Obtener el segundo lugar en el Concurso SAF, organizado por Airbus, representa un reconocimiento al buen trabajo que se realiza en el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Además, refuerza el compromiso de compartir el conocimiento y la experiencia adquirida, para que estos no se queden solo en papel o en la red, sino que se apliquen y difundan de forma práctica.
Así lo expresó el director del proyecto “Conversión de biomasa lignocelulosa en SAF”, Ingeniero Rogelio Sotelo Boyás, quien añadió que es la segunda vez que participan en el concurso, y en la edición pasada realizada en 2023, obtuvieron el primer lugar.
En entrevista con A21, el investigador explicó que en 2023 su proyecto se centró en la conversión de jatrofa curcas (Jatropha curcas L.) en SAF (Combustible Sostenible de Aviación). Detalló que el aceite vegetal extraído de esta planta fue transformado en biocombustible, un proceso en el que aún continúan trabajando.
“Creemos que México tiene un gran potencial para la producción de SAF a partir de jatrofa, pero por alguna razón no se ha establecido bien su cultivo, creo que eso es una cosa muy importante; nosotros como tecnólogos químicos nos toca hacer la transformación química y el cultivo confiamos en que los agrónomos y productores puedan desarrollarlo cada vez más eficientemente”, dijo.
Entrevistado en su cubículo de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE) del IPN, el doctor en Ingeniería comentó que en la primera investigación usaron la tecnología HEFA (hidroprocesamiento de ésteres y ácidos grasos) y en este nuevo proyecto, premiado recientemente, usan la tecnología ATJ (Alcohol-to-Jet).
Explicó que con esta tecnología buscan convertir el etanol a etileno y luego obtener olefinas más grandes y ramificadas, y estas después hidrogenarlas, para con ello producir el SAF.
“La reacción de conversión de olefinas pequeñas a olefinas más grandes se llama oligomerización y es la reacción más importante para convertir alcohol a SAF y, es también una reacción que se lleva a cabo todos los días en las refinerías de México, en el proceso de alquilación.
“En México, al ser un país petrolero, existen ya tecnologías de transformación de hidrocarburos similares a las requeridas para producir SAF. Se tiene el conocimiento de los catalizadores, que es lo más importante en este tipo de conversiones y lo que nos está faltando es la materia prima, que tengamos un certificado de sostenibilidad de la materia prima”, dijo.
Sotelo Boyás puntualizó que sus proyectos tienen dos vertientes, uno, la aplicación de la tecnología HEFA y el otro el de la tecnología ATJ; en el HEFA proponemos el uso de jatrofa, como materia prima y en el ATJ proponemos el uso de sorgo dulce y el agave.
Proyecto 2025: el bajo costo del agave hace rentable la producción de biocombustible
El investigador dijo que en el proyecto con el que participaron en este año, la materia prima propuesta fue el agave, debido a que el agave del mezcal (Agave angustifolia Haw, hoja angosta) es rico en azúcares (°Brix).
“La idea de nuestro proyecto es utilizar toda la experiencia y capacidad de cultivo que tienen miles de agricultores mexicanos que han transformado, por generaciones, esta planta en alcohol; ¿Cuál es el problema ahora?, que hay un excedente de agave y por tanto ha bajado mucho de precio, lo que nos permite proponer un proceso de transformación de agave a SAF más rentable”, dijo.
En el caso de la jatrofa, uno de los obstáculos que tuvieron es lo caro de la planta, mientras que el kilo de agave podría alcanzar los 3 pesos actualmente, dijo, el de la jatrofa va de los 30 a 100 pesos y si el litro de turbosina vale 24 pesos, entonces “con jatropha no es aún competitivo”.
Precisó que, en el caso del agave, por su precio y por la mayor cantidad de azúcar es mejor, debido a que entre más azúcar tenga, se puede obtener más etanol, y por tanto más biocombustible.
Añadió que otro factor es que hay miles de hectáreas disponibles para el cultivo del agave, debido a que la planta crece en terrenos que son ásperos, pedrosos, “marginales” como se les dice.
Además, el agave presenta una ventaja significativa pues en México ya existe experiencia en su procesamiento, particularmente gracias a las industrias del mezcal y del tequila, donde ambas industrias están bien organizadas y se podría contar con inversionistas con el capital necesario para desarrollar esta materia prima y transformarla en SAF.
No obstante, el investigador señaló que una desventaja del agave frente a otros cultivos, como el sorgo, es su largo ciclo de producción, que puede extenderse hasta cinco años. En contraste, el sorgo puede tener hasta tres ciclos por año. Sin embargo, subrayó que el agave tiene una ventaja clave: no requiere riego, a diferencia del sorgo.
El investigador del IPN dejó en claro que dos factores que frenan el uso de las materias para producir SAF en el mundo son el precio de la materia prima y el impacto ambiental del cultivo, pero en México el agave puede sobrepasar esos dos factores.
Indicó que el problema está en que tiene que haber suficiente terreno de cultivo adecuado y disponible para cultivar las materias primas para producir SAF. En el caso de Agave, destacó que, de acuerdo con sus cálculos, para que una planta industrial produzca 2,500 barriles de SAF por día se necesitaría disponer de un área equivalente al 3.3 % del terreno de Guerrero.
Precisó que con dos plantas que produzcan 2,500 barriles diarios de SAF, cada una, se podría cubrir aproximadamente el 5% de la demanda diaria de turbosina en México.
Por otra parte, Sotelo Boyás comentó su grupo de investigación ha tenido acercamiento con diferentes organismos descentralizados e instituciones nacionales, entre ellos Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), debido al interés recíproco de realizar convenios para el desarrollo de combustibles sostenibles de aviación. Expreso también que este equipo se mantiene abierto a colaborar con otras instituciones académicas, industriales y gubernamentales.
Indicó que, aunque ya se cuenta con tecnología en Petróleos Mexicanos (PEMEX) y con la experiencia de los productores de agave, aún es necesaria la participación del Gobierno para que la producción de SAF sea una realidad en el país.
Y es que, por parte del Gobierno, es necesario crear una ley que regule la comercialización y certificación del SAF, además de establecer un organismo encargado de verificar su calidad. Para ello, también debe definirse una norma oficial que establezca los estándares del combustible.
Si bien se tiene una Norma Oficial, la NOM-016-CRE-2016 y ésta es la que regula la calidad de los combustibles de transporte en México, ahí es donde debería estar incorporado el SAF, por ello, es necesario que el Gobierno haga iniciativas de Ley para que esas se apliquen en normas de calidad oficiales.
Y aparte, añadió, es necesaria la creación de un organismo certificador, pues mientras esto no exista en México, dijo, no se puede comercializar el SAF. Mientras que, por parte de la academia, les corresponde innovar en tecnologías propias, pues añadió que actualmente hay varias empresas de otros países que están desarrollando tecnología propia para venderla a otras naciones.
Por ello, señaló, si se busca tener una planta de SAF operando en México para 2027, es fundamental contar con una ley que regule su producción, normas oficiales establecidas, infraestructura de abastecimiento de gas natural por parte de PEMEX, un inversionista comprometido y la adquisición de una planta industrial de alguna empresa que ya cuente con la tecnología necesaria. Todo esto permitiría aprovechar la experiencia existente en el país.
La academia tendrá que desarrollar sus propios catalizadores, para que eventualmente se desarrolle una planta mexicana y esto podría ser viable después de 2030.
Reconoció que, en América Latina, Brasil, Chile y Colombia han logrado avances significativos en el establecimiento de estrategias para producción de SAF, teniendo ellos ya una hoja de ruta para potenciar su industria agrícola en pos de una industria de aviación más sostenible. En México esperamos este año tener también una hoja de ruta y ser parte de los países comprometidos con una transición energética y una descarbonización del transporte aéreo, concluyó.