Los insumos de biomasa a nivel mundial se perfilan como el principal recurso para impulsar la producción de combustible sostenible de aviación (SAF) hasta 2050, según revela un estudio conjunto de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la consultora Worley, que será publicado este mes.
El análisis estima que, sin restricciones, la disponibilidad de biomasa podría superar los 12,000 millones de toneladas métricas (Mt) en 2050. Sin embargo, tras asignaciones a otros sectores, la cantidad disponible para bioenergía y biocombustibles se reduce a 4,200 Mt.
De esta cifra, solo 1,580 Mt podrían destinarse a la producción de SAF, ya que parte se emplearía en generación de energía eléctrica, calor y productos bioquímicos. Aun así, este volumen representa un incremento cercano al 30% respecto a 2030.
Los residuos agrícolas se mantendrán como la principal fuente de insumos en 2050, mientras que los residuos forestales y los residuos sólidos urbanos (RSU) aportarán proporciones menores pero comparables.
En cambio, los cultivos energéticos y los aceites usados —que hoy dominan la producción comercial de biocombustibles— representarán las menores participaciones hacia mediados de siglo.
La biomasa disponible permitiría generar más de 300 Mt de bio-SAF para 2050. Este volumen podría aumentar si se mejora la eficiencia de conversión, se acelera el despliegue de tecnologías SAF, se optimiza la logística de recolección de insumos y se fortalecen las infraestructuras necesarias.
Fuentes emergentes, como los cultivos energéticos —no incluidos en este estudio— también podrían contribuir significativamente a la ampliación del suministro. Asimismo, el desarrollo de SAF sintético (e-SAF) será fundamental para alcanzar la meta de 500 Mt necesarios para que la aviación logre emisiones netas cero hacia 2050.
Finalmente, el informe subraya que la colaboración intersectorial y el respaldo normativo serán esenciales para superar cuellos de botella y avanzar en el desarrollo, certificación y despliegue de nuevos insumos y tecnologías.
Estas medidas no solo beneficiarán al sector aéreo, sino también a otros sectores difíciles de descarbonizar, siempre que se priorice el uso de recursos limitados en industrias con pocas alternativas de mitigación.