Siguen los incidentes de personal técnico aeronáutico. Es alarmante la frecuencia con que estos suceden, es un hecho que la capacitación, que debiera ser un rubro primordial, no es la adecuada, ya va siendo tiempo de que la autoridad aeronáutica intervenga, pero para ello necesita estar preparada.
Debe entenderse que para la impartición de capacitación de calidad nada tiene que ver con los derechos laborales y si alguien no está a la altura deberá dársele más adiestramiento o de plano prescindir de su trabajo en aviación. El jugar con la seguridad es faltar el respeto a los usuarios y poner en grave riesgo a las personas, si desde la alta dirección no se toman cartas en el asunto, como es la realidad actual, no se dan las cosas, así sucede en nuestro país, no reconocerlo es muy peligroso. Es también importante que los puestos directivos sean ocupados por gente de aviación, de otra manera no se ordenan las prioridades con criterios de seguridad, y entonces sí que el peligro es inminente.
A diario vemos que suceden incidentes en el trabajo o alrededor del mismo que desempeñamos y ¿qué hacemos? nada, eso es no anteponer los criterios de seguridad a tus conveniencias personales, mejor cambia de actividad. Recuerdo cuando una persona que se desempeñaba como asesor/instructor en la empresa en la que presté mis servicios muchos años decía que cuando algún alumno no estaba apto para continuar su adiestramiento, “Chalito, yo no puedo reprobar a “equis” piloto, ¿cómo lo voy a hacer?, yo no soy así” y le permitía seguir con el adiestramiento en lugar de rectificar la enseñanza o analizar cuál era el problema con el alumno. Le comenté que, si no era capaz de hacer eso, no era apto para el puesto de asesor/instructor porque entonces anteponía sus intereses a los que deben ser, entonces lo mejor era que se retirara a solamente volar y no a instruir. En aviación no nos podemos dar el lujo de dejar de hacer cosas en pro de la seguridad, el que señales algo que está mal —desde tu punto de vista—, no te hace menos y tú cambias tu supuesta popularidad por algo a lo que estás moralmente obligado.
Analicemos el accidente del Air India, es un claro fallo de pilotos, para mi que les faltó más entrenamiento, quizás alguien no hizo bien su trabajo o dudó en señalar algo que estaba mal. Las voces que se escuchan en la grabación denotan una falta total de CRM, esta herramienta que incrementa enormemente la seguridad en aviación, el desenlace fue espantoso, no lo mencionaré aquí. El B-787 es un gran aeroplano, pero requiere pilotos realmente capacitados. Hoy en día los pilotos deben trabajar realmente unidos, uno volando y el otro monitoreando, las cosas deben moverse en ese sentido, la aviación ya no requiere súper pilotos, necesita urgentemente TRIPULACIONES INTEGRADAS bien entrenadas y preparadas para la nueva era de la aviación altamente tecnologizada, igualmente cualquiera que detente un puesto de personal técnico aeronáutico, técnico en mantenimiento, controlador o lo que tenga que ver con la aviación debe ser vigilado desde la palestra de lo técnico pero con criterios de aviación. Si la alta dirección no es capaz de lograr esto entonces lo que sale sobrando es la alta dirección, ese es el gran problema de nuestro país.
Analizando el contexto de la aviación en nuestros días con el energúmeno del norte llamado Donald Trump quien se ha erigido como el salvador del mundo y que toma decisiones inconexas, sin ningún sentido lógico, completamente americanizadas, se le puede ocurrir mandarnos a la categoría 2 donde hay pocos países que no cumplen con los preceptos básicos de la convivencia aérea internacional lo cual no veo difícil y nos parte ahora sí en dos. La aviación mexicana tiene problemas serios, veamos los incidentes que no debieran ser, estamos en un riesgo serio que si no le metemos la mano nos vamos a llevar un verdadero susto. El incidente reciente del Aeroméxico Connect con el Delta no debió pasar, falta capacitación de calidad con estructura, con conocimiento y comprometida con la seguridad, reconozcamos que hoy en día no es así. Debo señalar que me tocó estar en una junta con el Sr Adán Augusto López y escuchar de él que el problema de la categoría 2 —cuando ahí estábamos—era de las compañías de aviación, no del gobierno de México.
Hagamos algo por Dios.
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