Diversas organizaciones civiles han interpuesto más de 30 amparos contra el rediseño del espacio aéreo en el Valle de México, debido a que su implementación ha incrementado los niveles de ruido en zonas pobladas. Recientemente, algunos diputados propusieron una iniciativa para adicionarle a la Ley de Aviación Civil disposiciones en materia de regulación del ruido. El problema es que la solución de este problema no puede ser aplicable a una normatividad local y si se hace general, habría problemas en muchos aeropuertos del país.
El tema es complejo. La gestión de ruido y sus implicaciones requiere de un trabajo colaborativo en función de los estudios que tienen que hacerse desde el diseño, trayectorias, rendimiento y velocidad de las rutas que sean óptimas.
El ruido es un tema recurrente a nivel mundial, y son las instituciones las que marcan las mejores prácticas que podrían contribuir a la reducción de las emisiones de las aeronaves y su concentración del ruido. Para ello existe el anexo 16 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que es el que establece los lineamientos correspondientes a ello. La visión a nivel mundial es trabajar en generar menos ruido con operaciones de vuelo lo más eficientes posible, y hay cuatro elementos que componen este enfoque más equilibrado:
El primero tiene que ver con la reducción en la fuente del ruido, es decir, las aeronaves. Se estima que las flotas que emergerán de la pandemia serán más ecológicas en comparación con 2019 y los nuevos diseños de aeronaves incorporan las últimas tecnologías de reducción de ruido disponibles en el mercado.
La segunda, engloba la planeación del uso de suelo en las zonas que rodean los aeropuertos, tema que da para un análisis muy amplio porque es ya un lugar común decir que todos los aeropuertos se establecen en lugares despoblados, pero que justamente uno de los efectos de esta infraestructura es jalar hacia sí el desarrollo y nuevas viviendas.
El tercer elemento tiene que ver con los procedimientos de operación para la reducción del ruido y el cuarto con las restricciones a las aerolíneas en las operaciones aeroportuarias.
Aquí la colaboración efectiva y la participación de las partes interesadas es clave. La OACI creó una estrategia llamada “Enfoque Equilibrado para la Gestión de Ruido de las Aeronaves”, que consiste en identificar los problemas de contaminación acústica en los aeropuertos y analizar las medidas disponibles para reducirlos, con mecanismos para que las comunidades afectadas puedan ser escuchadas y se busquen las mejores alternativas,
Se supone que Seneam introdujo el PBN (Navegación Basada en Rendimiento) y descenso escalonado en el Valle de México para mitigar el ruido, aunque esto no se ha cumplido. Y es que a este organismo le faltó precisamente esta capacidad para escuchar a los afectados antes de establecer sus nuevas disposiciones, que tampoco han servido para garantizar que el AIFA y el AICM convivan a máxima capacidad de ambos. Sin duda, un problema que los diputados harían bien en analizar, en medio de tanto ruido.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto.
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