“Para mí, si todo va bien, (el 737 MAX) comenzará a operar comercialmente a inicios del próximo año. Hasta donde sé, tenemos planeado realizar vuelos de prueba a mediados de diciembre, lo que significaría que nuestra decisión para recertificar el avión se daría en enero” dijo Patrick Ky, director ejecutivo de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).
De igual forma, Ky también señaló que, aunque desconoce cuándo los reguladores de Estados Unidos otorgarán un nuevo permiso de operación a los 737 MAX, la diferencia entre ambas agencias sería sólo de semanas y no de meses.
“Podríamos terminar con una diferencia temporal de sólo un par de semanas, pero no de seis meses. Estamos hablando de un retraso, si sucede, que se deberá únicamente al proceso o a los tecnicismos administrativos” añadió el directivo de la EASA el viernes pasado.
Sin embargo, los comentarios realizados por Ky fueron realizados antes de que surgiera a la luz pública la transcripción de una conversación entre dos pilotos de Boeing, en 2016, en la que se sugería que el software Maneuvering Characteristics Augmentation System (MCAS) presentaba fallas en las pruebas de simulador en vuelos a baja velocidad.
Actualmente, el calendario para el regreso del MAX a la operación comercial no está establecido de forma fija y depende de varios factores. Por ejemplo, la Administración Federal de Aviación (FAA) aún está a la espera de recibir una actualización final de Boeing de su sistema MCAS, para analizarla, probarla y, probablemente, recertificarla.
Por su parte, la EASA aún mantiene la sugerencia de que Boeing incluya un tercer sensor para evitar posibles fallas futuras con el MCAS, aunque podría aceptar que, en cambio, se lleve a cabo una mejorar en el entrenamiento de los pilotos.
“Aún estamos viendo los cambios que hizo Boeing en las computadoras de control de vuelo. Estamos en una etapa crítica del proyecto en la que estamos analizando de cerca el tema del factor humano y qué tanta carga de trabajo, con base en las alarmas, pueden aguantar las tripulaciones en vuelo” dijo Ky.
Finalmente, Ky desestimó que exista algún tipo de competencia entre los reguladores internacionales y recordó que todas las decisiones que se toman en el proyecto MAX son decisiones técnicas, alejadas de la política.
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