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27/04/2024

De la cohetería experimental hacia un puerto espacial en México

Fermín Romero / Jueves, 6 Julio 2023 - 22:27

Los cohetes experimentales representan una gran herramienta para realizar investigación científica en zonas importantes del espacio, que son demasiado bajas para ser observadas y mapeadas por los satélites de observación de la Tierra. Un cohete espacial, también denominado vector, lanzador, lanzadera o vehículo de lanzamiento espacial, es un tipo de nave diseñada y empleada específicamente para el transporte de carga útil, desde la superficie terrestre a orbitas específicas en el espacio ultraterrestre.

El 28 de diciembre de 1957, tuvo lugar en México el importante acontecimiento “Cabo Tuna”, una iniciativa de diseño, construcción y lanzamiento de cohetes del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), que permitió el exitoso lanzamiento de un cohete con fines de investigación científica, justo previo a la creación de la NASA (1958) e inmediatamente después del lanzamiento del Sputnik (octubre 4, 1957); nuestro país estuvo momentáneamente muy metido en la carrera espacial. El sueño de investigación de cohetería experimental nacional duró poco más de una década, en la que se desarrollaron los sistemas de lanzamiento: Zeus y Olímpico, así como cohetes de dos y tres etapas: Filoctetes II (1972) y III, éste último no se lanzó debido a sus altos costos y a cuestiones burocráticas. A partir de 2016, la UASLP relanzó “Cabo Tuna, hacia un Programa Espacial Mexicano”, con los cohetes suborbitales Fénix 1-1 y Fénix 1-2, este proyecto de cohetería experimental -que actualmente está realizando pruebas exitosas- abre la posibilidad de -en un futuro cercano- crear capacidades nacionales para poner en órbita satélites de telecomunicaciones. Adicionalmente, además del relanzamiento de Cabo Tuna un esfuerzo muy loable y exitoso lo representa el Encuentro Mexicano de Ingeniería en Cohetería Experimental (ENMICE), considerado el evento y competencia líder de cohetería experimental, tecnología y emprendimiento en México, que busca impulsar la participación y crecimiento de la industria espacial mexicana, reuniendo, fomentando y reconociendo el talento nacional en materia espacial.

Desde sus inicios en la actividad espacial gubernamental (1957), México incursionó en el estudio y desarrollo de la cohetería experimental, derivando en el diseño, construcción y lanzamiento de los primeros cohetes mexicanos: SCT-1 (1959) y SCT-2 (1960). Este desarrollo alentó (1962) la creación de la Comisión Nacional del Espacio Exterior (CONEE), cuyo objetivo general fue fomentar la investigación, explotación y utilización pacífica del espacio ultraterrestre, así como medir el estado del tiempo y la presión atmosférica. En 1977, lamentablemente, el gobierno en turno -agobiado por el inicio de la crisis económica provocada por el deterioro del modelo de sustitución de importaciones- decretó su extinción. En su efímera existencia, se impulsó un programa de investigación de la alta atmósfera y los subprogramas: cohetes sonda, recepción de señales de satélites meteorológicos y globos sonda, que registraron importantes desarrollos; además del lanzamiento de los cohetes Tláloc (para estimular lluvia) y los Huite I y II de dos etapas. En Guerrero, se lanzaron los cohetes Mitl 1 (1967) y 2 (1975), que alcanzó una altura de 120 km, altitud a la que se efectuaron la mayoría de las primeras misiones espaciales rusas y norteamericanas. Lo que bosquejó algunos planes para la construcción de una base de lanzamiento, que tristemente no pudo materializarse.

Actualmente, apenas una docena de países poseen la capacidad de lanzar cohetes y ponerlos en órbita desde su territorio: Estados Unidos, Rusia, India, Corea del Norte, Corea del Sur, Japón, China, Irán, la Guayana Francesa para la Agencia Espacial Europea (ESA), Emiratos Árabes Unidos, Singapur e Indonesia (Biak Spaceport, provincia de Papúa en conjunto con Rusia). En América Latina, Brasil cuenta con instalaciones (base Alcántara para el Vehículo Lanzador de Satélites, VLS), que no están utilizándose debido a un fatal accidente registrado en 2003 y Argentina, con el proyecto Tronador III -que desarrolla la CONAE con el contratista Veng S.A.-, está en progreso de tener estas capacidades, por un asunto de soberanía tecnológica que garantice que sus satélites científicos SABIA-Mar, de fabricación propia (Instituto de Investigaciones Aplicadas, INVAP), no se queden en tierra.

A la luz de estas consideraciones, ¿qué se necesita en México para desarrollar un sistema propio de lanzamiento? El establecimiento de un puerto espacial mexicano implica una serie de requisitos técnicos, presupuestarios y capacidades tecnológicas significativas necesarias por parte de la cuádruple hélice, que implica la plena conciencia del gobierno federal sobre la importancia de cubrir esta urgente necesidad en el mediano y largo plazo. Una lista general preliminar de los elementos clave que se deben considerar para desarrollar en México un puerto espacial incluye los siguientes aspectos:

Definición del objetivo central del puerto espacial mexicano: El desarrollo espacial de México (fabricación de nano satélites para internet y otras aplicaciones, satélites de observación de la Tierra, estaciones terrenas, plataformas de lanzamiento, industria del space data, software de simulación, entre otros rubros), requiere de una definición precisa de objetivos específicos de un puerto espacial que utilizarán -en principio- la industria espacial civil y militar (Sedena y Semar), así como los potenciales clientes en la región y fuera de ella. Estos son solo algunos de los aspectos importantes a analizar en detalle.

Marco legal y regulación adecuados: México necesita establecer un marco legal y regulaciones específicas para impulsar y promover las actividades espaciales en forma intensiva. Esto incluye, como paso natural posterior a la aprobación -en la Cámara de Diputados- de la reforma constitucional en materia espacial, la formulación de la Ley Nacional de Desarrollo Espacial (ley secundaria) para regular todas las operaciones relacionadas con el espacio y dar certeza jurídica a inversionistas nacionales y extranjeros en el ecosistema espacial mexicano.

Presupuesto etiquetado: El desarrollo de una lanzadera espacial nacional es un proyecto de inversión de alto impacto, pero costoso que requiere una inversión considerable. México debe asegurarse de contar con el financiamiento adecuado para cubrir los costos de desarrollo, construcción, operación y mantenimiento de la base espacial. Se recomienda que -con la aprobación de la reforma constitucional en materia espacial- se busque etiquetar en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), un presupuesto significativo para la adquisición de terrenos, construcción de infraestructuras, adquisición de equipos y tecnología, contratación de personal especializado y mantenimiento continuo de las instalaciones. Es imperativo que México destine al menos el 1% del PIB al estratégico desarrollo científico tecnológico y que parte importante se concentre en el sector espacial.

Ubicación geográfica: Se requiere un espacio lo suficientemente amplio para las instalaciones del puerto espacial y sus infraestructuras asociadas. La ubicación ideal debe tener acceso a vías de transporte terrestre y marítimo, y estar alejada de áreas densamente pobladas para garantizar la seguridad de la población; por ello, se debe seleccionar cuidadosamente la ubicación geográfica para la base espacial. Es importante considerar factores como la proximidad al ecuador (al sur de México se encuentra Centroamérica y el Caribe), para aprovechar la rotación de la Tierra y permitir obtener un impulso adicional al lanzar cohetes al espacio. Un lugar privilegiado con estas características es la costa del pacífico, que abarca varios estados de la República (desde Chiapas hasta Sinaloa), y la península de Baja California.

Infraestructura adecuada de lanzamiento: Una base espacial mexicana requiere la construcción de torres y plataformas de lanzamiento de cohetes y estructuras de soporte apropiadas para el despegue y aterrizaje de vehículos espaciales, sistemas de control de misión de lanzamiento, centros de comunicaciones, sistemas de suministro de combustible, instalaciones de almacenamiento y procesamiento (estaciones terrenas), entre otros. Una ventaja altamente competitiva en México es la existencia de ingeniería civil de primer nivel. 

Instalaciones de carga y descarga: Será necesario contar con instalaciones adecuadas para la carga y descarga de carga útil y suministros en los vehículos espaciales. Esto puede incluir áreas de almacenamiento, sistemas de grúas y equipos especializados para el manejo seguro de la carga, nacional e internacional, que deberá colocarse en el espacio.

Colaboración con el sector privado: Involucrar al sector privado en una iniciativa de esta naturaleza será crucial para el éxito del programa espacial mexicano. Es importante que el gobierno establezca asociaciones público privadas (APPs), con la industria aeroespacial nacional (FEMIA y FUMEC) y específicamente con empresas espaciales globales establecidas en México, para compartir costos y conocimientos, así como promover la innovación, productividad y la competitividad en el ámbito espacial.

Investigación y desarrollo en materia espacial: Un puerto espacial mexicano exitoso debe fomentar la investigación y el desarrollo tecnológico, que cree y fortalezca las incipientes capacidades nacionales en materia espacial. México necesita invertir en investigación y desarrollo en el campo espacial, esto implica la formación de científicos, ingenieros y técnicos especializados en tecnología espacial (una labor del COMEA y el CRECTEALC en conjunto con la AEM), así como la promoción de la investigación y el desarrollo de tecnologías espaciales avanzadas. Se requiere una inversión considerable en investigación de frontera para incursionar y mejorar los sistemas de propulsión y lanzamiento existentes (cohetes reutilizables), reducir los costos operativos y mejorar la eficiencia de estos sistemas.

Control de tráfico espacial: El puerto espacial mexicano utilizará sistemas de control de tráfico para administrar el flujo de vehículos espaciales y garantizar la seguridad de las operaciones. Esto implica la implementación de radares, sistemas de seguimiento y comunicaciones (estaciones terrenas/ground support), así como personal altamente capacitado en control de tráfico espacial.

Comunicaciones y seguimiento: Se deberán establecer sistemas de comunicación altamente confiables para permitir la comunicación entre el puerto espacial, los vehículos espaciales y los centros de control de misión en tierra. Esto implica la instalación de estaciones terrenas, antenas de comunicación y equipos de seguimiento y telemetría altamente especializados.

Seguridad y emergencias: El puerto espacial mexicano requiere desarrollar sofisticados sistemas de seguridad y medidas de respuesta a emergencias. Esto incluye sistemas de detección y extinción de incendios, equipos de primeros auxilios, aviones de evacuación y personal altamente capacitado en respuesta a emergencias.

Cooperación internacional: El éxito de un puerto espacial mexicano requiere de establecer acuerdos de colaboración con otras naciones y sus agencias espaciales (NASA, ESA, JAXA, KARI, ALCE, CONAE, AEB, AEE, etc.), empresas privadas (SpaceX, Blue Origin, Virgin Galactic, ULA, etc.) u otras organizaciones relevantes, además de considerar las mejores prácticas internacionales. Las alianzas internacionales pueden incluir acuerdos de cooperación y transferencia tecnológica, intercambio de conocimientos y participación en programas espaciales conjuntos. También se deben cumplir las regulaciones y normativas espaciales tanto a nivel nacional como internacional.

Sistemas de soporte vital: En el largo plazo, los tripulantes de estos cohetes espaciales necesitarán instalaciones y sistemas de soporte vital, como áreas de alojamiento, sistemas de suministro de agua y alimentos, y sistemas de gestión de desechos. Estos sistemas deben ser capaces de mantener las tripulaciones, durante los períodos anteriores y posteriores a los lanzamientos. Esta etapa requerirá instalaciones (submarinas y en tierra) con capacidades de misiones análogas de investigación y supervivencia así como facilidades de acceso a microgravedad, para formar astronautas que tripularán estas misiones.

Es importante tener en cuenta que el establecimiento de una lanzadera espacial es un proyecto a largo plazo que requiere un compromiso sostenido y recursos significativos. Además, México deberá evaluar cuidadosamente los beneficios económicos, científicos y tecnológicos esperados, así como los posibles impactos ambientales y sociales, previo a tomar una decisión de esta naturaleza que, sin duda impactará en el desarrollo económico y tecnológico nacional y regional.

Estos son tan solo algunos de los aspectos técnicos, presupuestales y de capacidades tecnológicas que se deben considerar al establecer un puerto espacial, que le permitirá a México convertirse en un actor espacial relevante en el sector espacial global. Cabe destacar que los requisitos específicos pueden variar dependiendo de factores como la capacidad de operaciones prevista del puerto espacial, el tipo de vehículos espaciales que se utilizarán y los objetivos de las misiones espaciales que se llevarán a cabo. Al margen de los esfuerzos existentes en América Latina en la materia (Argentina y Brasil) y dada la imperiosa necesidad de contar en la región con capacidades de lanzamiento (una industria altamente riesgosa, pero lucrativa), no debe descartarse la posibilidad de que México se erija -en el largo plazo, debido al avance que nos llevan estos países- en el puerto espacial para América Latina y el Caribe. 

Sin duda alguna, el desarrollo de un puerto espacial mexicano es tema verdaderamente desafiante, que abordaré como conferencista en mi participación en la tercera edición de la competencia ENMICE 2023, a la que la Fundación Acercándote al Universo (FAU) ha sido invitada y a la que nos sumaremos gustosamente, para sumar nuestros conocimientos y expertise, como la comunidad espacial más importante de México y América Latina.

 

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