La capacidad de sobrevivencia del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) es proverbial. Ya desde los años 60’s se hicieron estudios para sustituirlo en diversos emplazamientos y, sólo en pocos momentos, para complementarlo. Pero siempre se hablaba de su saturación, de su obsolescencia, de que su vida útil había llegado a su fin y siempre, también, la infraestructura inaugurada en los 50’s por el entonces presidente Miguel Alemán, ha permanecido ahí, resiliente y estoico.
Lo cierto es que el Aeropuerto Benito Juárez -nombre que le fue dado informalmente en épocas de Echeverría, pero que fue oficial hasta que Vicente Fox sacó el decreto correspondiente con motivo de la inauguración de la Terminal 2- ha resistido terremotos y remodelaciones, administraciones varias e incluso directores tan ajenos a la aviación que uno de ellos propuso quitarle a las pistas esas denominaciones que le parecían tan abstrusas (05I-23D; 05D-23I), para simplificarlas con nombres como Miguel Hidalgo y Benito Juárez.
En fin, que ante muchos embates, la terminal aérea capitalina siempre ha hallado el modo de sobrevivir y esta etapa de su vida es un ejemplo de ello. En este momento, bajo la dirección del vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, están a punto de terminar la reparación cuasi mayor de la Terminal 2, la cual, sin embargo, sigue presentando problemas de origen, puesto que fue planeada y construida para estar en servicio el tiempo justo que tardara en construirse el Nuevo Aeropuerto de Texcoco.
La historia, como sabemos, fue muy diferente. Aún vendrán los tiempos en que se aquilate con sus consecuencias la decisión de cancelarlo, pero por lo pronto es urgente que el AICM entre en una vía distinta, con un proyecto de largo plazo que le permita operar en mejores condiciones.
Tanto el subsecretario de Transportes como el director del AICM han dicho que, en un futuro próximo, el AICM pasará a formar parte ya no del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México como, de hecho, está catalogado, sino como parte del Grupo Aeroportuario Casiopea, nombre que alude a la Constelación que solía ser observada por los marinos en la antigüedad para orientarse, ya que siempre se le ubica apuntando hacia el norte y a la llamada estrella polar, lo que les permitía seguir el rumbo correcto.
Dicho Grupo Aeroportuario estará en manos de la Secretaría de Marina y tendrá como parte de su patrimonio no sólo a AICM sino a 6 aeropuertos más, que estaban bajo el cuidado de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), a saber: Matamoros, Ciudad del Carmen, Loreto, Guaymas, Ciudad Obregón y Colima.
Aún no se sabe cuándo se hará oficial, pero ya es un hecho y, a partir de ello, es deseable que el AICM se someta a una cirugía mayor para seguir dando servicio en los próximos años. En cuanto a las terminales hoy en poder de ASA, algunas pasarán a la Sedena, junto con el Felipe Angeles y otras dos se quedarán en esa empresa dentro del grupo aeroportuario con Mota-Engil. La pregunta es quién se quedará con el área de combustibles y con instituciones tan importantes como el Centro de Instrucción Internacional “Roberto Kobeh González”, entre otros activos de esa empresa desconcentrada. Ojalá que los mantengan, pues mucho esfuerzo costó crearlas. E-mail: raviles0829@gmail.com
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