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03/05/2024

Profesionales, sí; apasionados, no tanto

Francisco M. M… / Miércoles, 22 Marzo 2023 - 22:42

Hace apenas unos meses, nuestra línea aérea bandera Aeroméxico salió del procedimiento de quiebra del Capítulo 11 en Estados Unidos, que ha garantizado su reorganización.

La jueza, Shelley Chapman, aceptó el plan de Aeroméxico para eliminar 1,100 millones de dólares de deuda y aportes de capital por 4,267 millones de dólares más, para asegurar la viabilidad de la aerolínea en  los próximos años.

Apollo Global Management ha tenido acceso a 22.38%, convirtiéndose en el accionista mayoritario y, por su parte, la mega transportadora Delta Airlines ha asegurado el 20%, cumpliendo así con los objetivos previstos y dejando el 4.1% para accionistas mexicanos.

Este proceso no hubiera sido posible sin el apoyo  definitivo de toda la planta de trabajadores de la empresa.

Los pilotos de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), como lo han hecho desde su formación en 1958 y en cada crisis que se ha presentado desde entonces, una vez más apoyaron a Aeroméxico, cediendo y sacrificando todo tipo de cláusulas contractuales y salariales que, al día de hoy, representan alrededor del 25% de sus percepciones totales, sin tomar en cuenta el impacto inflacionario.

En los últimos dos años, Aeroméxico ha crecido y se ha modernizado como nunca en su historia, y hoy cuenta con una planta de 2,300 pilotos sindicalizados, que vuelan una importante flota de modernos aviones alrededor del mundo.

A pesar de seguir sufriendo las consecuencias de la degradación a categoría 2, los números postpandemia de Aeroméxico se han disparado, y hoy se transportan más pasajeros que antes de la crisis, y sus  finanzas no solo están sanas sino que han alcanzado altos niveles que, quizá, ni ellos mismos esperaban.

A pesar  de lo anterior, los pilotos de Aeroméxico no han visto compensado su esfuerzo y la administración, aunque de palabra reconoce ese esfuerzo, se niega a regresarles al menos algo de lo que merecen en prestaciones, horas extrajornadas, etc.

Desde hace un par de semanas se han establecido mesas de negociación entre Aeroméxico y ASPA, pero hasta hoy no ha habido resultados.

El 1 de octubre del 2024, la empresa está obligada, porque así lo firmó, a regresar la totalidad de salarios y prestaciones que los pilotos de ASPA acordaron ceder en 2021-22, durante el proceso del capítulo 11, pero además es también la fecha pactada de revisión del contrato colectivo, y eso deberían estarlo tomando en cuenta los más altos niveles ejecutivos de Aeroméxico.

Los pilotos estamos entrenados para recibir información y para almacenarla, para después acceder a ella cuando la situación lo amerita.

En octubre del año, que entra la administración de Aeroméxico, deberá contar otra vez con el apoyo de una planta de pilotos que hoy están siendo prácticamente bapuleados por la administración de la empresa, y eso difícilmente se olvida.

Jokoi Kenji, ciudadano colombo-japones dice: “No es cuestión de saber mucho, el mundo necesita profesionales pero, más que profesionales, gente apasionada”.

No trabajes solo con profesionales, trabaja con apasionados…, un apasionado hace más de lo que le piden..., un profesional que no siente pasión por su trabajo, es un estorbo con conocimiento.

¿Saben qué necesita el mundo de hoy? 

Líderes empresariales, pero que entiendan principios como disciplina y saber hacer caso.

Los pilotos de ASPA son verdaderos profesionales, hay pruebas contundentes de ello, pero hoy les hace falta la pasión que tuvimos en otros tiempos por todo lo que significaba y había alrededor del emblema del Caballero Águila.

En los últimos años, la administración de la empresa cambió su filosofía laboral y se ha encargado de “arrebatar” a sus trabajadores, no solo el amor a la camiseta, sino también esa pasión al trabajo y ese cariño de siempre al Caballero Águila, y eso se ha debido a  la falta de reconocimiento y compensación por todo lo que han aportado.

Hoy, la planta de pilotos se siente engañada, se ve frustrada, apática, desganada, decepcionada, cansada, desinteresada y todo esto no solo pega en la eficiencia operativa de la aerolínea, como hemos visto últimamente, sino que puede ser un factor contribuyente a toda clase de problemas adicionales que, muchas veces, terminan en incidentes y accidentes por causa del descuido del factor humano.

Han habido muchos momentos de crisis en la industria aérea que han pegado a Aeroméxico, y los pilotos de ASPA siempre han estado ahí para apoyar en lo necesario, y ayudar a sacarla adelante, incluso de una quiebra real.

Lo justo y lo legal es que, en época de bonanza, la empresa reconozca el esfuerzo y comparta “las vacas gordas” (muy gordas, diría yo) con sus trabajadores.

El piloto es, sin duda, el que le da vuelta a la manivela de la máquina de hacer dólares y es quien tiene la mano en la llave del combustible.

A estas alturas, la administración que ya tiene mucha experiencia, debería de haberlo tomado en cuenta.

Los pilotos de ASPA no están pidiendo un trato especial, simplemente exigen un trato justo, acorde a la nueva situación económica de la empresa y el cumplimiento de lo firmado, tal cual.

Todas las aerolíneas del mundo están empezando a sentir la falta de pilotos y, muy pronto, esto va a suceder también en las aerolíneas nacionales, que hoy siguen contratando aviadores, previendo, a pesar de los problemas de la industria, un auge nunca visto.

Los sueldos y prestaciones de los pilotos en todo el mundo están siendo aumentados, de acuerdo también a la alta responsabilidad que tienen e, incluso, nuestro socio Delta Airlines está otorgando jugosos bonos a la firma de contrato y salarios, que son los más altos de la industria en USA.

Aeroméxico es nuestra línea aérea bandera, su tamaño, su potencial económico, su flota y su red de rutas, la colocan a niveles internacionales, pero sin el esfuerzo y apoyo de sus pilotos profesionales, apasionados y comprometidos no puede tener el futuro que todos esperamos.

Un trabajo profesional y bien hecho es una de las consecuencias lógicas del reconocimiento y compensación de las administraciones hacia sus trabajadores, y cuando hablamos de transportar seres humanos, los administradores deberían tomarlo muy en serio y ser rigurosos en el cumplimiento de esa alta responsabilidad.

“Si quieren volar como las águilas, no pueden nadar como los patos”.

 

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