
Gran problema enfrenta la empresa emblemática de nuestro país con la desaparición de la inmunidad antimonopolio promovida por el departamento de transporte en el país del norte. Ningún gran beneficio para los consumidores representa esta medida y por supuesto afecta la operatividad de las empresas, en este caso me refiero a la aerolínea mexicana Aeroméxico y la americana Delta. Entendamos un poco más de este asunto.
La inmunidad antimonopolio es una exención especial otorgada por el gobierno que permite a empresas, típicamente en una industria como la aviación, coordinar prácticas comerciales como precios y horarios, que de otro modo violarían las leyes antimonopolio al restringir la competencia. En aviación la inmunidad antimonopolio permite alianzas de aerolíneas permitiéndoles coordinar rutas, horarios y precios para ofrecer un servicio de red más atractivo para los usuarios. Esta medida por supuesto que le “pega” a las empresas con las que compiten estas de manera individual y es por eso que el departamento del transporte en el país del norte ha decidido retirar esta inmunidad argumentando que ha habido cambios de las políticas gubernamentales de nuestro país que afectan y en realidad así ha sucedido.
La disminución de slots en el AICM, la “obligación” de trasladar al AIFA las operaciones de carga, en fin, se han tomado decisiones que no han contemplado esas obligaciones. La disminución de operaciones en el AICM con el pretexto de la seguridad cuando en realidad es una medida para tratar de incrementar las operaciones en el AIFA que no les beneficia a las empresas, máxime que no existe una buena conectividad terrestre y otros señalamientos que se hacen. Ahora el problema le afecta a la dupla Aeroméxico-Delta, pero los perjudicados son los pasajeros que ven afectada su facilidad para conectarse mejor y se incrementan los gastos a las líneas en particular, pero finalmente el afectado es el usuario.
Ahora bien, ¿qué significa para la línea bandera de México esta medida? Se incrementan gastos operativos que pueden llegar a afectar los planes de flota, el número de vuelos, el número de tripulantes, etcétera. Se tendrá que enfrentar este problema de manera conjunta, hay que sincerarse con los trabajadores, todos y explicar muy claramente qué significa esta medida y de qué manera afecta a la empresa y, lo que es más importante, cómo se va a afrontar esta medida para salir lo menos perjudicado posible. Por otro lado, hay que ver que esto es una llamada de atención de lo que puede venir para estar dentro de los parámetros dispuestos en los anexos del Convenio de Chicago, ahora sí que no nos la perdonan. Para Aeroméxico es un gran reto, pero cuenta con una estructura sólida, está bien dirigida y es capaz de sortear esta circunstancia y lo que venga, aparte de que gozan de buena relación con los sindicatos.
Algo que es digno de mención es que la participación accionaria del 20% que tiene Delta en la línea bandera mexicana queda intacta lo que es que Aeroméxico tiene el respaldo de la línea norteamericana y eso es bueno ya que los planes de colaboración no se modifican en gran manera, se mantiene el código compartido entre otras cosas. Aunque las dos líneas lamentan la decisión tomada por el DOT y se manifestaron en contra de la decisión reconociendo que, en efecto, la participación en el mercado méxico- estadunidense es del 60% pero hay un gran beneficio para los usuarios. Ahora con estas modificaciones habrá que considerar los cambios de equipo que servirá varias estaciones, hemos visto que la competencia no operará con los mismos equipos de mediano alcance los vuelos de México a Estados Unidos y viceversa. Se requiere sensibilidad de las autoridades mexicanas para darse cuenta de que la amenaza, si no se cumplen los acuerdos, es real y podría ocasionar un retroceso importante en nuestra aviación.
Así que a sensibilizar al gobierno mexicano para que sepan a qué nos enfrentamos en este cuatrienio del gobierno norteamericano, la cosa va en serio y el no actuar de acuerdo a lo acordado en los convenios bilaterales puede perjudicarnos enormemente, ahora sí va en serio. Hay que trabajar mucho, apoyar a la autoridad que ni siquiera cuenta con un presupuesto medianamente razonable para llevar a cabo su labor, se necesita apoyo de la industria, pero de manera transparente y clara, el caer en una baja de categoría puede llevarnos a la ruina como país en materia de aviación.
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