Cada día somos testigos de cómo el cambio climático afecta a nuestro planeta, el calor desmedido, la fuerza de los huracanes, las tormentas de nieve, los tornados cada día más violentos y en medio de ello, sigue el uso indiscriminado de combustibles fósiles, la tala indiscriminada en amplias zonas del mundo, el uso de plásticos, el consumo de petroquímicos, las toneladas de basura tiradas al aire libre o al mar.
En medio de esto, existe la necesidad de seguir construyendo infraestructura, pero es un hecho que en esta labor se puede buscar el respeto a los ecosistemas y el uso de tecnologías limpias que contribuyan a mejorar el medio ambiente. Por eso es tan importante que los arquitectos responsables de los proyectos tengan en mente el entorno y busquen la mejor forma de construir edificios estéticos pero amigables y sobre todo, sustentables.
En ese marco, para finales de 2024 estará lista la Terminal 2 del Aeropuerto de Puerto Vallarta, la cual será una de las terminales aéreas más eficientes en cuanto a sostenibilidad y sustentabilidad y que contará con certificación de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental de proyectos (Leadership in Energy & Environmental Design o LEED), al tiempo que tendrá la capacidad para atender a 5 millones de pasajeros.
Entre las razones por la que el arquitecto Benjamín Romano, -responsable, entre otros proyectos, de la Torre Reforma- ganó la licitación para la construcción de la terminal 2 del aeropuerto de Puerto Vallarta (PVR), se encuentra el hecho de que su proyecto evitaba, en lo posible, la destrucción de la selva y, contrario sensu, utiliza tecnologías para aprovechar el medio ambiente y evitar su contaminación.
“Me pareció que era un pecado talar la selva, y entonces así nació el proyecto, aproveché para hablar con una amiga que hace mecánica de suelos (Elvira León), para determinar qué se necesitaba para utilizar el terreno de una mejor manera”, señala.
En entrevista con A21, el arquitecto aseguró que el planteamiento inicial de Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) le pareció un error, ya que habían contratado a una empresa española, Mineko, para que hicieran el prediseño y en el cual solo determinaron los requerimientos de estructura: “se necesitan 8 salas, tener los pasillos de tal ancho, tantos metros de migración, tantos metros de tal cosa, y tanto de baggage handling system, etc.”
“En general ellos hicieron una propuesta de un aeropuerto extendido de un piso, y yo, pensando en la selva, me dije: esto es una aberración humana. Entonces tomé la decisión de hacer el proyecto en dos pisos, con lo cual se reducirá la huella del edificio al 50%. Además, con eso rescaté el 50% de los árboles del prediseño, árboles antiquísimos, preciosos, con raíces de catedral”, aseveró el arquitecto.
Benjamín Romano indicó que también tomó en cuenta que Vallarta es el punto sísmico de mayor intensidad del país, por ello diseñó unas columnas muy interesantes a las cuales llamó “matatenas”, por su parecido al clásico juego tradicional mexicano.
Aunado a ello, se integró el planteamiento de hacerlo NetZero, es decir que produjera cero emisiones contaminantes, “y les encantó mi propuesta de cuidar los bosques, cuidar la energía y el agua, porque si no lo hacemos nosotros, la sociedad nos va a reclamar”, explica.
De esta manera: “el proyecto planteó desde el inicio una gran extensión de techo con una granja de colectores solares y ya luego, ellos (GAP) que son mucho más inteligentes que yo, consiguieron un crédito verde (Green Loan) para poderlo concretar, de esta manera unos 4.9 años después de que yo termine el aeropuerto, GAP va a dejar de pagar energía por el resto de la vida del aeropuerto; y en otro plazo igual, se podrá recuperar la inversión”.
Añade que, debido al calor que hace en Vallarta, se requiere aire acondicionado en todos lados y la granja de paneles solares no da para abastecer todo el inmueble, “entonces, lo que yo propuse es un mecanismo para lanzar agua tratada en medio de la terminal logrando un ahorro del 50% del uso energético necesario”.
La huella de la arquitectura
Romano explica que el 39% de la contaminación del planeta es por culpa de la arquitectura o de los edificios, de ese total el 28% es por uso de energía eléctrica, más 11% de los procesos de construcción. Y precisa: “Los arquitectos somos responsables de casi la mitad de la contaminación de CO2 de la Tierra”, lo cual, desde luego, es una gran responsabilidad.
“Por ello, yo les propuse en Vallarta hacer un piso Malkovich (en referencia a la película ‘Cómo ser John Malkovich’, donde las personas tienen que caminar agachados en el piso siete y medio porque el techo está demasiado bajo), entonces yo tengo 2 pisos que son llegadas y salidas, pero en medio hay un piso que nadie ve. Ahí genero el agua helada, transformo la energía, genero energía de emergencia, manejo las maletas (mecanismo que consume muchísima energía), todo eso en este piso que, además de que nadie ve y que está en el corazón del edificio, permite ahorros muy importantes”, detalla.
También agregó una planta de tratamiento de agua, con el objetivo de lograr ‘descargas cero’. Asimismo, aclara que sólo durante eventos como los huracanes no se va a poder lograr el objetivo cero, ya que toda el agua que arrastra ese fenómeno va al mar; sin embargo, el resto del tiempo se tratará el 100% para las torres de enfriamiento del aire acondicionado.
“Tuve el honor de trabajar cerca de Heberto Castillo mucho tiempo - 24 años - y él me enseñó que las estructuras se deben de utilizar, no pueden ser estériles o “flojas” y entonces la cimentación del edificio, la cimentación superficial, no la profunda, en vez de dejarla ahí con trabes hacia abajo, las puse con trabes hacia arriba, cosa que me costó mucho trabajo que me entendiera GAP. Pusimos un sistema de piso y todas esas celdas que servirán de almacén de agua de lluvia, excepto de huracán, y de agua tratada”.
Añade que, con la idea de recuperar la lluvia, se tienen previstos dos grandes muros de concreto en cada apoyo en forma de V, para que corra el agua de la lluvia y recolectarla.
El arquitecto Romano explica que “las torres de enfriamiento, son una de las aberraciones del planeta tierra y de la humanidad, porque son unas máquinas enormes, que a través de echarles agua, enfrían el aire que se calentó de nuestro calor y del sol; ese calor se disipa al aire, a través de evaporación de agua consumiendo litros y litros de agua potable. Por ello, aquí vamos a consumir agua tratada logrando una menor afectación al medio ambiente”.
Adicionalmente, la terminal aérea será 100% accesible para los discapacitados, “una vez, me dieron un premio, porque la Torre Reforma es 100% amigable con los discapacitados, y enfrente de todo el mundo me negué a recibir el premio, ya que es un reconocimiento que no se tiene que dar, es una obligación del arquitecto, es un tema en que a la gente todavía no le cae el veinte.
“Mi abuela no tenía una pierna, yo viví con ella toda mi vida, el día que me casé, la metí cargando y la senté, me volví a salir y luego entré con mi novia; entiendo muy bien los discapacitados, eso es parte de nosotros”.
Por ello, en este aeropuerto donde se tienen escaleras eléctricas, se tienen dos elevadores, porque se puede descomponer uno, “tenemos planes de emergencia redundantes. Todo es redundante en el aeropuerto: tenemos luz de día que ilumina toda la estructura sin necesidad de luz artificial”, puntualizó.
“Para mí ha sido una experiencia padrísima, aprender y seguir aprendiendo cómo hacer un aeropuerto, me parece que GAP está súper comprometido, con este concepto LEED al cual se agregó el baño para mascotas, no lo ofrecí yo, ellos lo pidieron, pero es algo de verdad impresionante”, explica.
El baño para mascotas es un cuarto cerrado con un pasto sintético y abajo de éste hay un piso como de una regadera con azulejo con una coladera, además tiene una toma de incendio roja (falsa), para llamar la atención del perro.
Inauguración en 2024
El tiempo de construcción se situó para ser terminada en diciembre del 24. El arquitecto precisa que ya se terminó el 100% de la cimentación profunda y se tiene entre el 75 y 80% de las cimentaciones superficiales terminadas, “tenemos ya cuatro matatenas terminadas, de un total de 21, vamos bien. Mis respetos para GAP, tienen la camiseta bien puesta, yo creo que el proyecto va viento en popa”.
Al entregar la obra, el Aeropuerto de Puerto Vallarta contará con un restaurante grande, una zona VIP, locales de comida rápida, área de comedor, “y tendremos algo que no tiene nadie en México: unas terrazas para que los usuarios puedan esperar su avión al aire libre”.
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