En Suecia pueden leerse los hashtags #Flygskam y #Flightshame. Es una nueva tendencia que ya ha dejado una cifra: en el primer trimestre de 2019, el número de pasajeros en este país ha caído 4.5% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
El objetivo del #Flightshame es concientizar a las personas para que éstas no viajen en avión y ayuden a combatir el cambio climático. La industria aérea es responsable del 2% de las emisiones totales de CO2 a la atmósfera.
In Sweden air travel is down 4,5% in first quarter 2019. That’s almost 400000 less passengers.
Despite growing economy. The experts are puzzled... #IStayOnTheGround #ClimateJustice #ClimateBreakdown https://t.co/iw3hZYhSDu— Greta Thunberg (@GretaThunberg) 12 de abril de 2019
Este movimiento inició el año pasado, abanderado por el atleta olímpico sueco Bjorn Ferry y la cantante de ópera Malena Ernman, quienes aseguraron que dejarían de volar en aviones y en cambio, se moverían en Europa a través del tren.
“Tenemos una conciencia ambiental que hace que las personas quizás valoren sus viajes de manera diferente a hace diez años. Uno podría elegir otros modos de transporte” dijo Jean-Marie Skoglund, experta de la Agencia Sueca de Transporte al medio Aftonbladet.
El #Flightshame ha crecido en influencia, señala el medio The Independent. Tanto así que Alexandre De Juniac, director general de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) dijo que si no se combate, “este sentimiento crecerá y se expandirá”.
De igual forma, distintas empresas han comenzado el desarrollo de nuevas aeronaves que utilicen energía eléctrica o reduzcan su consumo de turbosina. La IATA publicó un video recientemente en el que muestra cómo serán las aeronaves del futuro.
Lee más: La carrera para diseñar el avión del futuro ha comenzado: IATA
La industria aérea ha tomado otras iniciativas, como el Esquema de Reducción y Eliminación de Carbono de la Aviación Internacional, o CORSIA, la cual busca reducir las emisiones de CO2 en un 50% para 2050 (en comparación con los niveles de 2005).
Sin embargo, para los grupos activistas, el cambio es muy lento y de ahí la importancia y el auge de la iniciativa #Flightshame.
“Pero la solución no es dejar de volar. Necesitamos que el transporte aéreo continúe asegurando la conexión del mundo, para que éste pueda crecer, asegure las economías fuertes de los países a nivel mundial y asegure la libertad de movimiento de las personas como ciudadanos del planeta” escribió el periodista especializado Alex Macheras.
De igual forma, Macheras instó a que las aerolíneas comiencen a utilizar más fuentes alternativas y sustentables de combustible, las cuales pueden reducir las emisiones dañinas hasta en un 80%.
The growing ‘#flightshaming’ phenomenon in Europe, combined with the fact that several countries are considering declaring ‘climate emergencies’ — aviation is often under fire for its 2% contribution to the overall human-produced Co2 emissions.
— Alex Macheras (@AlexInAir) 24 de junio de 2019
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