La administración Trump recibió este lunes un empujón por parte de la Suprema Corte estadounidense, ente judicial que decidió poner en efecto la mayor parte de las disposiciones del veto migratorio emitido por el mandatario en marzo pasado y que prohíbe por 90 días la entrada a ciudadanos de seis países de mayoría musulmana a los Estados Unidos.
Este mandato de la corte también suspenderá el programa de refugiados por 120 días. Dichos intervalos fueron determinados en su momento como una forma de dar tiempo suficiente al gobierno estadounidense para mejorar sus procesos de control migratorio.
Asimismo, se estableció la realización de una audiencia general en octubre para determinar la constitucionalidad del decreto presidencial, tal como fue impugnado por las cortes de apelaciones que, hasta este fallo, habían detenido la aplicación de las disposiciones del veto.
En términos prácticos, la opinión conjunta emitida por los magistrados estadounidenses garantiza la puesta en marcha de esta política inmigratoria en contra de todos los ciudadanos de Libia, Irán, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, exceptuando aquellos “extranjeros que demuestren tener una relación válida y de buena fe con alguna persona o entidad en los Estados Unidos”.
El presidente Trump no tardó en reaccionar y emitió un comunicado en el cual se congratuló de esta decisión al calificarla como “una clara victoria para la seguridad nacional”.
Asimismo, el mandatario afirmó que “como presidente, no puedo permitirle la entrada a nuestro país a gente que quiere hacernos daño”, y señaló que máximo en 72 horas se implementarán los procesos necesarios para que se ejecute el decreto.
Recordemos que fueron las cortes federales de apelaciones del cuarto y noveno circuito (con sede en los estados de Virginia y California, respectivamente) las que bloquearon la aplicación de esta política migratoria al considerarla “enraizada en la animadversión religiosa” en contra de los musulmanes, así como poco justificable en términos de seguridad.
