
A medida que el sector de la aviación acelera sus esfuerzos de descarbonización, el uso real de Combustible Sostenible de Aviación (SAF) por parte de cada aerolínea debería ser el factor determinante en la evaluación ambiental de sus vuelos, en lugar de aplicar porcentajes generales basados únicamente en mandatos regulatorios de entrega, afirmó la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
Un mandato regulatorio, por ejemplo, una obligación del 3% de entrega de SAF en un aeropuerto determinado, no se traduce directamente en una reducción del 3% de emisiones para cada vuelo que parte desde ese aeropuerto.
Esta brecha se explica por dos factores principales: Primero, importa el tipo de SAF, es decir, sus emisiones en el ciclo de vida. Una entrega del 3% de SAF que logre una reducción del 70 % en emisiones respecto al combustible convencional se traduciría en una disminución de emisiones del 2.1%, según la Metodología de Contabilidad y Reporte de SAF de la IATA.
Aplicar esa reducción del 2.1% de manera uniforme a todos los vuelos que salen de un aeropuerto con mandato omitiría las diferencias entre aerolíneas y, por lo tanto, desincentivaría el uso de los SAF con mayor reducción de emisiones en su ciclo de vida.
Segundo, el volumen de SAF utilizado por cada aerolínea también es determinante. La entrega de SAF a un aeropuerto no implica un uso equitativo ni constante por parte de todas las aerolíneas. Los mandatos generalmente se aplican a los proveedores de combustible, no directamente a las aerolíneas.
Un proveedor puede cumplir con el 3% de entrega de SAF en un aeropuerto durante un año, pero la distribución de ese combustible y/o sus atributos ambientales depende de los acuerdos contractuales específicos entre cada aerolínea y su proveedor.
Algunas aerolíneas pueden asegurar una mayor proporción de SAF mediante sus contratos, mientras que otras podrían no utilizarlo en absoluto.
Para estimar con justicia las emisiones de un vuelo, los cálculos deben reflejar las compras reales de SAF realizadas por cada aerolínea, utilizando herramientas alimentadas por datos primarios específicos, como CO2 Connect de la IATA.
Esto permite comparaciones significativas entre aerolíneas y brinda a los pasajeros la posibilidad de tomar decisiones con conciencia climática, en un contexto donde la participación del SAF en el suministro de combustible continúa en expansión.







