
No todo son malas noticias. En un sector tantas veces golpeado por la turbulencia política, la falta de claridad regulatoria y los embates de aeropuertos a medio llenar, hay una parte de la aviación mexicana que sigue demostrando que el talento, la visión y el enfoque pueden más: nuestras aerolíneas.
En días recientes, las señales han sido claras. Volaris, al mando de ENRIQUE BELTRANENA MEJICANO, con su emblemático avión de Superman y una estrategia agresiva de rutas punto a punto, ha reforzado su presencia en ciudades intermedias como Ontario y Morelia, apostando por destinos que hasta hace poco parecían olvidados por la conectividad aérea.
Por su parte, Vivaaerobus, bajo la dirección de JUAN CARLOS ZUAZUA, no solo ha mantenido niveles de ocupación por encima del noventa por ciento, sino que en junio reportó un incremento del seis punto uno por ciento en su tráfico de pasajeros.
Además, ha logrado lo que pocas aerolíneas en el mundo: mantener tarifas bajas sin comprometer la operación.
“Queremos que volar deje de ser un lujo y se vuelva un derecho”, afirman los directivos de la firma.
Aeroméxico, capitaneada por ANDRÉS CONESA LABASTIDA, defiende con tenacidad su alianza con Delta y ha demostrado que su ADN de línea bandera sigue intacto.
Recuperó frecuencias clave, renovó parte de su flota con aviones de última generación y mantiene su enfoque en la experiencia del pasajero premium, sin perder competitividad en el mercado.
Hace apenas unos días, entre café y café en el Aeropuerto Internacional de Monterrey, sostuvimos una charla con un experimentado comandante, cuatro barras y hasta estrella.
Hablamos de cómo las aerolíneas mexicanas están retomando protagonismo en el continente. Y fue inevitable voltear a ver el aeropuerto regio: con nuevas salas, procesos automatizados y visión internacional, el Aeropuerto de Monterrey se está modernizando a niveles de altos vuelos. El norte marca la pauta.
Lo más relevante: las aerolíneas mexicanas están generando empleos, capacitando jóvenes, atrayendo inversiones y manteniendo vivo el espíritu de una industria que, durante décadas, ha sido símbolo de progreso.
En un entorno donde sobran los obstáculos —trabas institucionales, decisiones unilaterales, aeropuertos saturados o mal planeados—, son las aerolíneas mexicanas, a cargo de CIVILES, las que hoy dan una lección de resiliencia.
No por decreto, sino por estrategia.No por imposición, sino por enfoque empresarial.
El cielo mexicano aún tiene quien lo defienda.
¡Queda dicho!
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