Autoridades aeronáuticas británicas estimaron que el encuentro de un dron de uso civil con un Boeing 787-9 Dreamliner de Virgin Atlantic del pasado 25 de junio, registró un alto riesgo de colisión dado que la aeronave pilotada a distancia pasó a escasos tres metros del avión de pasajeros, mientras éste último descendía hacia el Aeropuerto de Heathrow, en Londres.
En un reporte, la Autoridad de Aviación Civil (CAA) del Reino Unido describió el suceso como el posible “encuentro más cercano entre un dron y un avión comercial”.
La causa fue que “el dron estaba volando más allá de los límites VLOS (Línea Visual de Visión, por sus siglas en inglés, que indica el campo de visión que se debe mantener en todo momento para aeronaves no tripuladas) y sobre una vía de aproximación aérea, lo que puso en peligro a otras aeronaves que volaban a esa altitud y en esa posición”, indicó el organismo.
De igual forma, la Junta de la CAA señaló que si hubiera existido una colisión, la suerte y buena fortuna hubieran tenido un rol importante en evitar un mayor accidente. En pocas palabras: los pilotos no habrían tenido control de la situación si el dron hubiera impactado con la aeronave.
El vuelo VS301 provenía de Delhi, capital de la India, con 264 pasajeros a bordo y, al momento del incidente, registró una altura de 975 metros, lo que significa que el dron estaba volando a ocho veces la altura permitida en la ley.
