Pese a que en el Salón Aeroespacial de Le Bourget 2025 la armadora de aviones europea Airbus anunció ventas por 394 aparatos y la Boeing no anunció nada, el fabricante estadounidense pudo darse por bien servido con la revelación que se hizo de ventas de 303 aeronaves a aerolíneas del Medio Oriente tras la visita de Donald Trump a esa zona. Embraer, por su parte, informó que en Le Bourget colocó 216 aviones y hasta ATR, la fabricante europea de aeronaves regionales, informó que vendió 25 aparatos a operadores de EU, país al que no había podido venderle ninguno. Con ello, queda claro que la aviación mundial goza de cabal salud, pese a las tensiones internacionales y la inminente subida del precio del crudo, resultado del cierre del estrecho de Ormuz y el bombardeo a Irán por parte de las fuerzas de Estados Unidos.
Lo cierto es que la situación mundial está muy complicada. Como suele ocurrir en tiempos de tensiones multilaterales, los presupuestos para Defensa y tecnología aeronáutica van para arriba y esto será un detonante para ciertas industrias, pero deprimirá a otras, y ya estamos viendo cómo las amenazas y los bloqueos le están costando a la aviación comercial, desde el cerco a Rusia que derivó en la paralización de casi 900 aeronaves que se quedaron congeladas en aquel territorio, hasta la falta de suministros de materiales como fibra de carbono y otras materias primas que han colapsado la cadena de suministro de la fabricación de aviones.
Más recientemente, con motivo de las tensiones en Medio Oriente, se han visto reducidas las operaciones en esa zona, se han cancelado miles de vuelos ya sea a Tel Aviv y a Teherán o a países vecinos que tratan de ayudar, desalojando personas de diversas nacionalidades hacia sus países de origen en vuelos charter o militares. En especial las aerolíneas de India o Egipto, Emiratos Árabes, Qatar o Turquía, han tenido que relocalizar rutas y cancelar vuelos sin saber exactamente cuánto durará el conflicto. Sin duda, esto pegará directamente a las finanzas de muchas empresas, repercutirá en operaciones de carga y tal vez implique cambios en cadenas de suministro, en venta de mercancías y en tránsito de pasajeros, situación que en mucho tiempo podría no regularizarse. ¿Cuánto costará? Será difícil saberlo, pero ojalá que las hostilidades no lleguen a mayores, porque las consecuencias pueden ser devastadoras.
Lo oí en 123.45: Después de que la Comisión de Competencia (lo que queda de ella) dio luz verde a la compra de Estafeta por parte de la estadounidense UPS, veremos algunos cambios. La parte logística y de ventas se fusiona con UPS, la parte aérea sólo en un 49% y algunos de sus directivos aprovechan la coyuntura para decir adiós. Es el caso de Rafael Silva, quien después de 40 años de fructífera carrera en Aeromar, Aviacsa, Mexicana Link y Aerocaribe; de participar en negociaciones de convenios bilaterales con DGAC y obtener certificaciones de A-330, B-767, A-321 y Superjet 100, así como establecer oficinas en Norteamérica y Centro y Sudamérica para Interjet, deja la dirección de transporte aéreo de Estafeta, en donde corona toda una carrera de excelencia en febrero próximo. Tomará su lugar Alonso Haro Escobosa. Mucho éxito a los dos. E-mail: raviles0829@gmail.com
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