Se está hablando mucho sobre la decisión de llevar al carguero dedicado a Santa Lucía. Hacia la primavera del año 2021 a los mexicanos ya nos quedaba claro que el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en construcción en el vaso del lago de Texcoco era historia y que el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” en Santa Lucía, Estado de México (AIFA), para bien o para mal, —más bien yo diría que para mal–, muy pronto sería una realidad con la que los mexicanos, especialmente los aeronáuticos debíamos aprender a vivir, insisto; nos gustase o no.
Habiendo comprendido que el AIFA era un hecho e intentando ayudar como su colaborador a quienes lo tenían a su cargo administrativamente hablando, despachando desde el Campo Militar Número en la Ciudad de México, me di cuenta de la poca importancia que quienes lo diseñaron originalmente le dieron al tema de la carga, ello en función de la magnitud de las instalaciones que para ese segmento habían sido contempladas. Eran tiempos en los que las instalaciones logísticas y aduanales del Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” de la Ciudad de México (AICM) por su desorganización, diseño, gestión y saturación resultaban, en mi opinión y estoy seguro que en la de muchos, un verdadero cuello de botella para el segmento del comercio exterior mexicano que emplea al aerotransporte.
¿Por qué no aprovechar la inversión que se estaba haciendo en Santa Lucía para ofrecer a la logística del Valle de México una moderna plataforma multimodal con un AIFA en el que, mediando los debidos consensos y planeación, los operadores de cargueros dedicados del AICM contasen en el aeropuerto administrado por los militares mexicanos con instalaciones y servicios de primer mundo a tarifas competitivas, permitiéndoles abandonar por completo en varios casos a la aduana del AICM? Dicho en pocas palabras: Se me ocurrió la puntada de plantear, primero ante mi superior inmediato, un gran profesional de la aviación civil que hoy valida mis dichos de entonces, y luego ante el mando superior castrense, el sacar del AICM al carguero dedicado, es decir al avión cien por ciento carguero y atraerlo al AIFA con atractivas soluciones, algo que en mi opinión, además de favorecer la calidad y buenos costos de los servicios logísticos reduciría presiones a un AICM entonces saturado al que de una vez aclaro, jamás propuse restar slots, sino emplear los de los cargueros en servicios de pasajeros. No hay que olvidar que contrario a lo que algunas voces están afirmando estos días en el marco de la decisión del gobierno norteamericano de ahora presionar a México con su aviación civil, argumentando en mi opinión con razón violaciones al Convenio Bilateral de Aviación vigente entre nuestras naciones, no todos los cargueros dedicados operaban “de noche” en el AICM, sino que una parte importante de ellos lo hacía “de día”, es decir, en horarios privilegiados por la demanda de pasajeros.
“Debemos convocar a la oferta y demanda de aerotransporte de carga del Valle de México para informarles que con el objetivo de descongestionar el AICM y ofrecer mejores servicios a operadores y clientes, el Gobierno Federal va a decretar el fin de las operaciones de los cargueros dedicados en el AICM, las cuales podrán tener lugar donde lo deseen y puedan técnica y legalmente hacerlo, algo que abarca cualquier aeropuerto cercano al Valle de México, caso de Cuernavaca, Puebla, Querétaro y Toluca, claro está, además del AIFA”, apunté, agregando que debíamos escuchar y tomar muy en cuenta a los afectados con el fin de que se sientan beneficiados con aquello que se les va a ofrecer en el “Felipe Ángeles”, —seguí comentando, no sin dejar claro que se debería acordar con ellos un plan para lograr el objetivo, sin el cual seguramente verían la medida como una imposición y por ende llegarían a hasta oponerse a ella.
Lo cierto es que tal y como la historia registra, los altos mandos castrenses compraron la idea de sacar esas operaciones del AICM y de ampliar la magnitud de las instalaciones logísticas del AIFA para albergar al segmento. Lo que por lo visto no hicieron fue tomar en cuenta mi propuesta de adoptar la medida de la mano y con el acuerdo de los afectados y para no variar, tal y como ha hecho siempre, la mal llamada 4T hizo lo que quiso, con las consecuencias que en este 2025 tan complicado por presiones de los norteamericanos los mexicanos ya sabemos.
No señora presidenta, el traslado de las operaciones del carguero dedicado del AICM al AIFA no se hizo con base a consideraciones técnicas o de seguridad, sino como una medida que al mismo tiempo de intentar ofrecer mejores servicios a la logística del Valle de México, dotase al AIFA de tráficos adecuados para su ubicación (el radio de influencia en la demanda de carga es de hasta 200 kilómetros desde un aeropuerto, mientras que el pasajeros anda en unos 50) e infraestructura, descongestionando un poco al AICM, lo anterior ante la inminente concreción de un aeropuerto construido para cumplir con un capricho presidencial, por cierto uno que cada día queda más claro nos está costando a los mexicanos enormes sumas de un dinero que no se tiene o que debería ser asignado a temas tan urgentes y hoy día despreciados, como la salud de los mexicanos.¿Tengo remordimientos por haber planteado la mudanza en comento? No, y ello se debe, insisto, a que el AIFA era un hecho y podía haber sido aprovechado productivamente con los cargueros, pero haciendo las cosas como es debido y no en base a imposiciones, atendiendo tiempos y caprichos de un político que además nos ha dejado muchos, pero muchos problemas luego de su poco acertada gestión al frente del gobierno federal. “Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”[