Columna Invitada - Rafael De Antuñano Sandoval
Ni la más brillante imaginación visualizó los alcances que tendría la aviación en nuestros días. La aviación ha sido la suma sin límites del ingenio humano. Desde el mito de Ícaro, a quien le tejieron unas plumas y se las fijaron con cera para volar como un ave hacia la libertad, hasta el piloto que hoy aborda su avión con la confianza en el entrenamiento recibido y la tecnología disponible.
En la actualidad subirse a un avión ya es un hábito común y la mayoría lo hacemos sin temor alguno. Solo ha transcurrido un instante entre la ilusión de elevarse por los aires como un acto de magia y la probabilidad de hacerlo realmente. Pronto habremos de ver eventos aún más sorprendentes.
Como ha sido característico en la historia de la humanidad, algunas grandes transformaciones sociales y económicas se presentan después de ciertos eventos trágicos. Tal es el caso de la aviación. Las dos grandes Guerras Mundiales del siglo pasado (1914 y 1939) aceleraron el progreso aeronáutico transformando las nociones de tiempo, distancia y velocidad. El planeta se hizo más pequeño.
A finales del mismo siglo XX y principios del actual, las tres Guerras del Golfo Pérsico − Irán-Irak (1980-1988), Tormenta del Desierto (1990-1991) y Operación Libertad Iraquí (2003-2011) − exponenciaron el desarrollo tecnológico con la utilización progresiva de armas, cada vez más sofisticadas, como misiles y municiones guiadas de precisión y aviones “invisibles” por su muy baja señal-radar. El planeta se hizo más vulnerable.
Lo global
Es así que la aviación militar ha mantenido el predominio tecnológico desde un punto de vista bélico y, a partir de éste, se han derivado algunos avances para la aeronáutica civil. Sin embargo, también hay evidencias en el sentido de que en la última década de los años noventa hubo un avance sin precedente en la aeronáutica civil, debido al creciente flujo de inversiones que generó la globalización en la industria.
Las inversiones se reorganizaron para que la cadena de valor global aumentara, esto es, empezó a formularse una política de encadenamientos productivos que derivó en las llamadas OEM’s (Original equipment manufacturer), fabricantes de equipos originales que surten a las grandes empresas ensambladoras, por ejemplo, de ventanillas, asientos, etc., para disminuir costos; asimismo, y con el propósito de promover la innovación, se desarrollaron los denominados clústeres industriales y proliferaron los proyectos de colaboración entre gobierno, academia e industria.
En la industria aeronáutica la masa de inversión para la fabricación de una aeronave y la estructura de gastos para su operación son enormes. Solo para tener una idea en este último sentido, se calcula que una línea aérea gasta entre 80 y 100 dólares por minuto/vuelo en sus costos operativos totales (mano de obra, combustible, mantenimiento, etc.), es decir, las pérdidas y ganancias en el ámbito aeronáutico pueden medirse por minuto, cuando no en segundos. A esto puede añadirse el asunto de la alta contaminación que provoca. Todo hace ver, sin embargo, que los obstáculos que se presenten serán superados para que la industria siga progresando como lo está haciendo, porque todos los días sale a relucir una solución innovativa.
La interdependencia y sus efectos
Pocas actividades económicas son tan interactivas e interrelacionadas, así como tan multidisciplinarias e interdependientes como la aeronáutica. En ésta puede encontrarse un ejemplo clarísimo del llamado “efecto mariposa”, según el cual el aleteo de una de ellas en Oriente se deja sentir en Occidente. En el ámbito aeronáutico, por ejemplo, una decisión equivocada de tipo organizacional tomada hoy puede generar una catástrofe años después.
Dentro de esta vasta red de relaciones destaca un segmento fundamental para garantizar, ni más ni menos, que una persona o un bien salgan de un sitio y lleguen a su destino, esto es, los servicios de navegación aérea. En efecto, en el mito de Ícaro − mencionado arriba −, se le recomendó a éste evitara el vuelo cerca del mar para que las ráfagas de viento no arrancaran las plumas, así como no acercarse demasiado al sol para que éste no derritiera la cera que las unía a su cuerpo.
Así, los servicios de navegación aérea son la consciencia, la guía oculta y parte sustantiva de la aviación. Con una amplia infraestructura tecnológica instalada a lo largo y ancho del país un equipo de personas altamente especializado vigila permanentemente el tránsito aéreo seguro de personas y bienes. El punto donde convergen todas las tareas llevadas a cabo para lograr este propósito se denomina seguridad operacional (safety).
El interés público
En efecto, la seguridad operacional es el objetivo principal, el eje conceptual de los servicios de navegación aérea. La responsabilidad primaria que recae en el Ejecutivo Principal es compartida por todos y cada uno de los empleados del organismo. El empleado más modesto del almacén no tiene como objetivo acomodar ordenadamente los materiales, sino evitar con ello una tragedia de aviación. Todos y cada uno de los empleados deben estar involucrados y la organización cada vez más preparada para responder con eficiencia, eficacia y economía.
El interés público y la seguridad operacional son un binomio. Por ello, precisamente, el Director General de SENEAM ha tenido la iniciativa de diseñar un nuevo modelo organizativo que permitirá una navegación más eficiente en el espacio aéreo mexicano.
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