“Debemos usar el tiempo sabiamente y darnos cuenta de que siempre es el momento oportuno para hacer las cosas bien”
Nelson Mandela
Durante los últimos años nuestra industria aérea ha sido no solo abandonada sino hasta atacada constantemente dadas las políticas del gobierno en cuestiones aeronáuticas.
Lo peor de todo es que aún la autoridad que regula nuestra industria aérea, que es la AFAC (Agencia Federal de Aviación CIVIL), ha sido también abandonada y no ha podido hacer bien el trabajo que le corresponde como regulador de la actividad aérea en nuestro país.
Lo anterior nos ha costado, ya en dos ocasiones, tener que lidiar con las consecuencias de degradación a categoría 2 y pertenecer a la vergonzosa lista de países en que las autoridades aeronáuticas no cumplen con los requisitos internacionales de seguridad implantados en los anexos de OACI.
AFAC es ineficiente porque simplemente no cuenta con los recursos necesarios para funcionar de otra manera.
Faltan recursos económicos y recursos humanos, se requieren de profesionales preparados con experiencia y bien pagados; además falta tecnología adecuada a la dinámica actividad de la industria en estos días.
La militarización de nuestras autoridades es otro elemento que se está convirtiendo en un obstáculo adicional porque la preparación y formación de nuestros militares tiene otro motivo y otro camino muy diferente al trabajo civil.
Como sea, resulta admirable ver como nuestras aerolíneas nacionales han podido, de una manera o de otra, ir librando los problemas que fueron muy graves durante los días de pandemia COVID cuando fueron literalmente abandonadas a su suerte y no recibieron el menor apoyo gubernamental para poder funcionar como sí sucedió en otras latitudes.
Más admirable aún es ver la recuperación que no ha sido nada sencilla de nuestras líneas aéreas Mexicanas que, a fuerza de mucha imaginación y trabajo administrativo profesional y al esfuerzo de miles de trabajadores, han logrado resolver muchos de los problemas que las tuvieron incluso al borde de su desaparición.
Han logrado permanecer, crecer y siguen desarrollándose, transportando millones de pasajeros anualmente que representan alrededor de los 40 mil millones de dólares y el 3.5% al PIB, generando en México más de un millón y medio de empleos.
No está por demás decir que la industria aérea no solo es un motor importante de la economía de cualquier país sino un elemento imprescindible para el desarrollo social, razón por la cual en muchos otros países del mundo la industria aérea es considerada una cuestión de seguridad nacional.
Como se puede ver hoy, no existe ninguna garantía de que en los años por venir las cosas puedan cambiar porque las políticas gubernamentales de México en cuestiones aéreas tampoco tienden a registrar ese cambio urgente y necesario.
Hemos criticado hasta en cansancio la actuación ineficiente de nuestras autoridades aeronáuticas y existen pruebas contundentes del daño que le hacen a nuestras aerolíneas comerciales, hasta en el menor trámite pero a fuerza de ser honestos debemos aceptar que también las autoridades de AFAC son víctimas de la falta de una política aérea de estado que dé certidumbre a nuestra industria y a las propias autoridades que la rigen.
Desde hace mucho años se ha pedido, se ha exigido una política de estado que pueda dar certidumbre a nuestra industria aérea pero desafortunadamente no se ha logrado que los diferentes gobiernos tomen en serio el tema.
Hace unos días el nuevo Secretario General de ASPA Cap. Jesús Ortiz Álvarez dijo que ha solicitado una reunión con la Presidenta electa para tocar los temas más importantes que afectan a la industria aeronáutica nacional y seguramente en esa reunión le hablaría de la necesidad de la implantación de esa política aérea de estado a la que nos hemos referido.
No sucedió antes, y como se ven las cosas parece muy complicado que pueda suceder en los próximos seis años.
Las líneas aéreas Mexicanas deberán seguir su desarrollo por sí mismas enfrentando y desafiando cada día todos los obstáculos que presenta la autoridad aeronáutica como consecuencia de las políticas gubernamentales y sufriendo el burocratismo rampante y la ineficiencia de las cuales, hay que decir, la propia autoridad AFAC también resulta ser una víctima.
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