El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) hizo un llamado para actuar con responsabilidad ante la nueva variante Ómicron de la Covid-19, a fin de levantar las restricciones de viaje impuestas a los países africanos.
Julia Simpson, Presidenta y CEO del WTTC señaló que “el virus no respeta divisiones entre países y los consumidores están cansados de las restricciones que continúan cambiando erráticamente; hay una demanda reprimida de viajes, pero las acciones drásticas de los gobiernos hacen que los viajeros sean más cautelosos”.
En vez de cerrar las fronteras, pidió que se sigan los consejos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y se usen medidas sociales que se sabe que funcionan, como máscaras, distancia física y pruebas rápidas regulares. Por ejemplo, en Inglaterra, de los 9.2 millones de pruebas PCR pagadas por las personas que regresaron a Inglaterra en los últimos 18 meses, solo el 0,8% fue positivo, mientras que la tasa en la comunidad fue del 8%.
Asimismo, el WTTC hizo un llamado para que se impulsen las campañas de vacunación contra el covid-19 a nivel mundial y que los gobiernos basen el riesgo en torno al estado de salud de un individuo, en lugar de poner a países enteros en cuarentena.
La OMS ha señalado que el cierre de los países causa un daño económico y social incalculable a los medios de vida y el bienestar. Por ello, el WTTC ha identificado cuatro líneas de acción que permitirán enfrentar la actual crisis sanitaria:
- El Certificado Digital COVID de la UE, que tiene 51 países conectados a él y ha emitido más de 600 millones de certificados digitales desde su lanzamiento en julio de este año.
- La OACI Visible Digital Seal, que se basa en la tecnología de pasaporte electrónico transfronterizo para facilitar la integración con los procedimientos de inmigración y recientemente adoptada por países como Australia.
- El certificado DIVOC, desarrollado y utilizado en la India, que ha emitido más de 1,200 millones de certificados en la India y el sudeste asiático.
- Y las tarjetas sanitarias SMART desarrolladas por un consorcio de más de 200 de las compañías de salud y tecnología más grandes del mundo, como Microsoft, Apple e IBM, han sido adoptadas por Canadá y empleadas en los Estados Unidos.
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