El próximo 1 de mayo, Aeroméxico iniciará vuelos directos sin escalas entre el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), convertido con justa razón en co-terminal, sirviendo el destino Ciudad de México y el George Bush, de Houston, Texas, según lo informó a la opinión pública la aerolínea, una vez que las autoridades estadounidenses y mexicanas aprobaran la ruta luego de una “valoración normativa y de las condiciones actuales”, es decir, política simple y llana, derivada de los recientes encuentros bilaterales al más alto nivel, algo que me parece una excelente noticia, toda vez que permite quizás comenzar a ver finalmente “la luz al final del túnel” en el tema de la degradación de la categoría de gestión de la seguridad, impuesta por la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) a la autoridad aeronáutica mexicana, popularmente conocida por sus siglas AFAC.
No debemos descartar, entonces, que la de Enrique Beltranera ahora sí esté reactivando sus planes para unir al AIFA con el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, California, o algún otro aeropuerto en EU, tal y como había manifestado su intención, como no debemos descartar que Viva Aerobus haya identificado por ahí alguna oportunidad, en el mismo mercado, desde el nuevo aeropuerto del Valle de México.
Lo cierto es que, contrario a lo que originalmente había manifestado, en el sentido de que no tenía interés alguno en operar desde el AIFA, Aeroméxico no solamente sumó operaciones en el mismo, sino que además se ha convertido en su principal operadora, algo que por lo menos a este analista le dice que los resultados que está obteniendo en el aeropuerto trascienden lo político y alcanzan lo económico.
Y ya que estamos hablando de la del “Caballero Águila”, me parece una excelente decisión de su parte el haber decidido expandir su red de rutas nacionales, reabriendo enlaces entre la Ciudad de México y destinos como Cozumel, Cd. Victoria, Colima y Tepic, estas últimas rutas atendidas en la actualidad exclusivamente por Aeromar, es decir, conectividad en riesgo de perderse conforme la de los Katz pudiera, tal y como no resultaría extraño ocurriese, finalmente dejar de operar. Y no solamente eso, la nueva agresividad de la de Andrés Conesa pone mucha presión en esa nueva Mexicana de Aviación, que debe comenzar a operar en diciembre próximo bajo la administración de la Secretaría de la Defensa Nacional en lo que toca a mercados disponibles para ser atendidos, los cuales, hay que reconocerlo, no quedan muy claros, por lo menos en estos momentos.
Lo importante, insisto, es que todo parece indicar de que la pesadilla llamada Categoría 2, tiende a comenzar a menguar y esa, estimado lector, es una gran noticia para el aerotransporte mexicano.
Esperemos que las buenas nuevas sigan llegando pronto.
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