorizados, son totalmente ilegales y desde luego muy peligrosos.
Sólo pilotos con entrenamiento especial y certificados para efectuar un aterrizaje automático, denominados como Categoría ll o Categoría lll en cualquiera de sus modalidades, pueden efectuarlo sin poner en peligro vidas y equipo de vuelo.
Los pilotos debidamente entrenados y certificados en las categorías anteriores pueden efectuar aterrizajes con cien por ciento de seguridad incluso con visibilidad “cero” cuando se trata de un aterrizaje automático designado como Categoría lll-C, pero es necesario tener en la licencia de pilotos la capacidad por escrito para poder efectuarlos, de acuerdo a lo establecido en el anexo 1 referente a licencias y certificaciones de OACI.
Más allá de lo que pueda arrojar la investigación sobre este asunto, es importante decir que el avión inició la primera aproximación teniendo en los tanques un remanente de 4 mil 600 kilos de combustible y aterrizó después de haber efectuado seis intentos con apenas 350 kilos en sus tanques… o sea, nada.
Existen reglas y criterios muy claros y son de orden internacional los cuales especifican el combustible mínimo para efectuar un vuelo.
Como una regla general podemos decir que la cantidad mínima legal de combustible a cargar en los tanques debe ser suficiente para cumplir con el vuelo del origen al destino más cuarenta y cinco minutos adicionales para mantener en patrón de espera, más combustible necesario para volar al aeropuerto alterno, más combustible para efectuar dos aproximaciones y aterrizar, lo anterior con algunas variantes siempre hacia el lado seguro de acuerdo a los procedimientos de cada aerolínea y a la decisión final e inapelable del piloto al mando del avión.
En este tipo de situaciones, el factor humano a partir de decisiones equivocadas, un pobre criterio, falta de comunicación entre los pilotos, la falta de observación a procedimientos compañía y reglas internacionales, quizá la falta de experiencia y fatiga en combinación con severas condiciones de mal tiempo en el aeropuerto de destino pueden ser factores definitivos para llegar hasta la última, peligrosa y definitiva séptima oportunidad como en este caso.
A lo largo de la historia de la aviación comercial se han registrado muchos accidentes y pérdida de vidas porque los pilotos tomaron la decisión de efectuar aproximaciones y aterrizajes en condiciones severas de mal tiempo, y estoy convencido que en el caso de este avión hindú, sólo fue la increíble suerte de todos a bordo del avión lo que evitó un grave accidente y seguramente una buena cantidad de víctimas.
¿De qué sirven aviones nuevos diseñados con la más alta tecnología, modernos sistemas y sus eficientes respaldos, los motores más confiables de la historia, entrenamientos efectivos cada seis meses, exámenes médicos, leyes, reglamentos y procedimientos claramente establecidos, si existen algunos pilotos con pobre criterio y con el sentido común de una hormiga?
