El Instituto de Seguridad Aérea de la Asociación de pilotos y propietarios de aeronaves (AOPA) y la Escuela de Aeronáutica de la Universidad Liberty, aseguraron en un estudio que la tasa de accidentes mortales en entrenamiento de vuelo disminuyó 50% entre 2000 y 2019.
Así, la tasa de accidentes por cada 100,000 horas de vuelo cayó de 0.49 a 0.26. El número total de accidentes mortales durante el período de 2000 a 2019 fue de 287.
El informe señaló que el “progreso y la incorporación” de tecnologías avanzadas más asequibles provocó la reducción.
Entre los elementos tecnológicos se incluyeron indicadores de ángulo de ataque, protección de envolvente de vuelo, visualizaciones de tráfico, visualizaciones de mapas en movimiento y superposiciones de terreno, así como dispositivos de seguridad para los ocupantes, como arneses para hombros y bolsas de aire.
La institución indicó también que las principales causas de accidentes de entrenamiento clasificados en orden fueron la pérdida de control en vuelo (LOC-I), las colisiones en el aire y el impacto controlado contra el terreno (CFIT).
Además, los accidentes por pérdida de control estuvieron relacionados principalmente con pérdidas o giros, vuelcos de Condiciones Meteorológicas Visuales (Vmc) en aviones bimotores después de una pérdida de potencia en un motor o configuraciones de potencia asimétricas, desorientación espacial y exceso de carga estructural.
Por otro lado, la fase de vuelo con mayor tasa de mortalidad por pérdida de control fue el despegue/ascenso/giro, representando 48 de 155 accidentes, seguido de maniobras y procedimientos de emergencia.
Los datos del informe incluyeron operaciones de instrucción tanto individuales como duales en aviones de pistón simple y doble con motores de menos de 500 caballos de fuerza. No obstante, se excluyeron aviones deportivos ligeros, bimotores con más de seis asientos y monomotores construidos por aficionados con más de 500 caballos de fuerza.
