"El más irreparable de los vicios es causar el mal por simple necedad"- Charles Baudelaire
Y continúa adelante el manoseo político (y digo político porque no puede verse otra causa comprensible o razonable) para que el proyecto del nuevo aeropuerto de Texcoco -cuya construcción está adelantada en un 32%- no pueda continuarse.
Ya son más de 80 amparos recibidos y aprobados por el poder judicial en contra de la construcción del aeropuerto híbrido de Santa Lucía y no solo eso, sino que además los jueces han ordenado no tocar lo construido en Texcoco y mucho menos llevar adelante el insultante intento por inundarlo.
Ya se ha hablado mucho sobre la gran cantidad de obstáculos que representa la construcción del aeropuerto de Santa Lucía -el cual hoy alberga la base aérea militar estratégica más importante el país- empezando con las consecuencias ecológicas y pasando por todo tipo de cuestionamientos técnicos presentados por expertos nacionales e internacionales de la industria aérea.
Hasta hoy se han perdido miles de millones de pesos y se ha afectado a miles de negocios y trabajadores directos e indirectos, pero todo indica que eso es justamente lo menos importante para nuestro gobierno.
El tufo político está en el aire y seguimos viendo que aparentemente el amiguísimo y/o el compadrazgo es lo que está permeando a todo lo largo y ancho de la cancelación de Texcoco y la continuación del proyecto Santa Lucía. Muchos mexicanos ya lo vemos como una necedad realmente enfermiza de parte de nuestros gobernantes, necedad que vamos a pagar con millones de pesos y centavos en el futuro no muy lejano.
El Presidente López Obrador ha dicho que va a echar mano de los recursos que le otorga su investidura para llevar adelante su proyecto de Santa Lucía, lo que nos deja claro que pretende pasar por alto las decisiones del poder judicial, lo cual sería un duro golpe a nuestra frágil democracia.
El plan aeroportuario del gobierno incluye Santa Lucía con todos los problemas técnicos y legales que hoy están comprometiendo su viabilidad, el aeropuerto Benito Juárez que está totalmente saturado, tanto en tierra como en su espacio aéreo con todos los riesgos que esto representa, con equipo de Control de Tráfico Aéreo antiguo e ineficiente y controladores expertos pero con bajos sueldos y saturados de trabajo, con un aeropuerto de Toluca de gran elevación que restringe drásticamente la operación de vuelos de largo alcance, con una reconocida falta de infraestructura para comunicar eficientemente los aeropuertos contemplados en el plan, con los graves problemas que tendrían de enfrentar todas las aerolíneas para operar en tres terminales diferentes, con los problemas que podría enfrentar también la aviación corporativa, y mucho más.
Mientras esto se vive en México, resulta realmente impresionante cómo otros países alrededor del mundo inauguran enormes y sofisticados aeropuertos internacionales que mueven millones de pasajeros al año de manera segura y eficiente y que se han convertido en gigantescos hubs que han traído grandes beneficios sociales y económicos.
México sigue pensando en chiquito, a pesar de nuestro enorme potencial, estamos puestos "de pechito" para ser vapuleados desde el exterior y de eso hay pruebas contundentes todos los días.
Tenemos décadas postergando las grandes decisiones y cuando por fin se toma una entre tantas necesarias e importantes que garantizaba grandes beneficios sociales y económicos para el país, nuestros propios gobernantes se encargaron de obstaculizar el gran proyecto de Texcoco, dando preferencia a los consabidos y conocidos "parches" que han demostrado ser totalmente inservibles por costosos e ineficientes.
Creo que en el tema aeroportuario todavía estamos a tiempo de hacer las cosas bien, ojalá que el presidente López escuche a la voz de la experiencia y no las de la política y ponga las cosas en su lugar para priorizar sus decisiones y beneficiar al país y sus ciudadanos.
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