Cada vez es más claro que los vehículos y sistemas autónomos jugarán un rol importante en los aeropuertos, pero la adopción de esta nueva tecnología está aún en una etapa muy inicial, dijo Angela Gittens, directora general del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI).
“Por lo tanto, es crítico que la industria de la aviación identifique las oportunidades y preocupaciones clave con relación al uso de las máquinas autónomas en aeropuertos, en esta etapa inicial” añadió Gittens.
Ante esto, ACI publicó su reporte “Vehículos y Sistemas Autónomos en Aeropuertos 2019” en el que busca dar un panorama sobre la adopción de la tecnología autónoma hoy en día y con miras al futuro.
“Las áreas de aplicación de los vehículos autónomos en los aeropuertos está llegando rápidamente a un nivel de sofisticación que requerirá una estrategia de alto nivel. Dicha estrategia debe tomar en cuenta temas claves como la seguridad de datos, privacidad, así como cambios y pérdidas de fuentes de empleo, entre otras cosas” señaló el organismo.
Actualmente, varias terminales a nivel mundial ya están usando (o planean hacerlo) robots de asistencia al pasajero. Por ejemplo, el Aeropuerto Internacional Tokio-Haneda planea lanzar siete robots para diversas tareas que van desde el transporte de pasajeros hasta la identificación de potenciales riesgos a la seguridad.
De igual forma, algunos aeropuertos ya están utilizando vehículos autónomos, como el fabricante francés Navya, que utiliza un bus eléctrico sin conductor en Christchurch, Nueva Zelanda. El aeropuerto de Gatwick, en Londres, igual lanzó un autobús eléctrico que transporta empleados en distintas áreas de la terminal.
Otras áreas de oportunidad para el despliegue de tecnología autónoma son: estacionamientos, operaciones perimetrales y drones. En este último tema, varios aeropuertos, como el de Charles de Gaulle en París, han llevado a cabo pruebas con drones para inspección del pavimento en pistas y calles de rodaje, así como la inspección perimetral de las terminales.
La ACI recomendó que estas nuevas tecnologías deben madurar lo suficiente para que puedan ser operadas de forma segura y confiable antes de permitir que entren a un ambiente aeroportuario.
“Las nuevas tecnologías deben pasar por pruebas estrictas y completas para confirmar su seguridad y confiabilidad antes de su despliegue en el campo”, finalizó el organismo.
