De acuerdo a información publicada por el periódico “El Universal” el pasado 11 de marzo, la Aerolínea del Estado Mexicano, es decir, la que nos quieren vender como nueva Mexicana de Aviación, podrá hacer uso y goce temporal y gratuito por un plazo de dos años de las aeronaves Boeing 737-800, otrora dedicadas a cumplir las misiones legalmente establecidas de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) a la cual pertenecen, sin pagar un solo peso de renta, mediando contratos de comodato, equipos de vuelo que de acuerdo a la misma fuente tienen un valor en conjunto de 3 mil 744 millones 273 mil pesos.
Si a lo anterior le sumamos otras facilidades “especiales” que la operadora estaría recibiendo entidades militares o militarizadas, caso de su proveeduría de servicios aeroportuarios por mencionar una, insisto sin afirmar aún que ello sea cierto, si bien no hay que descartarlo, se podría decir, con justa razón, que aquello que se temía en el sentido de que la nueva aerolínea se beneficiaría de apoyos gubernamentales mexicanos extraordinarios se ha vuelto realidad, a los que no hay de descartar debamos pronto sumar recursos extranjeros, caso de los provenientes del fisco brasileño de concretarse la compra de aeronaves del fabricante Embraer para “Mexicana”, quién sabe con base en qué clase de favorables condiciones, en el marco de la excelente relación política y personal que mantienen los presidentes Lula da Silva y López Obrador.
Las preguntas son obligadas:
¿Por qué razón no se apoyó al aerotransporte mexicano en tiempos de la pandemia?
¿Qué tal le caería digamos a una aerolínea mexicana —especialmente a las que ya operan el modelo, el no tener que pagar un peso para hacerse durante dos años de tres Boeing 737-800?
¿Qué acciones va a emprender la Comisión Federal de Competencia Económica una vez que tal y como lo documenta “El Universal”, la aerolínea de la Secretaría de la Defensa Nacional se estaría beneficiando de subsidios oficiales, quizás hasta ilegales, en perjuicio de su competencia?
¿Qué es lo que las demás aerolíneas van a hacer ante esto? ¿Cuál es la razón de su silencio? ¿Será que les tiene sin cuidado la amenaza de la competencia de la marca Mexicana o será que tienen “demasiada cola que les pisen” y prefieren no meterse con “papá gobierno” y más con su brazo armado?
Yo no sé qué opine usted estimado lector, pero como mexicano cada día más imposibilitado a acceder a servicios gratuitos de salud, a salir a la calle con tranquilidad, a disponer de abasto de agua en casa o a que mis hijos reciban educación de calidad en universidades públicas, la idea de que el Ejército Mexicano en lugar de velar por la seguridad estratégica del país esté jugando a los avioncitos, tirando a la basura valiosos recursos fiscales, no me hace nada de gracia, como no me agrada en lo más mínimo lo que en general está ocurriendo en los cielos de México, especialmente con su aerotransporte, vital herramienta de conectividad y por ende de desarrollo.
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