El pasado 27 de mayo, en entrevista con el diario Reforma (sección Cultura, suplemento Ciencia. Política científica. “Delinean planes para el espacio”), la Ing. Brenda Escobar, directora general satelital de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), que tiene a su cargo los remanentes de la otrora Agencia Espacial Mexicana (AEM) fusionada al Sistema satelital MEXSAT, señaló que el Programa Espacial Mexicano (PEM) “Es una serie de proyectos y políticas y programas que están enfocados a desarrollar en lo posible el sector espacial en México” … “La AEM existe, me gustaría aclarar eso. Y desde la ATDT que ahora es la cabeza de sector, estamos elaborando esta serie de proyectos que se enmarcan dentro del PEM. Creemos que estas dos áreas (Mexsat y AEM) si encuentran puntos de convergencia, y lo que buscamos es fortalecer el sector con esta vinculación.” En clara referencia a lo dicho por la presidenta Sheinbaum “la AEM no desaparece, se fortalece”, pero muy lejos de la sensata propuesta de los empleados de la AEM, que atinadamente justificaron la solicitud de continuidad y reestructuración de la AEM (como entidad encargada de asumir el conjunto de actividades, funciones estratégicas y sustantivas que conforman el ámbito espacial nacional), sectorizada a la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), por el simple hecho de estar más alineada con el mandato, atribuciones y facultades conferidas por la Ley que crea a la AEM (DOF, 2010), que con la ATDT, cuya misión -más allá del Mexsat- está concentrada en la digitalización de trámites y simplificación administrativa para la ciudadanía.
En ese tenor, el anuncio del PEM deja más dudas que certezas sobre el futuro del sector espacial en México, justo en un momento en que se requieren definiciones decisivas que impulsen el verdadero desarrollo de este sector estratégico transversal. La frágil ambición del nuevo PEM, concentrado en el desarrollo de un satélite geoestacionario que se espera poner en órbita para finales de esta década, revela fallas estructurales, improvisación y falta de pericia por parte de la ATDT, respecto de las verdaderas necesidades espaciales de México; en esta circunstancia el nuevo PEM, se anuncia al sector (en vilo) sin una Hoja de Ruta clara, sin estrategia y sin presupuesto. Esa es la meta principal del nuevo PEM, “desde la cual la ATDT busca lograr una verdadera incidencia en el sector espacial”.
Pero, ¿Y dónde quedan la regulación, la Infraestructura y la soberanía, seguridad y defensa espacial en el PEM? El sector espacial de México requiere presupuesto, infraestructura, desarrollar capacidades nacionales en fabricación de satélites geoestacionarios y nanosatélites para la órbita baja terrestre, puertos espaciales, vehículos de lanzamiento espacial (cohetes), estaciones terrenas, aprobar la Reforma constitucional en materia espacial para generar una Ley Nacional de Desarrollo Espacial, que regule las actividades espaciales en México, dé certeza jurídica a inversionistas nacionales y extranjeros, impulse políticas públicas en materia de formación de capital humano especializado, promoción de un ecosistema espacial nacional, que impulsen el desarrollo de este sector estratégico y transversal, que -sin duda- catalizará el desarrollo de otros sectores relacionados.
Si bien la aspiración de un satélite geoestacionario no es desdeñable, el anuncio del PEM, tal como se describe, carece de la amplitud, profundidad y el detalle en los componentes críticos (marco legal, presupuesto, desarrollo integral de capacidades e infraestructura, gobernanza clara y autónoma para el sector espacial), que se requieren para abordar las complejas necesidades que México tiene para consolidar un sector espacial estratégico y transversal. El PEM parece enfocarse en un gran hito (el satélite GEO), sin detallar lo suficiente el “cómo” se construirán las bases sólidas para todo el ecosistema espacial. La insuperable garantía es el apoyo de la UNAM e IPN, la academia, el único integrante de la cuádruple hélice (gobierno, industria, academia y sociedad) que sí entiende, fomenta y desarrolla al sector espacial de México, programas espaciales reflejados en sendas misiones como Colmena (UNAM) y EMIDSS (IPN), dan cuenta del compromiso y vocación espacial de varias de las universidades e instituciones de educación superior y centros de investigación en este estratégico sector.
Considerando la escasa la información proporcionada sobre el PEM y el contexto de las necesidades del sector espacial en México, se pueden identificar diversas fallas estructurales o áreas críticas potenciales en el PEM anunciado, que a continuación analizo:
- Ambigüedad en la presunta “fortaleza” de la AEM y el rol de la ATDT:
Falla potencial: Se menciona que la AEM “no desaparece, se fortalece”, ahora bajo la coordinación de la ATDT. Esto sugiere una posible dilución de la autonomía y el enfoque especializado de la AEM. Una agencia espacial con un mandato amplio (como el que se requiere) ve limitada su capacidad de acción y su visión estratégica al ser gestionada por una entidad operativa cuyo enfoque principal es la transformación digital y las telecomunicaciones, aunque haya sinergias. La actual administración comete el mismo error que otras previas, confinar la agenda espacial a las telecomunicaciones; lo que menos espera el sector es que se compre -como en el pasado- un satélite geoestacionario “llave en mano”. La “fortaleza” requiere definirse en términos de presupuesto, un marco regulatorio con visión de largo plazo, personal especializado, capacidad de maniobra y decisión.
- Meta principal vs. necesidades integrales:
Falla potencial: Establecer como ” meta principal” tener un satélite geoestacionario para el final de la década es un objetivo importante, pero refleja una visión limitada, si no se articula visiblemente cómo esta meta se integra y apoya el desarrollo de las capacidades nacionales de un ecosistema espacial, la infraestructura de puertos espaciales, vehículos de lanzamiento, nanosatélites, y estaciones terrenas, entre otras actividades espaciales.
- Ausencia de la mención a la Reforma Constitucional y la Ley de Desarrollo Espacial:
Falla potencial: El anuncio no menciona explícitamente el impulso a la aprobación de la Reforma Constitucional en materia espacial, ni la creación de una Ley Nacional de Desarrollo Espacial. Sin este marco jurídico robusto, la “certeza jurídica a inversionistas” y la regulación de actividades espaciales quedan en el aire. Un programa espacial serio requiere una base legal sólida que lo sustente y oriente en el largo plazo.
- Vaguedad en el señalamiento “Desarrollar, en lo posible, el sector espacial”:
Falla potencial: La frase “en lo posible” (utilizada por Escobar para definir el PEM) denota una falta de compromiso firme y una limitación presupuestaria severa. Un sector estratégico y transversal como el espacial requiere una inversión decidida y sostenida del 1% del PIB etiquetado en el PEF, no un esfuerzo condicionado a “lo posible”.
- Falta de detalles sobre proyectos y programas específicos (más allá del GEO):
Falla potencial: Si bien se define el PEM como “una serie de proyectos y política y programas“, no se detallan cuáles son estos, especialmente en lo referente al desarrollo de capacidades en nanosatélites para órbita baja, que es una vía más accesible para la formación de capital humano y la experimentación tecnológica inicial. El enfoque único en un satélite geoestacionario desatiende oportunidades de desarrollo incremental y de mayor participación de universidades y pequeñas empresas.
- Infraestructura y capacidades estratégicas omitidas:
Falla potencial: En el anuncio del PEM no hay mención específica sobre planes concretos para desarrollar infraestructura crítica como puertos espaciales o vehículos de lanzamiento, ni sobre cómo se fomentará la “fabricación de satélites” a nivel nacional, más allá del objetivo del satélite geoestacionario. Estos elementos son cruciales para una verdadera autonomía y desarrollo sectorial.
- Presupuesto y formación de capital humano:
Falla potencial: Aunque el PEM menciona “política y programas“, no se hace hincapié en la asignación presupuestaria específica ni en las estrategias concretas para la “formación de capital humano especializado”. Sin un presupuesto multianual claro y programas educativos y de capacitación robustos, las metas son difíciles de alcanzar.
- Continuidad y visión de largo plazo:
Falla potencial: Los programas espaciales requieren visión y compromiso transexenales. Que el anuncio surja de una Dirección General dentro de la ATDT (ni siquiera de su titular) y sin el respaldo presidencial explícito y detallado, en cuanto a todos los componentes necesarios que he referido ampliamente, genera dudas sobre la prioridad y la continuidad del PEM en el largo plazo, especialmente considerando que la ATDT tiene otras prioridades.
Durante el último año, he expresado en esta columna diversas propuestas que integran una visión amplia, en el marco de la nueva carrera espacial y el NewSpace, sobre la necesidad de una política de Estado clara en materia de desarrollo espacial civil y militar, la inversión en infraestructura para el desarrollo de tecnología propia (satélites, puertos y vehículos de lanzamiento espacial), el fomento del talento, el desarrollo industrial enfocado a la creación del ecosistema espacial, el diseño de una Ley Nacional de Desarrollo Espacial y la cooperación internacional para acceder a la exploración espacial en la Luna, Marte y más allá, incluida la participación en proyectos de minería y turismo espacial. Derivado de esas colaboraciones previas, a continuación, esbozo una propuesta resumida que busca ser un punto de partida para delinear la Estrategia para el desarrollo espacial de México.
Introducción: México se encuentra en un momento crucial para definir y consolidar su futuro en el ámbito espacial. Una estrategia nacional robusta, con visión de Estado y que articule a todos los actores relevantes, es fundamental para aprovechar las oportunidades que ofrece el sector espacial para el desarrollo económico, social, científico y de seguridad nacional.
Misión: Establecer y ejecutar una política de Estado en materia espacial, coordinada, transexenal y con financiamiento adecuado (1% del PIB etiquetado en el PEF), que articule los esfuerzos del gobierno, la industria, la academia y la sociedad civil organizada para desarrollar capacidades nacionales, fomentar la innovación, participar en la cooperación internacional y asegurar el uso pacífico y sostenible del espacio ultraterrestre en beneficio de México.
Visión 2040: México es un actor reconocido y competitivo en el sector espacial regional y global, que utiliza el conocimiento y las tecnologías espaciales de manera soberana para impulsar su desarrollo sostenible, la seguridad nacional, la innovación tecnológica y el bienestar de su población, inspirando a las nuevas generaciones hacia la ciencia y la tecnología.
Principios rectores:
- Soberanía y autonomía tecnológica: Priorizar el desarrollo de capacidades propias y la reducción de la dependencia tecnológica externa en áreas espaciales estratégicas, incluida la seguridad y defensa.
- Política de Estado clara y sostenida: Superar la visión de corto plazo a través de un verdadero Programa Espacial Mexicano, con metas definidas y apoyo transexenal, a cargo de una AEM renovada en sus atribuciones sustantivas y estratégicas, visión y ámbitos de competencia transversal.
- Desarrollo de capital humano: Invertir decididamente en la formación de talento especializado a todos los niveles, desde la educación y divulgación científica en la niñez y juventud (una labor clave de la Fundación Acercándote al Universo-FAU) hasta la alta especialización.
- Cuádruple hélice fortalecida (gobierno-academia-industria y sociedad civil): Fomentar una colaboración efectiva y sinérgica entre todos los actores, incluyendo a la sociedad civil organizada, un sector que la FAU representa activamente.
- Marco legal robusto y actualizado: Impulsar y mantener una legislación espacial moderna (mediante la “Ley Nacional de Desarrollo Espacial”) que brinde certeza jurídica y promueva la inversión y el desarrollo de negocios en el sector.
- Cooperación internacional estratégica: Participar activamente en foros especializados (COPUOS, UIT, CEA, entre otros) y proyectos internacionales (liderar efectivamente la ALCE en la región), buscando alianzas que aporten valor y posicionen a México como un actor relevante en la comunidad espacial global; siempre partiendo de una estrategia nacional propia.
- Aplicaciones espaciales para el bienestar social: Orientar el desarrollo espacial a la solución de problemas nacionales prioritarios (conectividad, telecomunicaciones, seguridad, agricultura-seguridad alimentaria, medio ambiente, gestión de desastres, etc.).
- Transparencia y rendición de cuentas: Asegurar un manejo eficiente y transparente para la sociedad de los recursos destinados al sector espacial.
Ejes estratégicos y Líneas de acción:
-Consolidar o redefinir una entidad gubernamental rectora del sector espacial (revitalizando o sucediendo a la AEM) con autonomía, presupuesto suficiente y capacidad de acción y convocatoria intersecretarial y multisectorial. La urgencia de una política de Estado y una institucionalidad fuerte brindarán rumbo y continuidad.
-Desarrollar e implementar un verdadero Programa Espacial Mexicano, con visión a largo plazo (al menos 15-20 años), con metas medibles, indicadores de desempeño y revisiones periódicas.
-Promulgar y mantener actualizada la Ley Nacional de Desarrollo Espacial y sus reglamentos secundarios, asegurando un marco normativo que fomente la inversión y la innovación.
-Fortalecer e implementar programas educativos desde nivel básico hasta posgrado en ciencias e ingenierías espaciales, en colaboración con instituciones educativas y la SEP. Crear un Programa Nacional de Becas para estudios espaciales en México y el extranjero.
-Fomentar la capacitación continua y la certificación de profesionales del sector, con énfasis en el talento mexicano como pilar fundamental.
-Crear un Fondo Nacional para la Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación Espacial, con participación pública y privada que impulse un Sistema Nacional de Innovación Espacial.
-Identificar y priorizar nichos de desarrollo tecnológico espacial donde México pueda alcanzar ventajas competitivas (e.g., satélites pequeños, observación de la Tierra, componentes específicos, software de aplicación y simulación), que generen valor agregado y empleo altamente especializado.
-Fomentar la creación y consolidación de un ecosistema industrial espacial nacional, apoyando a PyMEs y startups de base tecnológica.
-Desarrollar infraestructura clave como laboratorios de prueba y calificación, y evaluar la viabilidad a mediano plazo de infraestructura de lanzamiento (puertos y vehículos de lanzamiento espacial).
-Impulsar proyectos tractores nacionales (e.g., misiones satelitales propias para observación de la Tierra, comunicaciones o ciencia) que dinamicen la industria y la academia.
–Fortalecer el uso de datos y aplicaciones de observación de la Tierra (estaciones terrenas) para la gestión de recursos naturales, agricultura de precisión, monitoreo ambiental, prevención y atención de desastres, y seguridad nacional.
–Promover el desarrollo industrial endógeno y uso de tecnologías satelitales para cerrar la brecha digital y mejorar la conectividad mediante las telecomunicaciones en zonas remotas.
–Integrar capacidades espaciales en la estrategia de seguridad nacional (migración y delincuencia organizada), protección civil y cumplimiento de compromisos internacionales en materia mitigación del cambio climático.
-Fortalecer la participación de México en organismos espaciales internacionales y regionales (ONU-COPUOS, UIT, ALCE, CEA, etc.), buscando roles de liderazgo basados en contribuciones concretas, además del cumplimiento de las Agendas 2030 y Espacio 2030 de las Naciones Unidas.
–Establecer alianzas estratégicas bilaterales y multilaterales para el desarrollo de proyectos conjuntos, transferencia de conocimiento y tecnología espacial.
–Promover a México como un destino para la inversión y la colaboración en el sector espacial, aprovechando plataformas como la FAMEX.
-Promover el reconocimiento del papel crucial de la academia y la sociedad civil organizada en el ecosistema espacial, para cohesionar al sector.
En suma, el desarrollo espacial de México es una tarea vasta y compleja pero alcanzable si se cuenta con una visión clara, voluntad política sostenida y la participación activa de todos los sectores de la cuádruple hélice debidamente articulados en torno a un verdadero Programa Espacial Mexicano estratégico. Es fundamental que el gobierno tome en consideración las ideas y la experiencia de los expertos del sector, para orientar adecuadamente este esfuerzo con una visión sostenible en el largo plazo. Esta propuesta es sólo un punto de partida para la discusión y la acción, con el objetivo final de que la agenda espacial se convierta en una verdadera palanca de desarrollo para el país.
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