Tras completar casi cuatro décadas de servicio a la NASA, el Laboratorio de Ciencias Aerotransportadas DC-8 se retirará a principios de 2024 tras la finalización de la campaña ASIA-AQ.
El DC-8, que la NASA adquirió en 1985, era un avión de batalla para el Programa de Ciencias Aerotransportadas de la División de Ciencias de la Tierra (ESD) de la NASA, y servía como plataforma principal, o una de varias plataformas, de muchas campañas aéreas.
Sus contribuciones son legendarias desde volar como parte de las primeras campañas de ozono estratosférico polar a fines de la década de 1980, pasando por campañas centradas en las capas de hielo, el hielo marino, la ecología terrestre, los gases de efecto invernadero y la calidad del aire que continuaron durante toda su vida.
Además del conocimiento del proceso que proporcionó el DC-8, sirvió como un importante campo de pruebas para nuevos instrumentos y técnicas que ayudaron a allanar el camino para su eventual uso en el programa de vuelos espaciales de ESD, una fuente de datos de calibración/validación para los instrumentos satelitales de ESD, y como laboratorio volador para estudiantes, postdoctorados y profesionales que inician su carrera para diseñar, construir y probar instrumentos, adquirir datos y analizarlos.
También fue la plataforma principal para el Programa de Investigación Aerotransportada para Estudiantes (SARP, por sus siglas en inglés) de la NASA, que ya lleva 15 años, y que ha brindado oportunidades prácticas a más de 400 jóvenes científicos y tiene una excelente "tasa de retención de STEM" para sus participantes anteriores.
Para conmemorar los años de servicio de este avión, la NASA organizó un taller para compartir ejemplos de los logros científicos, programáticos y humanos del DC-8 durante sus casi cuatro décadas de servicio a la NASA.
Además invitan a discutir las “lecciones aprendidas” sobre el funcionamiento de un gran laboratorio de investigación aerotransportado que puede utilizarse mientras la NASA avanza en el suministro y equipamiento del sucesor del DC-8, un B-777 que la NASA adquirió en 2023 en respuesta a una fuerte recomendación de un informe de 2021 de las Academias Nacionales de Ciencia, Ingeniería y Medicina de que ESD necesitaba tener una plataforma de este tipo luego del retiro del DC-8.
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