Durante los últimos cinco años, al menos 27 aerolíneas miembros de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) comenzaron a proponer iniciativas de reemplazo de plástico de un solo uso (SUP, por sus siglas en inglés), con el objetivo de generar una industria circular de este material.
“Hay mucho que se puede hacer con el ciclo de vida del plástico, por ello, los acuerdos iniciarían la transición hacia una industria plástica circular”, dijo Sheila Aggarwal-Khan, directora de la División de Economía del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En la actualidad, la seguridad de la aviación exige el uso de ciertos productos SUP, incluidas bolsas de plástico con cierre hermético para líquidos, aerosoles y geles (LAG), además de bolsas seguras con evidencia de manipulación (STEB) para productos libres de impuestos.
Por ello, Aggarwal-Khan propuso a la industria plantear objetivos para incitar a los gobiernos a establecer políticas adecuadas que los ayuden a lograr esos objetivos y, de esta manera conjunta, contribuir al proceso de negociación del tratado plástico.
Por su parte, el Consejo Asesor de Sostenibilidad y Medio Ambiente (SEAC) ya formó un Grupo de Trabajo de Cabina Sostenible, el cual tiene como objetivo identificar y revisar los problemas de residuos, junto con el SUP de la cabina, la legislación y tecnología emergentes.
Este equipo proporcionará una plataforma para que las aerolíneas compartan las mejores prácticas sobre el tema, además de asesorar sobre áreas que requieran apoyo técnico, investigación o compromiso regulatorio. Al respecto, ya hay una guía disponible sobre la armonización de las regulaciones de SUP para los reguladores.
Sin embargo, “las regulaciones inapropiadas y asimétricas son el principal desafío para mejorar el rendimiento de los desechos de la cabina, contribuir a la economía circular y reemplazar los SUP con alternativas sostenibles'', aseguró Jon Godson, subdirector de Sostenibilidad de IATA.
Agregó que también las aerolíneas y sus proveedores de servicios deben coordinar acciones para promover el cambio regulatorio, proporcionar señales de demanda al mercado emergente de productos sostenibles y fomentar el desarrollo de una infraestructura adecuada de reciclaje, reutilización y recuperación.
“La falta de un estándar global de sustentabilidad del producto, que pueda usarse para demostrar no solo la integridad, composición e higiene del producto, sino también los beneficios ambientales, incluidas las emisiones, la certificación de biomasa y el contenido reciclado, impedirá la inversión y el reemplazo”, concluyó Godson.
El PNUMA tiene previsto que esta situación podría mejorar en 2024, por lo que se comprometió a finalizar un acuerdo legalmente vinculante sobre el ciclo de vida de los plásticos, desde la producción hasta la eliminación.
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