De acuerdo a los más recientes datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), se registra un tráfico de pasajeros superior al 90% de los niveles de 2019, por lo cual los aeropuertos están más concurridos, la ocupación hotelera aumenta, las economías locales se reactivan y el sector aéreo obtiene beneficios.
Sin embargo, los márgenes aún son muy estrechos. Con 803,000 millones de dólares (mdd) de ingresos, las aerolíneas se repartirán 9,800 mdd en beneficios netos este año.
Es decir, las aerolíneas ganarán 2.25 dólares por pasajero en promedio. Está claro que ese nivel de rentabilidad no es sostenible. Pero teniendo en cuenta que perdimos 76 dólares por pasajero en 2020, la velocidad de la recuperación es fuerte.
En tanto, los proveedores de equipos originales han tardado demasiado en resolver los bloqueos de la cadena de suministro, que aumentan los costos y limitan la capacidad para desplegar aviones. Razón por la que las aerolíneas están más que frustradas.
Por otra parte, la IATA señala que el aeropuerto de Schiphol, tras un desastre operativo provocado por él mismo en 2022, continúa con el aumento de tasas operativas del 37% durante tres años, con un 12% este año.
En Sudáfrica, los aeropuertos quieren un aumento de tarifas del 38%, solo para verse superados por las demandas del Control del tráfico aéreo (ATC) con un aumento del 63%.
En Europa, las aerolíneas están pagando por una adición de 1,900 millones de euros a la base de costos de gestión del tráfico aéreo en 2022. Mientras que los retrasos triplicaron las previsiones, se incumplieron los objetivos de capacidad y medio ambiente.
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