Será el sereno o una coincidencia, lo cierto es que justo unas horas después de que el pasado 28 de mayo mis editores de A21 me hicieran el favor de publicarme una nota respecto, a lo que yo percibo, son operaciones peligrosas en los cielos de Teotihuacán, Estado de México, asociadas a los vuelos recreativos en globo, autoridades aeronáuticas federales, además de algunas estatales y municipales, aplicaron un importante operativo a una parte considerable de las compañías prestadoras de los servicios ahí establecidas, dando como resultado la suspensión de casi una decena de ellas, argumentando aparentemente temas de inseguridad.
Cualquiera que haya sido el detonante del operativo, la verdad es que me da mucho gusto que la autoridad haya intervenido en favor de los mejores intereses del público, mismo que incluye no solamente quienes vuelan, sino también quienes yacen bajo las trayectorias de los vuelos.
Apenas unos días después me llegó información de que las operadoras habrían reiniciado operaciones. La pregunta es obligada: ¿Realmente se subsanaron las deficiencias detectadas que dieron origen a la suspensión de los vuelos?
No hay que olvidar que aquello que supone tal peligro como para que la autoridad aeronáutica llega al extremo de detener la operación de una aeronave, las más de las veces se relaciona con una cuestión sistémica y por ende compleja, que tiene mucho que ver con la cultura de la organización o su entorno, por lo que no se puede esperar que se corrija ahora sí que de la noche a la mañana, de ahí que me parezca sumamente importante que la autoridad brinde el debido seguimiento a aquello que merezca atención en la operación de estas compañías, en especial a lo que impacte en la seguridad de los vuelos. En pocas palabras: qué bueno que se haya actuado para prevenir nuevos accidentes en los cielos de Teotihuacán, solo hay que esperar que ello no haya sido un montaje que le permita a los operadores seguir haciendo las cosas igual de mal que antes, sino el comienzo de acciones efectivas de supervisión que garanticen, hasta donde ello es posible que la mágica experiencia de ver Teotihuacán desde un globo aerostático no se convierta, tal y como ya le ha ocurrido a muchas personas, en una verdadera pesadilla.
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