
El 23 de noviembre de 2025 tuvo lugar la presentación del documental “Rodolfo Neri Vela. Espacio sin límites”, dirigido por el cineasta Ricardo Arnaiz, en la sala 7 de la Cineteca Nacional Chapultepec, en el marco de la conmemoración -por parte de la sociedad civil- del 40° Aniversario de la misión STS 61 B del Transbordador Atlantis de la National Aeronautics and Space Administration (NASA), en el que tuvo lugar el vuelo del primer astronauta mexicano el Dr. Rodolfo Neri Vela. El objetivo principal de la misión incluía poner en órbita tres satélites de comunicaciones, entre ellos el segundo satélite mexicano del Sistema Morelos de Satélites, el 26 de noviembre de 1985.
El documental, un gran trabajo de Ricardo Arnaiz, describe en amplitud el significado del legado de Neri Vela a México, incluidos los testimonios de diferentes personalidades, entre los que destaca la espléndida descripción del contexto y desarrollo de la referida misión, por parte de la Dra. Amanda Gómez, exfuncionaria en la Agencia Espacial Mexicana (AEM) entre otras instituciones gubernamentales en las que colaboró y hoy integrante del Consejo Directivo de la Fundación Acercándote al Universo (FAU). En la premier del documental, el director Ricardo Arnaiz destacó la importancia del acontecimiento y el papel del Dr. Neri Vela en la historia del desarrollo espacial de México, por su parte el Dr. Neri Vela centro su alocución, con argumentos fundados, en la crítica a la administración actual por el tratamiento que han dado al tema espacial en la agenda nacional y por pasar desapercibida la importante fecha del 40 aniversario del primer astronauta mexicano en el espacio. Esta lamentable omisión gubernamental me obliga a reflexionar al respecto.
Este 26 de noviembre, se cumplen exactamente cuatro décadas de un hito que debió marcar el inicio de una era dorada para la ciencia en México, pero que hoy parece recordarse más como una anomalía histórica que como un cimiento de desarrollo. El silencio oficial ante los 40 años de la misión STS-61-B no es solo un descuido protocolario; es un síntoma inequívoco de miopía política crónica, carencia de visión en el futuro del país y un desdén sistemático hacia la ciencia y la tecnología nacional, que tantas satisfacciones ha dado al pueblo de México.
El 26 de noviembre de 1985, el transbordador Atlantis despegó desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida, llevando consigo no solo el satélite Morelos II, sino las esperanzas de una nación que buscaba soberanía en telecomunicaciones. En esa nave viajó el Dr. Rodolfo Neri Vela, quien no fue como turista, sino a realizar experimentos científicos de diseño nacional (fisiología humana, crecimiento de amaranto, entre otros). Un momento cumbre de la ciencia mexicana que ocurrió apenas dos meses después del devastador terremoto del 85, sirviendo como un bálsamo de esperanza para la nación; por ello, desconocerlo es ignorar también ese momento de resiliencia nacional. Aquel 26 de noviembre, México se sentó a la mesa de las pocas naciones con presencia humana en el espacio; un hito histórico para el desarrollo científico nacional, una hazaña hoy olvidada.
Recordar esta fecha no es un simple acto de nostalgia, es un recordatorio imperativo de la necesidad urgente e importancia de la construcción de capacidades nacionales en materia espacial, lo debemos a esta y generaciones venideras ávidas de contribuir al desarrollo espacial nacional. Sin embargo, el gobierno actual -en el cual la comunidad espacial habíamos fincado esperanzas- ha optado por la amnesia, ignorando una relevante efeméride que debería ser motivo de una gran fiesta nacional (festejos, homenajes, concursos, ferias, exposiciones, eventos artísticos y culturales destacando la proeza), para inspirar a las nuevas generaciones de ingenieros y científicos. La indignación no es gratuita, el propio Dr. Neri Vela ha sido una voz incansable y crítica ante la realidad del sector espacial en México. Sus opiniones, vertidas en diversos medios, foros y redes sociales, señalan una verdad incómoda:
“La Agencia Espacial Mexicana (AEM) ha sido reducida a su mínima expresión, convirtiéndose en un ente burocrático sin dientes, sin presupuesto real y sin la voluntad política para ejecutar misiones de envergadura.” Síntesis de la postura pública del Dr. Rodolfo Neri Vela.
La crítica del Dr. Neri Vela es considerada devastadora porque es cierta. Mientras otros países latinoamericanos (Brasil, Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Paraguay, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y Venezuela) así como economías emergentes (como la India, Corea del Sur, Turquía, entre otras) impulsan e invierten en la actividad espacial, México ha retrocedido décadas. El Dr. Neri Vela ha lamentado públicamente cómo la AEM, que tardó décadas en crearse, haya sufrido recortes presupuestarios que la dejan en la inoperancia, limitándose a firmar convenios de papel sin satélites propios en construcción ni programas de lanzamiento activos.
El “imperdonable olvido” de este 40 aniversario es el reflejo de un desdén por la ciencia y la tecnología espacial, una política de estado donde la ciencia se ve como un gasto superfluo y no como lo que realmente es, una inversión estratégica. Los hechos hablan por sí solos:
- Falta de continuidad: Se abandona a su suerte el saber técnico, adquirido con programas espaciales académicos con importantes desarrollos como SATEX, AztechSat, NanoConnect, Painani, D2 AtlaCom-1, Gxiba 1 y misiones como Colmena, entre muchos otros proyectos. Hoy, México depende casi enteramente de tecnología extranjera (Morelos, Solidaridad, Satmex y MexSat) para sus telecomunicaciones estratégicas y seguridad nacional.
- Fuga de cerebros: Al no celebrar ni fomentar estos logros, el gobierno actual envía un mensaje claro a la juventud mexicana: aquí no hay futuro en el espacio. Esto alimenta la fuga de talentos hacia la NASA, ESA, JAXA o empresas privadas como SpaceX, Blue Origin, etc.
- Simulación: Mantener una AEM sin presupuesto para proyectos reales es una simulación. Celebrar el pasado sin invertir en el futuro es futilidad. Pero ni siquiera se celebra el pasado, como ocurre en este 40 aniversario, lo cual es simplemente negligencia.
Ignorar el 26 de noviembre de 1985 es borrar una página de éxito en la historia de México (algo similar al destino de los órganos autónomos). En el sector espacial, como en muchos otros, el gobierno mexicano le sale debiendo a la comunidad científica y a la sociedad en general; se trata de rendir cuentas. ¿Dónde están el “fortalecimiento” de la AEM y el tan anunciado programa espacial mexicano? ¿Dónde está el relevo generacional del Dr. Neri Vela?. El silencio en este aniversario resuena más fuerte que el despegue del Atlantis hace 40 años, y tristemente, nos dice que, para la administración actual, el cielo no es el límite, sino algo que ni siquiera vale la pena mirar; porque simplemente el hito científico (STS-61 B) no cupo en la narrativa oficial. Ni ceremonia, ni recuerdo, el triste 40 aniversario del primer mexicano en el espacio, ignora cuatro décadas de una épica historia espacial mexicana.
En la presentación del documental, el Dr. Neri Vela, enfatizó en dos realidades lapidarias: La fuga de cerebros “México regala su talento al mundo”, y “un país sin educación, ciencia y tecnología espacial no tiene futuro, ni inspiración para los jóvenes”. Con sobrada razón el Dr. Neri Vela también destacó que sólo él ha sido la voz crítica que ha cuestionado al gobierno sobre la realidad del sector espacial en la actual administración.
Hace 40 años, México contuvo el aliento cuando un mexicano nos devolvió la capacidad de mirar hacia el espacio exterior con esperanza, el Dr. Rodolfo Neri Vela despegó, llevando nuestra bandera y nuestros sueños a la órbita terrestre; un hito monumental, la prueba fehaciente de que la ciencia mexicana puede alcanzar niveles globales. Hoy, en el 40 aniversario de este hecho histórico, el silencio oficial es ensordecedor. No hay ceremonias, no hay menciones en la agenda pública, no hay un digno reconocimiento del Estado a quien abrió el camino a México en este sector estratégico. Es lamentable que un logro de tal magnitud haya pasado completamente desapercibido para la administración actual. La memoria histórica no debería tener colores partidistas ni caducidad. Si las instituciones deciden olvidar, nosotros sociedad civil organizada y academia decidimos recordar. Gracias, Dr. Rodolfo Neri Vela, por demostrarnos que el cielo no es el límite. México jamás olvida su viaje a las estrellas, por el contrario, redobla esfuerzos, ingenio y creatividad para llevar a todo el país al espacio, porque contamos con sobrada capacidad, que lamentablemente a otros les falta.
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