Para las aerolíneas el arrendamiento de aviones se ha consolidado como la opción preferida para garantizar sus operaciones; desde la década de 1970 sólo el 10% de las compañías lo hacían; para el cierre de 2023 el 58% de las aeronaves eran arrendadas, afirmó la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
El mayor aumento ocurrió entre 1980 y 2010, cuya proporción de arrendamiento superó por primera vez el 50% en 2004. En los últimos años, se ha estabilizado alrededor de un actual 60%, sugiriendo que este podría ser el reparto “óptimo” entre el arrendamiento y la propiedad en la industria.
El esquema de arrendamiento despegó por primera vez en América del Norte, donde las aerolíneas fueron desreguladas en 1978 (junto con los camiones, autobuses y ferrocarriles). El aumento subsiguiente en la demanda de tráfico aéreo ayudó a empujar la proporción de aviones arrendados del 20% al 50% durante la década siguiente.
Desde entonces, las regiones de Europa, América Latina y Asia han adoptado el arrendamiento en tal medida que su proporción de aviones arrendados ahora está cerca del 70% de la flota total, dejando a América del Norte muy atrás con un 40% – bajando desde el 50% en 2010 y siendo la más baja entre las regiones.
La razón detrás de la menor proporción de aviones arrendados en América del Norte puede explicarse por un par de razones. En primer lugar, sus aerolíneas tienen un mejor acceso a los mercados de capital y opciones de financiamiento alternativas relativamente baratas, como la deuda corporativa. En segundo lugar, las grandes aerolíneas tradicionales, que históricamente tienen la mayoría de la cuota de mercado, poseen directamente una parte significativa de su flota de aviones.
Por último, el desempeño financiero relativamente mejor de la región de América del Norte ha favorecido el modelo de propiedad. Por otro lado, la mayor proporción de arrendamiento mostrada en otras regiones, excepto en África, parece haber permitido una renovación más rápida de la flota.
