El pasado 2 de julio, en el Diario Oficial de la Federación se publicó el Decreto presidencial del Plan Sectorial de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes 2020-2024. Es, para decirlo en términos llanos, el aterrizaje del Plan Nacional de Desarrollo. Lo primero que hay que resaltar es que al fin se pone en blanco y negro un programa que considera al transporte aéreo en un ordenamiento que, aunque sigue siendo sexenal, ya tiene visos de política de Estado.
Aunque el documento se refiere a varios modos de transporte, el transporte aéreo no tiene un apartado específico y tampoco la Agencia Espacial Mexicana. Ambos carecen de un tratamiento diferenciado, lo que muestra que el nivel de interés real que hay en ellos es menor que el que se dispensa a otros modos de transporte y asuntos como las telecomunicaciones o el desarrollo de la economía digital. Pero algo es algo y al menos hay varios puntos que se definen con precisión, en lo que podría llamarse la nueva política de aviación.
En resumen, se puede decir que el programa del sexenio para los aeropuertos será el llamado Sistema Aeroportuario Metropolitano, que incluye al AICM con una terminal 3; el uso del aeropuerto de Toluca (no está claro si lo adquiere el GACM o no); la construcción de Santa Lucía (la única obra significativa, que en realidad está a cargo de Sedena); la ampliación de Ixtepec y algún apoyo para Aeropuertos y Servicios Auxiliares.
Resalta que en el asunto de las aerolíneas se mencione la promoción a las empresas de bajo costo, así como a las regionales y alimentadoras, como un medio de hacer el transporte aéreo más accesible a segmentos poblacionales vulnerables. Pero, en otras palabras, dejaron fuera a Aeroméxico.
Aunque se mencionan en lo general las iniciativas de combate a la corrupción, lo cierto es que este rubro queda más enunciado que operable en el día a día. Una probadita la acabamos de ver con la venta del acero alemán rematado como fierro viejo para apuntalar a los proveedores de Santa Lucía. También sería interesante conocer los avances de la reestructura del espacio aéreo, porque no puede ser que el plan sexenal de Seneam sea poner en marcha el PBN, una herramienta de gestión que inició desde la administración anterior y que no tiene mayor complejidad.
Por lo demás, el plan sectorial en una mezcla de ciertos principios generales y algunos asuntos prácticos: se abordan problemáticas como la necesidad de capacitación del personal técnico aeronáutico, los convenios bilaterales de aviación, el aliento a los programas de seguridad operacional, la vigilancia en el otorgamiento de licencias y exámenes médicos, la consolidación de la Agencia Federal de Aviación, a cargo de Rodrigo Vázquez Colmenares y el impulso al Centro de Adiestramiento de ASA, “Roberto Kobhe González”. Todo ello es, sin duda, indispensable.
También se anuncia que se revisará el marco legal, lo cual introduce un tema que puede generar incertidumbre. El principio de la rectoría del Estado era más que necesario, pero también debe aclararse qué se entiende por términos como competitividad, visión moderna e incluyente y sentido humanista o social. Todo suena muy bonito pero -como suele decirse- el diablo está en los detalles. E-mail: raviles0829@gmail.com
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