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25/04/2024

La mente del piloto

Francisco M. M… / Jueves, 24 Marzo 2016 - 08:20

¿Cuántos pilotos nos hemos encontrado volando en un patrón de espera sobre el aeropuerto de destino mientras mejoran las condiciones meteorológicas para poder aterrizar con seguridad, mientras nuestro cerebro se revoluciona al límite con información de todo tipo?

Algunos que no conocen el tema se preguntarán qué hay en la mente de un aviador que tiene a su cargo la vida de sus pasajeros, en esos momentos de condiciones difíciles y de tanto estrés, mientras ellos toman su cena o leen el periódico a bordo.

Yo les diría que en la mente del aviador está, primero que nada, volar su avión; están los procedimientos del aeropuerto, las condiciones meteorológicas, los procedimientos propios de la empresa, los procedimientos y reglas de control de tráfico aéreo, restricciones y prohibiciones, los establecidos por la autoridad aeronáutica, las comunicaciones necesarias, y cómo van progresando las condiciones de tiempo, la técnica de vuelo del avión, la operación y limitaciones de sus sistemas, el remanente del combustible, las condiciones de tiempo en los aeropuertos alternos; además, desde luego, tiene que enfrentar el flagelo actual entre los pilotos de aerolínea: la fatiga, que no en pocas ocasiones llega a ser crónica.

Aún en las mejores condiciones y con una tasa de café en la mano durante el vuelo de crucero, el piloto que se encuentra en el asiento de la cabina de mando tiene la mente siempre ocupada al cien por ciento procesando y calculando una gran cantidad de informacióm de muchos tipos, y que vienen de distintas fuentes. Muchas veces, al final del análisis (para el que, en ocasiones no hay mucho tiempo), el piloto debe llegar al punto de decidir también, en cuestión de segundos, sobre cómo actuar en un momento dado ante una situación determinada.

En medio de todo lo anterior, el piloto también tiene en la mente a sus pasajeros y la necesidad que ellos tienen de llegar a su destino, las necesidades operativas de la aerolínea y hasta el récord de confiabilidad y puntualidad, sin olvidar las cláusulas contractuales (como jornadas y tiempos de vuelo máximos); además de la familia y todo tipo de problemas fuera del trabajo. Esto último, en todo caso, debería ser lo de menos cuando se está a los controles de un avión de transporte comercial.

Las aerolíneas tienen sus limitaciones, el control de tráfico aéreo tiene las suyas, al igual que los aeropuertos; el avión tiene sus límites, también la autoridad impone los suyos, y hay muchos otros de esos límites que surgen de diferentes fuentes. Sin embargo, las limitaciones más importantes son las que tiene el piloto como profesional y como ser humano.

Un piloto comercial que tiene a su cargo la vida de muchos seres humanos debe saber reconocer y ser capaz de valorar, por encima de todo, sus propias limitaciones técnicas y físicas, y saber hasta dónde puede llevar sus decisiones sin poner en peligro a los pasajeros, a su tripulación y al avión bajo su cuidado.

Se han realizado profundas investigaciones sobre el tema de factores humanos y su interrelación con la profesión del piloto aviador comercial, se ha llegado a interesantes conclusiones, y se han implantado reglas y procedimientos que, en consecuencia, han elevado increíblemente la seguridad del vuelo.

Sin embargo, todavía se desconoce a ciencia cierta qué es (a pesar de ser perfectamente conscientes de sus límites técnicos y humanos) lo que lleva a un piloto a tomar una decisión equivocada y cometer un error fatal en algún momento durante el desarrollo de su trabajo.

¿De dónde viene la verdadera presión? ¿Cuál es la intrincada maroma mental que, a pesar de reconocer el peligro y ser conscientes de las propias limitaciones o de aquellas que afectan el entorno, puede llevar a un profesional con experiencia a tomar la peor decisión?

¿En qué punto de la ecuación se pierde de vista, o se pierde la conciencia, de hacer lo correcto y lo seguro aún a pesar de cualquier presión interna o externa?

¿Podríamos hablar, una vez más, de las consecuencias de la fatiga de vuelo?

Como sea, no debería haber nada, absolutamente nada, que nos pudiera obligar a sobrepasar nuestras propias limitaciones técnicas y humanas de manera consciente cuando ya las hemos revisado, las conocemos y las reconocemos. Especialmente cuando lo que se lleva en las manos es la vida de seres humanos.

Todavía no sabemos el resultado de la investigación sobre el fatal accidente del 737 de Fly Dubai de hace unos días, pero si no hubo una falla técnica y no fue un acto terrorista, sólo queda pensar en un error humano en medio de pésimas condiciones de mal tiempo.

Pero hay que dejar muy claro que este error no necesariamente siempre es del piloto, aunque también hay que decir que él tiene la última decisión y es la línea final de defensa en la pirámide de la seguridad cuando de volar un avión se trata.

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