Pablo Chávez Meza
El percance que vivió el vuelo 512 de Volaris, que cubría la ruta Tijuana-Monterrey, el viernes pasado, mostró una carencia en los servicios de tránsito aéreo: la falta de radares meteorológicos, expresó Humberto Gual Ángeles, secretario general de la ASPA de México.
El 12 de mayo pasado, el vuelo 512 de Volaris, aterrizó de emergencia en el aeropuerto de Torreón, debido a que en su ruta se encontró con una tormenta eléctrica y granizo, que ocasionaron turbulencias y le provocaron daños al parabrisas de la aeronave, así como a la nariz del avión.
Para el secretario general de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), la actuación de los pilotos de Volaris fue destacada. Lo importante es que no hubo fatalidades, gracias a la habilidad de los pilotos. “Cualquier piloto que vuela está sujeto a encontrarse con esas condiciones climatológicas”.
Lamentablemente, dijo, este percance mostró la falta de radares meteorológicos, que es una carencia en los servicios de tránsito aéreo. “Sí tuviéramos esos radares meteorológicos, bloquean una zona para volar y no los llevan por esa zona”, aseveró.
Esta información la corroboró José Alfredo Covarrubias Aguilar, secretario general del Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta), quien aseguró que en las torres de control no hay ningún radar meteorológico.
La única estación donde hay es Centro de Control México, “pero generalmente está fuera de servicio”.
Explicó que los radares meteorológicos ponen mapas en las pantallas con colores y códigos en las áreas activas para, con ello, localizar el núcleo del mal tiempo.
Estos son elementos importantes y, de contar con ellos, los controladores podrían dar aviso a los pilotos de la presencia de tormentas a fin de canalizarlos por otra ruta.
Covarrubias Aguilar dijo que se han colocado en varias veces los radares y no han quedado y por ende no han funcionado correctamente.
Dijo que lo ideal es que hubiera radares meteorológicos en todas las estaciones, pero bajo las condiciones del país, por lo menos en Ciudad de México, Monterrey, Mérida, Mazatlán, Guadalajara, Tijuana, Cancún y Puerto Vallarta, es decir donde hay más tráfico.
Si bien los aviones cuentan con radares meteorológicos, en el caso del vuelo de Volaris falló y el controlador no tenía medios para identificar la tormenta e informarle, dijo.
Aseveró que los radares meteorológicos son un complemento a los radares de los aviones; por ello, lo mejor sería que las torres de control los tuvieran, ya que sólo las aeronaves comerciales cuentan con esa tecnología.
Reconoció que percances como el de Volaris han ocurrido otras veces y calificó de lamentable que no se tengan estos equipos.
El secretario general del Sinacta dijo que, si bien se pueden usar los radares de navegación, la información que dan es muy limitada, es decir, no es precisa.
Por su parte Gual Ángeles lamentó la inexistencia de estos equipos “¡tiene más Centroamérica, tiene mejor tecnología!”, señaló.
Incluso, dijo, desde hace muchos años, a los controladores aéreos del país, la autoridad no les ha actualizado sus equipos, incluso estuvieron “controlando con papelitos”.
“Ve las carencias que tenemos en el sector aéreo, por eso estamos como estamos; lo que hicieron los pilotos fue destacable, no estuvo nada fácil”, dijo.
Covarrubias Aguilar coincidió en que no sólo son necesarios estos radares, sino renovar el resto del equipo, tales como equipos de comunicación.
El organismo encargado de dotar estos radares es Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), órgano desconcentrado de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT). Por ello, dijo, con la nueva Ley de Aviación Civil se busca que se doten de más recursos y tecnología.
Además, comentó que, a través del Colegio de Pilotos, platicaron con los encargados de ese vuelo y la verdad “fue muy complicada la situación y cómo resolvieron el problema”.
Por tal motivo, destacó que, ante el cambio climático y el inicio de las temporadas de ciclón, todas las aerolíneas deben reforzar su toma de decisiones.
Asimismo reconoció que la meteorología es un factor de riesgo inherente a la aviación y que los accidentes trágicos a nivel mundial han sido por factores meteorológicos.
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