Actualmente, varios estados de la República Mexicana están potencializando a la industria aeroespacial. Querétaro, Chihuahua y Guanajuato han abrigado este sector, pero la región que es la verdadera pionera de la exploración espacial es San Luis Potosí (SLP).
Su legado es tal, que en la actualidad, México planea una segunda etapa en el desarrollo de cohetes con fines científicos, cuya primera fase inició en SLP, precisamente el 28 de diciembre de 1957.
Esta fecha marcó el comienzo de la investigación espacial en México, cuando un grupo de estudiantes y profesores de la recién creada Escuela de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), se dieron a la tarea de impulsar la creación de cohetes, en un proyecto que más tarde se conocería como Cabo Tuna.
El doctor Gustavo del Castillo y Gama, fundador de la escuela, tenía en mente la vinculación de los alumnos en tareas de investigación que animaran su formación científica. Se lograron lanzar incluso cohetes de dos y tres etapas, un logro importante para las capacidades tecnológicas de ese momento, y justo también cuando otras naciones de primer mundo hacían lo propio con presupuestos mucho más grandes que el potosino.
Hubo múltiples éxitos que enaltecieron la labor científica de los mexicanos, en ese proceso también existieron fracasos, pero nada fue tal letal como las lagunas en presupuestos que mermaron la continuidad de dicho proyecto científico. Sin embargo, sus bases quedaron tan sólidas, que hoy, otro grupo de científicos pretende comenzar una segunda era de la exploración espacial, que culminó en 1972, con el lanzamiento del Filoctetes II, cohete de dos etapas.
En esta ocasión, y dada la ausencia de un rubro que estudiara este segmento, el físico, Gerardo Saucedo Zárate, fundó la asociación civil, Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre (Inmeu), con la idea de impulsar una segunda oleada para el desarrollo de la ciencia y tecnología espacial mexicana.
En entrevista para la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el físico dijo que esta asociación radica en la ciudad de San Luis Potosí, donde ya se cuentan avances en el desarrollo de cohetes.
Saucedo afirmó que los investigadores del Inmeu han logrado la construcción de dos cohetes, que se buscarán lanzar para el segundo semestre del año, gracias al apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Fuerza Aérea Mexicana.
Estos organismos facilitarán los campos de pruebas de Santa Gertrudis en Chihuahua, para realizar los ensayos y lanzamientos.
En este proyecto también participan los ingenieros, Víctor Hugo Herrera Llanas y Eduardo González Hernández, quienes detallaron algunas características de sus nuevos aparatos.
Los cohetes cambiaron su base de propulsión, ahora emplean combustible líquido, nuestro cohete bautizado como Juan Fernando Cárdenas Rivero (JFCR-2000) cuenta con seis metros de longitud y un peso aproximado de 96 kilogramos, y esperamos que llegue a una altura de 80 kilómetros, bajo mil libras de empuje”, dijeron a Conacyt.
Los ingenieros agregaron que el esbozo de los cohetes ha sido muy minucioso: “En los últimos dos años, se perfeccionó el diseño y selección de partes, basado en las experiencias de las pruebas frías que realizamos”.
Tras varias pruebas para verificar que no existan fugas en el diseño, hicieron tests de pruebas de propulsión, de flujo, de combustión, mediciones internas al motor, del gasto del líquido y del oxidante entre otras.
Los integrantes de Inmeu, señalaron que el propósito de este proyecto es transportar nanosatélites en el corto plazo.
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