Los tornados son uno de los fenómenos naturales más temidos en todo el mundo, y no sería así si estas violentas tormentas no causaran gran destrucción en cuestión de segundos y, en especial, porque se producen de forma repentina y su trayectoria es difícil de prever, dejando a su paso desolación y caos.
Los tornados son columnas de aire que giran violentamente en espiral, con vientos que pueden alcanzar velocidades de más de 300 kilómetros por hora. Estos fenómenos pueden causar daños significativos a las estructuras, desde viviendas hasta edificios de gran altura, además, pueden levantar objetos pesados y arrojarlos a largas distancias, convirtiéndolos en peligrosos proyectiles.
En el norte de México, por ejemplo, estos fenómenos han sido cada vez más comunes en los últimos años, causando preocupación entre los habitantes de la región, en esta zona del planeta, la frecuencia y la intensidad de los tornados han aumentado significativamente, tanto así que en 2019 se registraron más de 70 tornados, una cifra récord que superó con creces el promedio anual de 50 tornados.
Los tornados en el norte de México han causado daños significativos en las últimas décadas. En 2017, un tornado de categoría EF4 (en una escala de EF0 a EF5) con vientos de casi 300 km/h, azotó la ciudad de Acuña, en el estado de Coahuila, causando la muerte de 14 personas y dejando a cientos sin hogar. En 2019, otro tornado de categoría EF2 causó daños importantes en la ciudad de Nuevo Laredo, en el estado de Tamaulipas, y otro tornado notable ocurrió también en 2019, en el municipio de Sabinas Hidalgo, en el estado de Nuevo León. El tornado, de categoría F2, causó daños significativos en la zona, incluyendo la destrucción de varias viviendas y edificios, así como la caída de árboles y postes de electricidad. Afortunadamente, no se reportaron víctimas fatales.
Uno de los tornados más devastadores en la región ocurrió en 2017, cuando uno de categoría F3 azotó el municipio de Ciudad Acuña, en el estado de Coahuila. Causó la muerte de 15 personas y dejó a más de 300 heridos, además de provocar graves daños a la infraestructura local, incluyendo la destrucción de numerosas viviendas y edificios comerciales.
Otro notable ocurrió en 2019, en el municipio de Sabinas Hidalgo, en el estado de Nuevo León, este alcanzó la categoría F2 y causó daños significativos en la zona, incluyendo la destrucción de varias viviendas y edificios, así como la caída de árboles y postes de electricidad. Afortunadamente, no se reportaron víctimas fatales.
Estos eventos muestran la importancia de estar preparados para enfrentar los tornados, por tal razón es importante que los residentes de las regiones propensas a la ocurrencia de estos eventos, conozcan las medidas de seguridad necesarias para protegerse en caso de un tornado, medidas básicas como buscar refugio en un lugar seguro y alejado de las ventanas, así como cubrirse con objetos pesados para evitar lesiones causadas por escombros voladores.
Pero no solo la población civil debe estar preocupada, sino también las autoridades locales, incluyendo a las fuerzas armadas, las cuales deben estar capacitadas para responder en caso de una emergencia, con programas que incluyan tener un plan de evacuación en caso de que se requiera, así como asegurar de que los servicios de emergencia estén equipados y preparados para atender a las víctimas y manejar los daños causados.
La mayoría de los tornados en el norte de México se presentan en los estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, donde se presentan principalmente durante los meses de primavera y verano, cuando el aire caliente y húmedo proveniente del Golfo de México choca con el aire seco y frío del norte del país, esta colisión de masas de aire, de diferentes características, provoca la formación de tormentas eléctricas, que pueden producir estos fenómenos naturales.
“En los primeros tres meses de 2023 ya hay más de 400 informes de tornados, y más de 300 tornados confirmados”.
Los tornados son un fenómeno cada vez más común, no solo en el norte de México, sino también en Estados Unidos, donde principalmente hay dos regiones con una frecuencia de tornados desproporcionadamente alta: Florida, es uno, y el otro es el llamado “Corredor de tornados”, en el centro-sur de Estados Unidos.
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