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27/04/2024

Al mal tiempo, buena cara

Sebastian Pinelli / Domingo, 1 Enero 2023 - 15:55

Creo que utilizar el dicho “al mal tiempo, buena cara” en casos de aviación no es lo ideal, porque, meteorológicamente hablando, el mal tiempo es peligroso para la integridad del vuelo, así que la aeronáutica evita el mal tiempo, navega alrededor de él, lo estudia, lo entiende y lo pronostica para no encontrarlo en su camino. Pero, dado que la atmósfera es caótica, el esfuerzo no es suficiente, por lo que en ocasiones el mal tiempo será inevitable.

En la universidad, un maestro nos explicaba que la industria de la aviación era muy susceptible a cualquier afectación global, haciéndola cíclica, con dos o tres años buenos, luego dos años malos y así sucesivamente, con el mal tiempo financiero, político y ambiental siempre acechando, esperando su oportunidad. Pero ¿a poco no es así todo? Crisis económicas, guerras, mercados inestables por burbujas de bienes raíces, y ahora hasta recesiones globales post pandémicas, no son adversidades nuevas, ni exclusivas de nuestras generaciones, ni de nuestro país, suceden cada vez más seguido, y se prolongan más. El mal tiempo, en cualquier contexto, siempre ha existido, y lo hemos superado porque tenemos la capacidad de sobrellevarlo, pero el enfocarnos en el mal tiempo que ineludiblemente llegará sólo nos causará miedo y ansiedad.

Debemos afrontar los tiempos difíciles, entonces, con inteligencia y practicidad, preparándonos para lo que puede venir y evitar malas sorpresas, cuidando de nuestros recursos, tomando decisiones analizadas, siempre tratando de no caer en el tempestuoso caudal de la (des)información masiva actual. Usemos la experiencia de los demás en situaciones similares para aprender de sus errores y aciertos y, una vez que el mal tiempo esté sobre nosotros, actuemos acorde al plan o como la situación lo requiera, ya que somos capaces de adaptarnos.

El 2023 será indudablemente retador, pero siempre habrá motivos para ser optimistas: el número de pasajeros en el mundo aumenta, y en México establece récords, la carga aérea mundial disminuye, pero en Latinoamérica crece un poco (y en todos lados sigue arriba de niveles del 2019), el peso se mantiene fuerte ante el dólar, y el nearshoring, o sea, la llegada de empresas extranjeras a México por su ubicación cercana a USA y Canadá, significará inversión en tiempos de recesión económica; por último, pero no menos importante, el necesitado robustecimiento autónomo de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) sí sucederá. Y como el resto está en veremos y depende de varios factores, considero que es mejor ser optimistas ante la realidad congruente que observamos, escuchamos y asimilamos día con día, tratando de identificar la influencia de otras personas en nuestras opiniones, y si es mala, limitarla.

Lo ideal sería que el próximo año fuese conciliador y que predominasen la razón y el diálogo, pero el tener esperanza de ello lo considero impráctico, ya que tanto la esperanza como el miedo son dos polos opuestos del mismo sentimiento, el esperar algo que no controlamos, es decir, el futuro, deseando que lo que suceda sea bueno, o temiendo que sea malo. Por eso, enfoquémonos principalmente en ver el lado bueno de las cosas que vayan sucediendo en nuestras vidas.

Y si de plano ser optimistas no es lo nuestro, hay otro dicho que considero aplica bien al caso, pero se vería incorrecto como título, el cual escuchaba siempre que mi Yaya, quien fungía como matriarca y enfermera no oficial del barrio, nos inyectaba en el brazo o glúteo: “si ya lo puso, no lo frunza” nos decía a los morrillos asustados, porque el imponer resistencia o quejarnos sólo haría la experiencia más traumática.

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