Pese al sentimiento general de pesadumbre que prevaleció en 2017 de inicio a fin, el año que cerró resultó ser el más seguro en la historia de la aviación comercial, ya que no se registró ningún accidente con víctimas mortales en ningún vuelo operado por alguna aerolínea con aeronaves de gran tamaño, de acuerdo con analistas.
En su resumen anual, la organización Aviation Safety Network (ASN) reportó un total de 10 accidentes mortales de aviones de pasajeros (cinco de carga y cinco de pasajeros, en su mayoría tipo chárter), que resultaron en 79 muertes (44 ocupantes y 35 en tierra) a lo largo de 2017. En contraste, en 2016 se registraron 16 accidentes mortales con 303 decesos.
Con estas cifras, la tasa de accidentes mortales por vuelos cerró en un accidente mortal por cada 7.3 millones de vuelos, calculó ASN.
"Desde 1997, el número promedio de accidentes en el avión ha mostrado una caída constante, en mayor medida gracias a los continuos esfuerzos en seguridad realizados por organizaciones internacionales de aviación como OACI, IATA, Flight Safety Foundation y la industria de la aviación", comentó Harro Ranter, presidente de ASN.
Cabe señalar que en este conteo no se incluyeron los accidentes de la aviación militar, como el ocurrido el pasado 7 de junio donde murieron 122 personas y que involucró a una aeronave de pasajeros de la Fuerza Aérea de Birmania.
Fuente: ASN.
Por su parte, la consultoría To70 también publicó su informe de seguridad de la aviación civil en 2017, donde contabilizó un total de 111 accidentes, dos de los cuales resultaron mortales (se trató de vuelos regionales, con 13 fallecidos). En comparación, en 2016 se registraron 71 accidentes, de los cuales seis resultaron fatales.
Pero la firma holandesa fue aún más optimista en su tasa de accidentes mortales en vuelos comerciales, la cual estimó en una colisión por cada 16 millones de vuelos.
En clara oposición a la postura de ASN, To70 atribuyó la baja tasa de accidentes a la "buena suerte" y advirtió a los operadores que este 2018 deben poner atención a cuestiones como la aplicación de nuevas tecnologías, el mantenimiento (destacando los problemas que surgieron con los motores del Boeing 787 Dreamliner) y los factores humanos (salud mental y fatiga de pilotos).
La diferencia de cifras entre ambos organismos está en los criterios de selección de casos: mientras la ASN sólo tomó en cuenta los vuelos de pasajeros o carga que transportaran al menos 14 pasajeros, To70 contabilizó las operaciones de pasajeros en aviones con un peso de despegue mayor a 5 mil 700 kilogramos.
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