El pasado 25 de octubre, la ciudad de Acapulco, uno de los destinos turísticos más importantes de México, fue azotada por el huracán Otis, el más potente que se haya registrado en el Pacífico mexicano. El fenómeno, que tocó tierra como categoría 5, dejó al menos 27 personas muertas, cuatro desaparecidas y más de un millón de afectadas, causó severos daños en la infraestructura, la energía eléctrica, las comunicaciones y el suministro de agua potable. Los habitantes y los visitantes de Acapulco vivieron momentos de terror y angustia ante la fuerza de los vientos, las lluvias y las inundaciones.
Este desastre natural pone en evidencia la necesidad de reforzar las actividades de investigación y generación de servicios en percepción remota satelital enfocada a aplicaciones sociales del espacio. La percepción remota satelital es la técnica que permite obtener información de la superficie terrestre desde sensores instalados en satélites artificiales. Estos sensores captan la radiación electromagnética reflejada o emitida por los objetos y la atmósfera, y la transmiten a una estación terrena donde se procesan y se convierten en imágenes digitales.
Estas imágenes digitales tienen múltiples aplicaciones sociales del espacio, es decir, usos que contribuyen al bienestar y desarrollo de la sociedad. Una de estas aplicaciones es la generación de alertas tempranas a la población en caso de la ocurrencia de fenómenos naturales potencialmente destructivos como huracanes, heladas, incendios forestales, deslizamientos de tierra y erupciones volcánicas, entre otros. Estas alertas permiten tomar medidas preventivas para reducir los riesgos y los daños, así como para facilitar la respuesta y la recuperación ante las emergencias.
La percepción remota satelital también puede ayudar a evaluar el impacto de los desastres naturales en el territorio, la infraestructura y el medio ambiente. Esto permite identificar las zonas más afectadas, las necesidades más urgentes y las acciones más adecuadas para atender a las víctimas y restaurar las condiciones normales. Asimismo, la percepción remota satelital puede contribuir al monitoreo y al análisis del cambio climático, que es una de las principales causas de la frecuencia e intensidad de los fenómenos naturales como huracanes, inundaciones, sequías, entre otros. Esto permite diseñar estrategias de adaptación y mitigación para enfrentar los efectos del calentamiento global.
Y, aunque México cuenta con muchas instituciones dedicadas a la investigación espacial y la generación de productos espaciales para usos sociales, todavía hay mucho qué hacer. Por eso, hacemos un llamado a toda la sociedad mexicana para que se involucre en el desarrollo espacial del país. Necesitamos más inversión pública y privada en proyectos espaciales con impacto social. Necesitamos más educación e investigación espacial para formar recursos humanos calificados. Necesitamos más difusión y divulgación espacial para generar conciencia y vocación de las nuevas generaciones. Necesitamos más cooperación nacional e internacional espacial para compartir experiencias y conocimientos. Necesitamos más innovación y emprendimiento espacial para crear soluciones a los problemas sociales.
El espacio no es un lujo ni un capricho. El espacio es una oportunidad y una responsabilidad. El espacio es una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas y para proteger el planeta. El espacio es el futuro de México y de la humanidad.
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