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08/05/2025

Sobremesa en el Armagedón aeronáutico

El primer sábado de septiembre, un amigo me invitó a festejar su cumpleaños en casa de su hermana y cuñado, también amistades mías. Arribé a la reunión al salir del trabajo y fui recibido por el anfitrión, que asaba en su cochera unas esplendorosas costillas y una carne que aromaban maravillosamente toda la cuadra, escena que tuvo efecto inmediato en mis adentros, porque no había ni desayunado.

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