Después de muchos años de insistencia, de presiones internas y de sobrecargos “liquidadas” bajo distintos pretextos, Aeroméxico finalmente ha abierto la puerta: por primera vez, ha dado la opción a las sobrecargos de su filial Aeroméxico Connect de integrarse a las filas de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA).
Lo que debería haber sido un derecho natural —el ascenso dentro del mismo grupo aéreo— ha sido negado sistemáticamente.
A diferencia de los pilotos agremiados a la Asociación Sindical de Pilotos de Aviación (ASPA), quienes sí pueden pasar de Connect a Aeroméxico, a título de ascenso, las sobrecargos nunca han tenido ese privilegio.
Durante años, han visto pasar en silencio y por encima de ellas y de su escalafón a tripulantes provenientes de la extinta Mexicana de Aviación o de Aeromar, quienes fueron recibidos en la cabina del Caballero Águila, mientras ellas permanecían confinadas a la operación regional, sin oportunidad de crecimiento.
Y ahora, de manera repentina, la benevolencia corporativa se ha activado.
La aerolínea que encabeza ANDRÉS CONESA LABASTIDA ha autorizado a las sobrecargos de Connect a participar en una votación para decidir si trasladan su contrato colectivo al sindicato que históricamente ha representado a sus pares de Aeroméxico.
¿Generosidad? No. Cálculo estratégico.
Aeroméxico tiene planeado retirar de operación los aviones Embraer los cuales actualmente integran la flota de Connect.
La pregunta no es retórica: ¿qué sucederá con las sobrecargos que hoy vuelan esos equipos?
Al mismo tiempo, los sobrecargos provenientes de Mexicana, adoptados en su momento por Aeroméxico, comienzan a llegar a la edad jubilatoria. Y la empresa parece tener claro cómo llenar esos espacios: con las mismas tripulantes de Connect a quienes durante años se les negó el paso.
El proceso de votación, que se desarrolla entre el 30 de junio y el 11 de julio de 2025, es inédito: más de 600 sobrecargos activas decidirán de forma libre, directa y secreta si desean ser representadas por ASSA.
Un paso histórico para la democracia sindical en la aviación mexicana.
Detrás del operativo, discretamente, se encuentra doña Ada Salazar Sosa, “fiel” trabajadora de la aerolínea, quien ha sido instruida para facilitar esta transición como parte de los planes que la empresa ya tiene delineados.
Aeroméxico no está actuando por altruismo. Solo está moviendo piezas en el tablero.
El ingreso de Connect a ASSA no es una concesión, sino un mecanismo para alinear sus intereses de cara al futuro.
Pero aun así, es justo reconocer que esta votación representa una conquista que muchas sobrecargos han esperado por años.
Si hoy están ante una urna y no ante un ultimátum, es porque resistieron, porque se mantuvieron firmes, y porque supieron volar —a pesar del techo bajo— con dignidad y profesionalismo.
La puerta que nunca se abría… por fin ha girado sobre sus bisagras. No por voluntad, sino por necesidad. Pero se ha abierto. Y ahora toca cruzarla con la frente en alto.
Sobrecargo Llamas
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