La demanda de carga aérea se reducirá 3.8% este año, pero los ingresos de carga de las aerolíneas caerán 33%, es decir en 142,300 millones de dólares (mdd) a medida que un aumento en los vuelos de pasajeros genere una mayor capacidad y el comercio mundial se desacelere, según un pronóstico de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
El organismo estimó que las aerolíneas transportarán 63.7 millones de toneladas este año, en comparación con 67.8 millones de toneladas en 2019; aún así, los ingresos por carga se mantendrán por encima del nivel previo a la pandemia, de 100 millones de dólares, ya que la escasez de mano de obra y los gastos de combustible llevan a las aerolíneas a cobrar más por sus servicios.
La disminución proyectada del 3.8% en el envío de carga aérea, representa una mejora respecto a la reducción del 8% registrada el año pasado.
En general, las aerolíneas que proyecta IATA obtendrán una ligera ganancia de 9,800 mdd este año, más del doble de la predicción anterior en diciembre, en un margen mínimo de 1.2%; se espera que alrededor de 4,350 millones de personas viajen en 2023, acercándose a los 4,540 millones que volaron el año anterior a la emergencia sanitaria.
El organismo prevé que los ingresos totales crezcan 9.7% año tras año, a 803,000 mdd, acercándose al nivel de 2019.
La rentabilidad más fuerte de lo esperado, se ve favorecida por el levantamiento de las restricciones de COVID-19 de China a principios de año, y la moderación en el precio del combustible para aviones, además de que las aerolíneas también pueden mantener fuertes rendimientos debido a la alta demanda de pasajeros.
Se espera que los costos del combustible para aviones alcancen un promedio de 98.5 dólares por barril, frente a un promedio de 135.6 dólares por barril el año pasado, cuando la prima para refinar el petróleo crudo en combustible para aviones aumentó al 34% y el combustible representó el 30% de los gastos de las aerolíneas.
El organismo aseguró que el mercado de carga aérea sigue siendo volátil y enfrenta vientos en contra continuos, después de 15 meses de desaceleración constante desde los máximos históricos registrados durante la pandemia.
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