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27/04/2024

El factor humano

Francisco M. M… / Jueves, 2 Noviembre 2023 - 01:11

Hace apenas unos días nos enteramos de que un piloto, que no estaba en servicio y  ocupando el asiento de observador en un avión comercial, en algún momento del vuelo trató de brincar sobre los controles y disparar los extintores de incendio de los dos motores de un avión Embraer 190 en una línea extranjera.

Afortunadamente fue controlado por los pilotos en servicio y fue retirado de inmediato de la cabina de vuelo.

Posteriormente, ese piloto disruptivo confesó haber estado en ese momento bajo el efecto de hongos alucinógenos y que no sabía lo que estaba haciendo.

Como sea, el hombre hoy está enfrentado juicio y seguramente la pérdida de su licencia de vuelo y quizá enfrentará sentencia de años de cárcel.

Al jalar las manijas de los extintores, en la mayoría de las aeronaves, se corta de inmediato el flujo combustible al motor, se desconecta el campo de generador eléctrico, se corta la alimentación de la bomba hidráulica, además del sistema neumático, y el motor obviamente deja de funcionar.

Si este piloto hubiera podido alcanzar las dos palancas de incendio hubiera provocado el paro de ambos motores y la pérdida total de energía eléctrica también de algunos de instrumentos, y se hubiera afectado el sistema de navegación. 

Los pilotos reciben entrenamiento constante en simuladores de vuelo, que incluyen la práctica del paro de ambos motores y en manuales y procedimientos está descrito claramente qué es lo que cada piloto debe hacer para lograr el reencendido de motores, y si eso no es posible entonces buscar cualquier pista cercana o una área libre en tierra para aterrizar el avión.

Todos los aviones, incluyendo los más grandes del mundo, tienen capacidad de planeo cuando tienen pérdida total de potencia en sus motores, y la distancia en que pueden hacerlo depende de condiciones como altitud y peso, pero un buen promedio pueden ser unas 110 millas aproximadamente, o unos 20 minutos los que una aeronave comercial puede volar sin potencia en sus motores.

Son muchas las consideraciones técnicas para resolver un problema de este tipo, dependiendo de la clase  de aeronave  de que se trate, pero hay muchas consideraciones más que tienen que ver con el comportamiento humano.

Ya ha habido varios casos en los que se han registrado intentos de poner en emergencia real aeronaves repletas de pasajeros por parte de pilotos mentalmente afectados, y muchas veces previamente detectados.

El caso de la aerolínea Germanwings, de hace algunos años, es un claro ejemplo del cuidado y el rigor que debe tenerse durante evaluaciones psicológicas a los pilotos de línea aérea. 

El copiloto de la línea aérea alemana esperó a que el capitán se ausentara de la cabina por unos momentos y, entonces, tomó la decisión de desconectar el piloto automático y llevar el avión a estrellarse en una montaña de los Alpes austriacos, matando a todos sus ocupantes.

Lo peor de este caso es que el piloto suicida ya había estado bajo tratamiento psicológico e incluso ya había sido suspendido de vuelo por un tiempo, mientras era sometido a tratamiento médico, después del cual fue inexplicablemente autorizado a volar de nuevo.

Los nuevos tiempos y las necesidades de la industria aérea mundial han traído mayores presiones para todos los que intervienen en una operación, en cualquiera de sus áreas ejecutivas o técnicas.

Es el piloto aviador, por su trabajo, el que está más sujeto a sufrir una incapacidad en vuelo o en tierra y las causas pueden ser muy variadas, pero se concentran de acuerdo a estadísticas en problemas de sueño, cardíacos, gastritis, derrames cerebrales y, desde luego, los mentales, causados por la fatiga crónica que, como ya sabemos, puede derivar en depresiones severas y otro tipo de desviaciones mentales que pueden llegar a causar actos “inconscientes” o premeditados durante el vuelo.

Detrás de un piloto, que podemos ver portando su elegante uniforme por los pasillos en los aeropuertos, hay una gran cantidad de presiones de todo tipo, que incluyen desde luego las familiares por “culpa” de su trabajo y que al acumularse a lo largo del tiempo pueden desencadenar todo tipo de enfermedades físicas y mentales.

Hoy, más que nunca, resulta de vital importancia el cuidado del factor humano en aviación y cómo puede afectar en un momento dado la vida de muchas personas. 

Quien vuela hoy de manera profesional enfrenta condiciones muy diferentes a las que los pilotos enfrentaron en otras épocas. 

La propia nueva tecnología obliga a la adaptación más rápida y el cúmulo de información diaria requerida por un piloto aviador, así como los entrenamientos y exámenes de tierra, vuelo y médicos, cada seis meses, en la actualidad lo sujeta a presiones constantes de las que el profesional debe ser consciente y que debe aprender a manejar para saber en qué momento está realmente en camino de ser afectado.

 

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