No lo puedo negar: Me encanta tener que viajar entre las terminales 1 y 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Y es que me queda claro que las más de las veces, al hacerlo, terminaré empleando los servicios del popular y gratuito Aerotrén, que tan excelente servicio brinda a los usuarios desde que la Terminal 2 fue puesta en servicio en el año 2007.
El empleo de monorrieles y sistemas similares de transporte es común en aeropuertos en todo el mundo, en especial cuando en ellos hay dos o más terminales que deben ser comunicadas entre sí. Chicago (O’Hare/ORD), Dallas-Fort Worth (DFW), Londres (Gatwick/LGW), Miami (MIA), Newark (EWR), Orlando (MCO) Tampa (TPA) Tokio (Haneda/HND) son algunos ejemplos de infraestructuras aeroportuarias con sistemas de transporte interior en los que los usuarios, además de trasladarse de una terminal a otra, acceden a maravillosas vistas de las plataformas, calles de rodaje y pistas, convirtiendo a la experiencia en algo digno de disfrutarse, en especial cuando uno gusta de lo aeronáutico
¡Qué decir caso de los pasajeros de menor edad que salen encantados del recorrido!
No olvidemos que las opciones que existen para disfrutar del espectáculo de las operaciones de un aeropuerto cada vez son más limitadas y que servicios como el Aerotrén, cuyos pasajeros realmente no tienen mayor contacto que no sea visual con las operaciones aéreas y por ende no requieren ser escaneados con arco detector y otras medidas propias de pasajeros que ya van a abordar un vuelo o empleados que van a acceder a áreas de operaciones, se convierte esa plataforma ideal para tener un encuentro razonablemente cercano, seguro y sin grandes obstrucciones visuales con las operaciones del aeropuerto. El recorrido del Aerotrén del AICM es generoso en este sentido, en especial por la vista que ofrece de la pista 05R y de la Plataforma Sur de la Terminal 1.
El problema es que por razones de seguridad y capacidad estos sistemas de transporte son servicios de acceso restringido toda vez que se han convertido en vitales eslabones en la logística en los aeropuertos y por lo mismo deben ser utilizados adecuadamente tanto por pasajeros como por quienes laboran en la terminal aérea. Un Aerotrén ineficiente, saturado e inseguro de nada ayudaría al aeropuerto y menos aún a sus pasajeros.
Disfrutemos entonces tan frecuentemente y razonablemente como nos sea posible, la experiencia de esos escasos cinco minutos de recorrido entre las terminales 1 y 2 del AICM y el maravilloso espectáculo aéreo que ofrece su agradable y eficiente Aerotrén.
