La semana pasada estuvimos hablando sobre como la aviación ha transformado su enfoque de seguridad operacional, pasando de reaccionar ante accidentes a prevenirlos, mediante una cultura organizacional sólida. La segunda enmienda al Anexo 19 de la OACI (aplicable a partir del cuarto cuatrimestre de 2026) exige que las empresas aeronáuticas no solo implementen Sistemas de Gestión de Seguridad (SMS), sino que “cultiven activamente una cultura de seguridad operacional positiva” reconociendo que los sistemas por sí solos no garantizan operaciones seguras sin el compromiso humano.
Habiendo establecido los fundamentos conceptuales y los nueve factores impulsores de una cultura de seguridad positiva en la primera parte de este artículo, surge ahora el desafío práctico de cómo las empresas “pueden efectivamente medir, evaluar y mejorar estos elementos culturales en sus operaciones diarias”.
La medición de algo “tan aparentemente intangible” como la cultura organizacional requiere metodologías específicas, herramientas analíticas sofisticadas y un enfoque sistemático que permita no solo capturar el estado actual, sino también rastrear el progreso a lo largo del tiempo y demostrar el cumplimiento con las nuevas disposiciones del Anexo 19.
Es por ello que vamos a analizar detalladamente las metodologías propuestas por IATA para esta evaluación cultural, incluyendo el diseño de instrumentos de medición, la implementación de encuestas organizacionales, el análisis de resultados y, crucialmente, cómo traducir estos hallazgos en planes de acción concretos que generen una mejora sostenible en la cultura de seguridad aeronáutica.
Metodología para Medir la Cultura de Seguridad
El documento de IATA reconoce que, aunque “la cultura puede parecer abstracta, es posible y necesario medirla para poder mejorarla”. La metodología propuesta comienza con el desarrollo de declaraciones específicas que evalúen cada uno de los nueve factores impulsores, así como la percepción general de seguridad en la organización.
La preguntas o declaraciones deben ser claras, sin ambigüedades y fáciles de responder. Deben diseñarse para profundizar en las percepciones subyacentes del personal, permitiendo una comprensión real de lo que los empleados piensan y sienten. Es crucial considerar las diferencias culturales y lingüísticas, proporcionando encuestas en los idiomas nativos de los participantes para garantizar una comprensión completa y respuestas precisas.
La selección de las herramientas de encuesta es un factor crítico, ya que debe garantizar el anonimato completo para fomentar respuestas honestas, especialmente en temas sensibles. Asimismo, las herramientas deben ser lo suficientemente sofisticadas para proteger los datos personales y cumplir con las regulaciones de privacidad aplicables, mientras proporciona análisis significativos de los resultados.
Un aspecto fundamental para que opere, es la inclusión de todos los niveles de la organización, incluido el personal de tierra, que puede no tener acceso regular a computadoras. Aunque esto puede requerir inversión adicional en estaciones de encuesta dedicadas o métodos alternativos de recolección de datos, la perspectiva de estos empleados es invaluable para obtener una imagen completa de la cultura de seguridad.
Como mencionaba, la medición efectiva de la cultura de seguridad requiere una combinación cuidadosamente seleccionada de herramientas analíticas que se alineen con las capacidades, necesidades y contexto específico de cada empresa. Mientras que las herramientas avanzadas ofrecen capacidades poderosas, su valor real se realiza solo cuando se implementan como parte de un programa integral de gestión de cultura que incluye liderazgo comprometido, comunicación efectiva y acción sostenida sobre los hallazgos.
El futuro de la analítica de cultura de seguridad probablemente verá mayor integración de inteligencia artificial, análisis en tiempo real y capacidades predictivas avanzadas. Las compañías que inviertan ahora en construir capacidades analíticas sólidas estarán mejor posicionadas para mantener y mejorar su cultura de seguridad en un entorno operacional cada vez más complejo y desafiante.
Implementación y Comunicación
El éxito de una evaluación de “cultura de seguridad” depende en gran medida de una campaña de comunicación integral. Esto debe comenzar con comunicaciones de la alta dirección y la gerencia de línea que demuestren el compromiso organizacional con el proceso y su importancia.
La campaña debe explicar claramente a los empleados el propósito de la evaluación, cómo se utilizarán los resultados, y las garantías de anonimato. Durante el período de la encuesta, se necesitarán comunicaciones de recordatorio para fomentar la participación máxima y, por lo tanto, resultados representativos.
Es esencial que la compañía esté preparada para actuar sobre los resultados. La credibilidad del proceso depende de que los empleados vean acciones concretas basadas en sus aportes. Esto requiere un plan de acción detallado que identifique qué se debe hacer, quién es responsable, qué recursos se necesitan, qué partes interesadas deben participar y cuál es el cronograma de implementación.
Análisis y Benchmarking
El análisis de los resultados debe ir más allá de simples promedios. Las herramientas analíticas sofisticadas pueden identificar tendencias, diferencias entre grupos demográficos o ubicaciones, y correlaciones con datos del SMS. Esta integración con el SMS es particularmente valiosa, ya que puede revelar cómo la cultura de seguridad impacta directamente en los resultados de seguridad medibles.
Un aspecto único del marco de la IATA es la posibilidad de benchmarking contra pares de la industria. Esto permite a las organizaciones entender no solo su estado absoluto, sino también su posición relativa en áreas específicas. Este contexto es invaluable para identificar si los desafíos son únicos de la organización o reflejan tendencias más amplias de la industria influenciadas por factores geográficos, culturales o económicos.
El Papel del Liderazgo en la Transformación Cultural
El documento que estamos analizando “Creando una cultura de seguridad operacional positiva” enfatiza que el liderazgo es esencial para construir y mantener una cultura de seguridad sólida. Los líderes establecen el tono para toda la organización a través de sus acciones, decisiones y comunicaciones consistentes. Cuando los líderes integran la seguridad en las operaciones diarias y los valores fundamentales, proporcionan los recursos y la capacitación adecuados, y fomentan el diálogo abierto, empoderan a los empleados para que asuman la responsabilidad de la seguridad.
Este liderazgo activo genera confianza, responsabilidad y mejora continua. La Iniciativa de Liderazgo en Seguridad de IATA proporciona recursos adicionales sobre cómo el liderazgo impulsa el desempeño en seguridad, reconociendo que, sin un liderazgo comprometido, incluso las mejores intenciones y sistemas pueden fracasar.
Beneficios “más allá” del Cumplimiento
Aunque el cumplimiento con el Anexo 19 es un impulso importante, el documento destaca múltiples beneficios adicionales de una cultura de seguridad positiva, por ejemplo:
- Una cultura sólida puede influir positivamente en la percepción de pasajeros y clientes, convirtiéndose en una ventaja competitiva.
- Puede facilitar negociaciones con compañías de seguros, potencialmente reduciendo primas u obteniendo participación financiera en iniciativas de seguridad.
Pero, más importante aún, una cultura de seguridad positiva respalda el reporte abierto y una cultura de aprendizaje, facilita la gestión efectiva de riesgos de seguridad y crea compromiso de los empleados basado en la confianza. Actúa como un habilitador esencial para el éxito empresarial sostenible, demostrando que la seguridad no es un costo sino una inversión en la viabilidad a largo plazo de la organización.
El documento que hemos estado analizando de la IATA, propone “las mejores prácticas presentadas” y proporcionan una hoja de ruta clara para las empresas que buscan desarrollar una cultura de seguridad operacional positiva alineada con las recomendaciones del Anexo 19 de la OACI. El enfoque integral que abarca aspectos psicológicos, conductuales y situacionales, combinado con una metodología robusta de medición y mejora continua, ofrece un camino práctico hacia la excelencia en seguridad.
La implementación exitosa requiere de un compromiso sostenido en todos los niveles de la compañía, inversión en herramientas y procesos apropiados, y la voluntad de actuar sobre los hallazgos de las evaluaciones. Las empresas que abrasen este desafío no solo cumplirán con los requisitos regulatorios, sino que construirán una ventaja competitiva sostenible basada en operaciones más seguras, empleados más comprometidos y una reputación mejorada.
A medida que la industria de la aviación continúa evolucionando y enfrentando nuevos desafíos, una cultura de seguridad positiva proporciona la resiliencia y adaptabilidad necesarias para mantener los más altos estándares de seguridad. El marco proporcionado por IATA no es solo una herramienta de cumplimiento, sino un catalizador para la transformación organizacional que beneficia a todos los stakeholders, empleados, clientes, reguladores y los pasajeros y sociedad en general.
La seguridad verdaderamente es inherente al negocio de la aviación, y con las herramientas y el compromiso adecuados, la cultura que la sustenta puede medirse, mejorarse y convertirse en una fuente de orgullo y excelencia organizacional. El momento de actuar para las organizaciones es ahora, antes de que los requisitos entren en vigor, posicionando a aquellas compañías que sean proactivas como líderes en la nueva era de la gestión de seguridad aeronáutica.
¡Hasta el próximo vuelo!
Era Calderón
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