La tripulación del helicóptero Black Hawk del Ejército de Estados Unidos que se estrelló con un avión de pasajeros en Washington en enero pasado, usaba gafas de visión nocturna por lo que posiblemente confiaba en datos de vuelos inexactos momentos antes del accidente, informó Jennifer Homendy, presidenta de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB).
En una conferencia ante medios de comunicación, la directora reveló que tras un análisis preliminar de las grabaciones de voz y otros datos de la caja negra recuperados del sitio del accidente, reveló que la piloto del helicóptero y su instructora leyeron en voz alta altitudes contradictorias antes de la colisión.
“Estamos viendo información contrapuesta en los datos, por lo que no estamos revelando la altitud de toda la ruta del Black Hawk”, dijo Homendy.
Los investigadores están seguros de que al momento del choque el helicóptero estaba a una altitud de 85 metros, cifra mayor a la que debería estar en esa zona.
Homendy expresó que es posible que la tripulación del Black Hawk se encontraba en un vuelo de entrenamiento nocturno, con pilotos experimentados que llevaban gafas de visión nocturna, lo que habría dificultado distinguir el avión de American Airlines con las luces de la ciudad en el horizonte.
La semana entrante los restos del accidente serán trasladados del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan a un lugar seguro para un análisis más detallado.
Los investigadores escanearán con láser réplicas de la cabina del Black Hawk para hacer comparaciones detalladas con el helicóptero siniestrado y examinarán si varios altímetros y otros sistemas de datos recuperados estaban funcionando como se diseñaron o si, por alguna razón, fueron apagados deliberadamente.
El incidente ocurrió el pasado 29 de enero entre la aeronave militar y un Bombardier de American Airlines cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. Provocó la muerte de 67 personas.
