
El futuro de la nueva carrera espacial (NCE) es un panorama complejo y dinámico, muy diferente al de la Guerra Fría. Si la primera carrera espacial fue una competencia entre superpotencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) por la superioridad tecnológica y geopolítica, la actual es una competencia – colaboración global que involucra a múltiples actores: naciones, empresas privadas e incluso consorcios internacionales, en principio, en el resurgimiento de la exploración lunar. La Luna dejará de ser un simple destino para convertirse en una plataforma de lanzamiento y un campo de pruebas para misiones más ambiciosas. Aunque la Luna es el primer paso, el siguiente paso es Marte, por lo que varias naciones y empresas privadas tienen planes a largo plazo para misiones tripuladas al planeta rojo. El viaje a Marte presenta enormes desafíos científicos y tecnológicos, como la exposición a la radiación cósmica, la duración del viaje (meses) y la necesidad de sistemas de soporte vital cerrados y autónomos. Actualmente, se exploran tecnologías avanzadas en sistemas de propulsión nuclear, además de la eléctrica (plasma) y la química para reducir el tiempo de viaje.
La NCE se define por una competencia entre potencias y empresas privadas para desarrollar tecnologías que hagan el acceso al espacio más económico y sostenible. El corazón de esta revolución son los motores de los cohetes. A continuación, se presenta un análisis de los costos, beneficios y perspectivas de los principales actores en los Estados Unidos, Europa y Asia, utilizando información disponible en los sitios oficiales de las agencias y empresas espaciales involucradas.
Estados Unidos
SpaceX:
Motores: El motor Merlin propulsa el cohete Falcon 9 y el Falcon Heavy, que está compuesto por tres núcleos reutilizables de nueve motores, cuyos 27 motores Merlin generan juntos más de 5 millones de libras de empuje y usa queroseno de grado cohete refrigerado (RP-1) y oxígeno líquido. El motor Raptor, que usa metano y oxígeno líquidos, es el motor del sistema Starship.
Costo y beneficios:
Falcon 9 (Motor Merlin): La reutilización de la primera etapa del cohete ha reducido drásticamente los costos por lanzamiento, pasando de cientos de millones de dólares a decenas de millones. Un lanzamiento del Falcon 9 puede costar entre $56M y $62M (reutilizable vs. desechable), mientras que se busca reducir este costo aún más.
Starship (Motor Raptor): La visión de SpaceX es la reutilización completa y rápida de su vehículo, lo que podría llevar el costo de un lanzamiento a solo $10M o incluso menos. El uso de metano como propulsor es clave, ya que es más fácil de producir en Marte (a través de la reacción de Sabatier) que el queroseno, un beneficio crucial para las misiones interplanetarias. El motor Raptor es más potente y eficiente que el Merlin y está diseñado para un aterrizaje vertical controlado.
Perspectivas en la NCE: SpaceX es el líder indiscutible en la reducción de costos y la reutilización. La nave Starship, diseñada para ser completamente reutilizable, es la pieza central de la visión de Elon Musk para la colonización de Marte. La Starship también ha sido seleccionada por la NASA como el sistema de aterrizaje lunar para las misiones Artemis, lo que lo convierte en un actor clave en el retorno a la Luna. El diseño modular del Vulcan Centaur (ULA) permite actualizaciones con propulsores de cohetes sólidos (SRB) adicionales, mejorando potencialmente sus capacidades de carga útil, aunque no se espera que alcance el nivel de rendimiento del Falcon Heavy.
Blue Origin:
Motores: El motor BE-3 de hidrógeno y oxígeno líquidos se usa en el cohete suborbital New Shepard. El motor BE-4, que utiliza metano y oxígeno líquidos, está diseñado para el cohete orbital New Glenn.
Costo y beneficios:
Reutilización: Blue Origin se enfoca en la reutilización de sus vehículos, lo que promete una reducción significativa de costos a largo plazo. La compañía ha demostrado vuelos suborbitales exitosos y el aterrizaje vertical del New Shepard.
Contratos gubernamentales: El contrato de $3.4 mil millones de la NASA para su módulo lunar “Blue Moon” es un gran impulso para la empresa, demostrando que el financiamiento público acelera el desarrollo.
Perspectivas en la NCE: Blue Origin es un competidor serio de SpaceX, aunque con un ritmo de desarrollo más lento. Su motor BE-4, también a base de metano, lo posiciona para misiones a la Luna y Marte. El cohete New Glenn, con su capacidad para llevar grandes cargas, será vital para la construcción de infraestructuras en el espacio, incluyendo una base lunar.
Rocket Lab:
Motores: El motor Rutherford, utilizado en el cohete Electron, y el motor Archimedes, en desarrollo para el cohete Neutron.
Costo y beneficios:
Electron (Motor Rutherford): Se especializa en el mercado de pequeños satélites. El uso de la impresión 3D en la fabricación de sus motores y el uso de baterías para las turbobombas han permitido una producción rápida y asequible, aunque el cohete Electron es desechable.
Neutron (Motor Archimedes): Rocket Lab busca competir con el Falcon 9 en el mercado de lanzamientos de carga media, y el cohete Neutron será parcialmente reutilizable.
Perspectivas en la NCE: Rocket Lab se ha consolidado como líder en el mercado de lanzamientos de satélites pequeños. Con el desarrollo del cohete Neutron, busca ampliar su alcance y participar en misiones más grandes, como las de reabastecimiento lunar. Su enfoque en la fabricación de bajo costo y la reutilización parcial le da una ventaja competitiva.
Europa
ArianeGroup (ESA):
Motores: La familia de cohetes Ariane ha utilizado varios motores, destacando el Vulcain 2 del Ariane 5 y el nuevo Vulcain 2.1 para el Ariane 6. La nueva generación de motores es el Prometheus (que utiliza metano-oxígeno).
Costo y beneficios:
Ariane 6 (Motores Vulcain 2.1 y Vinci): El objetivo principal es reducir a la mitad el costo de lanzamiento en comparación con el Ariane 5. Sin embargo, el cohete Ariane 6 es desechable, lo que lo pone en desventaja frente a sus competidores reutilizables de EE. UU.
Prometheus: Este motor es el gran avance de Europa en la carrera por la reutilización. Se busca que su costo de producción sea una décima parte del motor Vulcain 2, gracias al uso extensivo de la impresión 3D.
Perspectivas en la NCE: Europa ha perdido su ventaja competitiva debido a la tardanza en adoptar la tecnología de reutilización. El cohete Ariane 6 es un paso intermedio para mantener el acceso autónomo de Europa al espacio. La verdadera apuesta europea para la Luna y Marte es el motor Prometheus y el futuro lanzador reutilizable Themis, que buscan poner a Europa al mismo nivel que SpaceX y Blue Origin.
Asia
China (CNSA):
La Administración Nacional China del Espacio (CNSA), con un programa espacial ambicioso basa sus expectativas en los siguientes vehículos de lanzamiento y motores.
Motores: China utiliza una variedad de motores, principalmente basados en el queroseno y el oxígeno líquido para sus cohetes Long March. Están desarrollando motores de metano para sus futuros vehículos reutilizables.
Costo y Beneficios:
Inversión gubernamental: La industria espacial china está fuertemente financiada por el estado, lo que le permite desarrollar tecnologías avanzadas a gran escala.
Rápido desarrollo: China está invirtiendo en motores reutilizables y ha demostrado avances significativos en el aterrizaje de prototipos y también está explorando la propulsión nuclear.
Perspectivas en la NCE: China es un serio competidor y un actor principal en la NCE. Tiene una estrategia clara para la exploración lunar y de Marte, con el objetivo de establecer una base lunar y enviar misiones tripuladas a Marte. Su rápida inversión en tecnologías de reutilización y sus proyectos de misiones tripuladas demuestran un compromiso a largo plazo que lo posiciona como uno de los líderes espaciales.
India (ISRO)
La India, a través de su agencia espacial Indian Space Research Organization (ISRO), ha logrado un notable avance en el acceso autónomo al espacio. Sus motores y vehículos de lanzamiento se basan en una tecnología probada y desarrollada localmente, lo que le ha permitido alcanzar hitos significativos a un costo muy bajo en comparación con sus contrapartes globales.
Motor VIKAS: El corazón de los cohetes indios
Origen y tecnología: El motor VIKAS (VIKram Ambalal Sarabhai), de combustible líquido, es el pilar de los lanzadores indios. Su diseño se basa en el motor Viking de la empresa francesa SEP (Société Européenne de Propulsion), predecesora de ArianeGroup. La transferencia de tecnología a la India ocurrió entre 1980 y 1986, lo que permitió a la ISRO dominar la propulsión de motores criogénicos. La ISRO ha realizado importantes mejoras en el diseño original del Viking, haciéndolo más eficiente y adaptándolo a sus necesidades.
Costos y beneficios: La fabricación local del motor VIKAS ha permitido a la India mantener los costos de lanzamiento extremadamente bajos. Esta eficiencia de costos se ha traducido en misiones de éxito, como la misión a Marte Mangalyaan, la misión a la Luna Chandrayaan-3, y el lanzamiento de satélites comerciales a precios competitivos. La confiabilidad del motor VIKAS es un activo crucial para la ISRO, ya que reduce los riesgos y los costos asociados con el desarrollo de nuevos motores.
Vehículos de lanzamiento que utilizan el motor VIKAS
El motor VIKAS es una pieza fundamental en las etapas de combustible líquido de los principales vehículos de lanzamiento de la India:
Vehículo de Lanzamiento de Satélites Polares (PSLV): Conocido por su alta fiabilidad y versatilidad. El PSLV es un caballo de batalla que ha lanzado un número récord de satélites, incluyendo la misión Mangalyaan a Marte. La segunda etapa del PSLV utiliza un solo motor VIKAS.
Vehículo de Lanzamiento de Satélites Geosincrónicos (GSLV): El GSLV es un lanzador de tres etapas diseñado para colocar satélites en órbitas más altas. La segunda etapa del GSLV utiliza un solo motor VIKAS, mientras que los GSLV Mk-II tienen un motor cryo-engine en la tercera etapa, desarrollado por la India.
Vehículo de Lanzamiento de Satélites Geosincrónicos Mk-III (LVM3): Este es el lanzador más pesado y potente de la India. El LVM3, utilizado en la misión Chandrayaan-3, tiene su primera etapa de combustible líquido compuesta por dos motores VIKAS que actúan como propulsores laterales. Es el cohete clave de la India para futuras misiones lunares y la misión tripulada Gaganyaan.
Perspectivas en la NCE:
Fortalezas: La India tiene una ventaja única en la carrera espacial debido a su eficiencia en costos y su enfoque en la tecnología local. Con misiones a la Luna y a Marte ya realizadas con éxito, la ISRO ha demostrado su capacidad para competir con las agencias espaciales más grandes. El motor VIKAS, aunque basado en una tecnología de los años 80, ha sido optimizado y modernizado para ser altamente eficiente y fiable.
Desafíos: A diferencia de SpaceX y Blue Origin, la ISRO no ha hecho avances significativos en la reutilización de cohetes, lo que podría limitar su competitividad a largo plazo frente a los lanzadores reutilizables. La India también se enfrenta a la necesidad de desarrollar motores más potentes para misiones de carga pesada y misiones tripuladas más complejas, como la futura misión a la Luna Chandrayaan-4.
Futuro: La ISRO se está centrando en el desarrollo de motores más potentes y eficientes, así como en tecnologías de propulsión de próxima generación. El motor criogénico indio CE-20, utilizado en la etapa superior del LVM3, es un paso clave hacia este futuro. La capacidad de la India para mantener bajos los costos y el éxito de sus misiones recientes, como el alunizaje del Chandrayaan-3 en el polo sur lunar, la posicionan como un actor crucial en la exploración de la Luna y Marte.
Rusia (Roscosmos):
Motores: Rusia es conocida por sus motores de cohetes de queroseno y oxígeno líquido, como el RD-180 (utilizado en el cohete Atlas V de EE. UU.) y el RD-191 para los cohetes Angara.
Costo y Beneficios:
Potencia y fiabilidad: Los motores rusos son reconocidos por su fiabilidad y alta potencia. Sin embargo, el enfoque ruso ha sido en motores desechables, no en la reutilización.
Perspectivas en la NCE: A pesar de su legado histórico, la industria espacial rusa enfrenta serios desafíos financieros y tecnológicos agudizados por el costo de la invasión a Ucrania. Ha perdido relevancia en el mercado de lanzamientos comerciales, que ha sido dominado por empresas como SpaceX. La colaboración con la Estación Espacial Internacional (EEI) ha sido un pilar, pero su futuro es incierto. Rusia se ha enfocado en desarrollar cohetes de próxima generación como el Angara, pero aún no ha adoptado de manera significativa la reutilización, lo que limita su competitividad a largo plazo.
Conclusiones y perspectivas futuras
Reutilización como factor clave: La principal ventaja competitiva en la nueva carrera espacial es la capacidad de reutilizar vehículos de lanzamiento y motores. Empresas como SpaceX y Blue Origin están liderando este cambio, mientras que Europa y China se esfuerzan por ponerse al día.
Propulsores del futuro: La combinación de metano y oxígeno líquidos (Metano/LOX) se perfila como el estándar para las misiones interplanetarias. Su eficiencia, bajo costo y la capacidad de producirlo “in situ” en Marte lo convierten en la opción preferida para la exploración del espacio profundo en largas distancias.
Estrategias divergentes:
- UU. (SpaceX y Blue Origin): Lideran el mercado con una clara apuesta por la reutilización completa, el metano como combustible y la ambición de colonizar la Luna y Marte.
Europa (ArianeGroup): Se encuentra en una fase de transición. El Ariane 6 es una solución provisional, y el futuro se centra en el motor Prometheus y el lanzador Themis para recuperar la competitividad.
China (CNSA): Emerge como un gran poder con una estrategia de inversión masiva y un rápido desarrollo de tecnologías clave, incluyendo la reutilización y la propulsión nuclear, con metas claras para la Luna y Marte.
India (ISRO): Compite en la carrera espacial con base en su eficiencia en costos y tecnología local, con misiones exitosas a la Luna y a Marte, pero con poco avance en la reutilización de sus cohetes.
Rusia (Roscosmos): Se mantiene con tecnologías probadas pero desechables, lo que limita su capacidad para competir en costos.
En materia de propulsores, el futuro de los viajes interplanetarios probablemente no dependerá de una sola tecnología, sino de un enfoque complementario híbrido. Las tecnologías de propulsión no son excluyentes, sino complementarias. Cada una tiene fortalezas y debilidades que las hacen adecuadas para diferentes fases de una misión interplanetaria. La propulsión química es ideal para las etapas de alto empuje inicial, mientras que la propulsión eléctrica o de plasma y la fusión nuclear tendrán un mejor desempeño para la aceleración sostenida en el espacio profundo.
Lanzamiento (Propulsión química): Un cohete de propulsión química, como un Falcon Heavy o un cohete del sistema Starship, lanzaría la nave desde la Tierra.
Viaje al espacio profundo (Propulsión eléctrica/fusión): Una vez en el espacio, se encenderían los motores de plasma o, en un futuro, un motor de fusión nuclear para la fase de crucero. Estos motores acelerarían la nave constantemente, logrando velocidades que la propulsión química no podría alcanzar sin una cantidad de combustible prohibitiva.
Maniobras finales (Propulsión química/híbrida): Al llegar al destino, se podría usar un sistema de propulsión química para las maniobras de inserción orbital y aterrizaje, o bien, si la tecnología lo permite, un sistema de propulsión de fusión nuclear que también genere suficiente empuje para la desaceleración final.
En suma, la NCE está dominada por la innovación de las empresas privadas de EE. UU., con SpaceX a la cabeza. Sin embargo, la entrada de China con un fuerte respaldo gubernamental y los esfuerzos de Europa por modernizarse prometen una competencia global intensa que impulsará la exploración humana hacia la Luna y Marte a un ritmo sin precedentes.
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