La aviación nacional e internacional se encuentran en un momento de definiciones. Ante los pobres resultados en conectividad, flujo de pasajeros y como negocios, Mexicana de Aviación, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, y el mantenimiento y rehabilitación del AICM, así como la constitucionalidad de las reformas aprobadas a la Ley de Aviación Civil el cinco de mayo del año pasado, el decreto que asigna aeródromos a los grupos de administración aeroportuaria de la SEDENA y la SEMAR y la poca incidencia de IATA y OACI en el tablero mexicano; la debilidad técnica y de capacidades operacionales de AFAC y SENEAM –no por falta de talento, sino por falta de presupuesto– y la práctica inviabilidad como agente de peso de la CANAERO hacen necesario que con ocasión del “sprint final” del sexenio se haga balance: ¿Qué hay? ¿Qué se quiere?...¿Qué se puede?
En el ámbito internacional, la crisis de fabricantes como Boeing, la apuesta por el espacio y la industria de los satélites pequeños para acceder a derechos orbitales y explotar las telecomunicaciones, el conflicto bélico en Ucrania y en Medio Oriente, con una polarización creciente que ha puesto a prueba la viabilidad de la ONU y sus organismos como agentes catalizadores de choque y su eficacia en el plano diplomático, con una creciente polarización ante liderazgos opuestos, definidos sí pero que se traducen en riesgos al “establishment” es algunos polos conformados por países, nos presentan un horizonte complicado pero al mismo tiempo apasionante.
Son tiempos difíciles que amenazan con volverse convulsos. Fenómenos como la ciberseguridad y la irrupción velocísima de la inteligencia artificial son ahora realidades que no pueden ser ignoradas prácticamente en ninguna actividad comercial o empresarial, mucho menos gubernamental. En el sexenio de los guacamaya leaks y de la “guerra de bots”, todos deben atender y alfabetizarse y educarse en higiene digital.
Son tiempos de definiciones en temas como regulación de drones; de contramedidas contra drones hostiles en espacios prohibidos o restringidos; son tiempos de definiciones en asignar el presupuesto debido a las autoridades de aviación civil para reclutar, desarrollar y retener talento para conformar un capital humano transgeneracional y dotarlo de las herramientas y capacidades necesarias para hacer bien su trabajo y promover y preservar la seguridad operacional y la protección de la aviación con todos sus agentes. Y esto requiere un planteamiento orgánico y visión de conjunto –la aviación es un ecosistema–. La respuesta y simplista es apostar por la visión monolítica y dejar todo en manos de una sola institución. En la aviación ese es un gran y costosísimo error. Espero que no se consuma.
Son tiempos de definiciones, lo que equivale a que son tiempos de seriedad, profesionalismo, optimismo y sobre todo, apertura. Las empresas privadas, tanto en el negocio de la construcción y administración de aeródromos, como en la operación aérea con transporte de pasajeros, carga y paquetería, deben replantearse una apertura colaborativa para poder lograr más solidez como gremio y más colaboración con las autoridades. Evitar los compadrazgos, fortalecer el cumplimiento de la normativa y ser delicados en el derecho de cumplimiento de la regulación para así crear un entorno donde reine la cultura de la legalidad, pues al final de todo esto, está en juego vidas humanas. Que la aviación siga siendo el medio de transporte históricamente más seguro de la humanidad, y ajeno a la “bota en el cuello” del crimen organizado, depende mucho también de la iniciativa propia en medidas preventivas y protocolos de actuación.
Retomar la narrativa de una política aeronáutica es conveniente ahora al alba del sexenio, donde los candidatos estarán “en la pasarela” buscando “lucir sus mejores galas”... Se puede aprovechar para obtener algunos compromisos y entretejer un esquema de asuntos urgentes e importantes para acometer en los próximos años –pero con visión de Estado– sin provisionalismos o concesiones una idea de un México protagonista influyente en la industria aeroespacial en la región.
Y todo esto no está desconectado con lo que pase en las próximas elecciones federales. Piénselo estimado lector, que como diría Calderón de la Barca: “la vida es sueño” y los pioneros de la aviación soñaron y nos dejaron un legado…¿Qué haremos con ese legado?
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